Opinar sobre Paquito Navarro, a quién conozco desde que era apenas un niño muy pequeño, es un tema complejo para mí. Lo aprecio, y me cuesta ser benévolo con alguien cuando tengo un sentimiento similar. Le exigiré más que a los demás. Mi pregunta hacia finales del año 2014 era si era conveniente seguir con el plan de jugar con Matías Díaz (un proyecto ilusionante sin dudas) o era mejor intentar jugar con Maxi Grabiel (una química certera con resultados a la vista) que ya nos habían regalado dos campeonatos. Ya se había llegado a un acuerdo entre Paquito y Matías.
La unión con Maxi provino de la disolución de las parejas con Adrián Allemandi y con Cristian Gutierrez, respectivamente. Aunque en este caso, fue Miguel quién no quiso continuar con Maxi y la ruptura fue inmediata. Por lo que Adrián comenzaría a jugar con Miguel, y Paquito jugaría el resto de torneos del 2.014 con Maxi, hasta que en el 2015 Matías (y Matías continuaría jugando con Cris en el 2014) jugara finalmente con Paquito.
Paquito siempre ha destacado. En todas las categorías donde ha jugado, ha ganado. Ha ido evolucionando en todas las facetas del juego. Aunque para mi gusto en particular, un poco por detrás de lo que se le había indicado o de lo que era menester. Siempre se le ha ubicado como el «futuro número 1» del mundo por parte del público español, ávido de esta conquista. Lejos no está. Al contrario, hace solo unas semanas se ubicaba por detrás del ranking de Fernando Belasteguin y Juan Martín Díaz. Es decir, llegaba a ser el número 3 del World Pádel Tour, lo equivale a decir el número 3 del mundo. Ahora está a solo un puñado de puntos de Pablito Lima.
Cada paso, cada escalón, será más duro, más difícil, más pesado y más complicado llegar. No llegará por sí solo, necesita una pareja que lo acompañe en tal desafío. Matías es un compañero brillante. Número 1 en Argentina con Vila, jugador de grandes parejas formadas junto a los mejores del revés del circuito (Bebe Auguste, Miguel Lamperti y Cristian Gutiérrez). Matías eligió la juventud del sevillano para no desgastarse tanto en los torneos por el mayor cansancio que le llevaba jugar con Cris. Un paréntesis para decir lo sensacional de esta última pareja, con cambios de estrategias constantes, lucha sin cuartel como corresponde a dos gladiadores y con muy buenos resultados. El guerrero de Buenos Aires es un compañero genial para Paquito. Por jerarquía, por experiencia y por ambición en el proyecto. Los resultados son muy buenos.
· Master Barcelona: Campeones. Ganan por abandono de Lima y Belasteguin con set iguales. La final la ganan a Capra y David Gutiérrez.
· Open San Fernando: Finalistas. Pierden contra Willy Lahoz y Bela en 2 sets. Ganan a Juan Martín y Juani Mieres en semis.
· Open La Palma: Finalistas. Pierden contra Willy y Bela en 2 sets. Ganan a Juan Martín y Juani Mieres.
· Open Río Gallegos (Argentina): Semifinalistas. Pierden contra Pablito y Bela en 3 sets.
· Open Valladolid: Finalistas. Pierden la final contra Pablito y Bela en 3 sets ajustadísimos, todos en el tie break.
· Open Mallorca: Semifinalistas. Pierden en semis contra Juan Martín y Maxi en dos sets.
· Master Málaga: Semifinalistas. Pierden en semis contra Pablito y Bela en 2 sets.
· Open La Nucía: Pierden en semis contra Juan Martín y Maxi en tres sets (en el tie break del tercero).
En resumen, 1 torneo campeones, 3 torneos finalistas, 4 torneos semifinalistas. No está nada mal, ¿verdad?
Sin embargo, en el momento de dar un paso al frente no han podido darlo. Pierden dos, contra Willy Lahoz y Bela, en dos sets ambas finales. Aunque ganan a Juan Martín y Juani, a priori era la pareja número 2. En Argentina pierden en semis contra Pablito y Bela en 3 sets y sigue siendo un muy buen resultado. Lo mejoran en Valladolid perdiendo en la final, en 3 sets, pero 3 tie breaks. Es decir estuvieron a dos pelotas de ganar. Tanto en Mallorca como en Málaga, pierden en 2 sets con dos parejas que están por encima en el ranking. Eso no creo que moleste. Lo que si chirría un poco es la manera.
El resultado puede estar dentro de la lógica. Pero no me gustó ver una cara de Paquito, que ya parecía olvidada, de cuando no le salen las cosas. O lo que es peor, de cuando Matías se equivocaba o lo vendía. Matías es el jugador que todos los entrenadores quisiéramos tener. Sus virtudes son cuantiosas por apenas algún que otro error que comete. Su lucha innegable durante todo el partido, su obediencia estratégica, su defensa tipo calcio del mejor fútbol italiano, su sabiduría conceptual, su mejora con el correr de los años, su mantenimiento entre las mejores parejas del circuito profesional a pesar de haber cambiado de compañero y muchísimas otras que no todo el mundo ve, lo convierten en el jugador número 5 del mundo a sus casi 37 años. A mi juicio, y por el conocimiento que tengo sobre Mati por haberlo visto en cientos de partidos, comete el error de encerrarse en sí mismo y castigarse por un mísero fallo. Quizás su compañero, no lo digo sólo por Paquito, con todos sus compañeros le ha ocurrido, arriesga más, falla más, pero él se fustiga por un simple fallo.
Ya es hora que asuma que eso puede ocurrir. Que este juego consiste en fallar poco, pero que es imposible no fallar. Lo digo porque esto pareciera aplastarlo por el peso cuando en realidad debería tomarlo como un simple error. En este aspecto Paquito debería ayudarlo un poco. En ese momento necesita un mimo y no una carita. Prefiero que le dé un abrazo a que le acerque la pala para chocar. Estamos hilando tan fino que es probable que cometa errores, yo también. Pero así lo veo y así lo comento. No hace falta aclarar que mis conceptos son vertidos con el mayor de los respetos hacia estos genios de un deporte tan apreciado por mí. También, por supuesto, con el mayor de los cariños hacia estas personas que sigo desde que pisaron los cuadros de profesionales.
Habría que aumentar la dosis de solidez y de química en esta pareja. En uno de los últimos partidos que ganaron en 3 sets, con set arriba, saque con 30/15 en el séptimo juego, Paquito intenta sacar una bola por la puerta con un lujo que a priori parecía innecesario. Esa bola trajo el 30/30 y luego el quiebre y la pérdida del set. Aunque luego lo ganaron en el tercero, el desgaste me parece innecesario. Entiendo perfectamente la pasión y el gusto que le brinda Paquito a su propio juego, y al público sobre todo, hacer este tipo de jugadas. Están en su sangre. Tienen su sello. Es el alimento de decenas de webs que sólo se dedican a vanagloriar jugadas con mucha repercusión. Por decirlo de otra manera, la gente cree que el padel es hacer una dormilona, sacarla por la puerta o por 3, tirar una gran willy, hacer un espejito saliendo de la pista o golpeando a la bola por entre las piernas contrapared. Les aseguro que cualquiera puede ganar un partido sin utilizar alguna de esas jugadas.
Queda mucho padel. Muchos torneos. Esperemos verlos en más situaciones, con lujos o sin ellos, en los tramos finales de las competencias del World Padel Tour.