Hace más de un mes aproximadamente, Adrián Allemandi se puso en contacto con Elisa Gordo, la coordinadora de la Liga Femenina Padelazo. Le propuso hacer un clínic con las chicas de la liga. En menos de 2 horas ya había hasta lista de espera y se fijó la fecha para el 3 de noviembre, pero la mala suerte quiso que cayese un chaparrón horroroso, con lo que tuvimos que aplazarlo para el 11 de noviembre. Ese fin de semana era la prueba de Pádel Pro Tour de Valencia, y Allemandi alcanzó su segunda final de la temporada, por lo que tuvimos que volver a posponerlo. ¡Olé por él!
Por fín, un 2 de diciembre, con un frío que desafiaba nuestras camisetas tipo nadadoras, especialmente hechas para este día, pudimos hacer el esperado clínic.
El día anterior llegaba nuestro anfitrión, una cenita ligera y a la cama que al día siguiente lidiaba con la Liga Femenina Padelazo y eso, os aseguro que no es fácil, como dice T. H, Por la liga, ma-to. El escenario fue el Centro Deportivo El Cónsul que, además, tenía torneo ese fin de semana.

Ver a un jugador de la pareja número seis del PPT paseando con un montón de chicas todas vestidas iguales fue todo un show. Generó una gran expectación. La gente no paró de mirar y de hacerse fotos con él pero… nosotras éramos las que íbamos de su brazo. Primero, photocall. Buena sesión de fotos para tener luego de recuerdo, y como nosotras ya nos las sabemos todas, las fotos las hacemos primero, antes de despeinarnos y perder el look que, para ese día, estaba estudiado. Camiseta con el logo de la liga y serigrafiada con el nombre de cada una y falda de estrellas de a40º a juego. Nos falta la chaqueta que ya estamos en ello, y el miércoles 5 de diciembre, fiestón para recoger la equipación oficial (otro día os contaré como se equipa una liga de pádel que para eso necesito un reportaje entero en La Alfombra Verde.
El primer turno del clínic, a las 10 de la mañana, con dos pistas para nosotras, 4 chicas de partido en una pista y 4 con nuestro personal coach por un día en la otra. Al principio, una pequeña charla, explicación de algún golpe y empezamos a calentar. Primero sesión de bolas bajitas, para poder entrar en calor, y ya, sólo con eso, a la mitad se nos iba el alma del esfuerzo. Después varias series de golpes, cada vez mas complicadas, primero tres bolas; luego, seis y al final, nueve.

En la última serie había que acabar con un buen mate. ¡Madreeeee míaaaaa! Yo, personalmente, no atinaba ni uno, corriendo de un lado a otro, contando 1, 2, 3 y smash… la bola al cristal; y otra vez corriendo, 1, 2, 3 y smash… a la red; y la siguiente, por favor, que yo tengo que respirar. Como colofón 40 bolas para cada una, todas seguidas, después de cristal, derecha e izquierda, contando hasta 20 y vuelta a contar, pero sin parar, sin descanso, y bajitas, piernas abajo, hay que sacar la bola desde abajo.
La traca final, nos tuvimos que animar unas a otras para poder pasar el ahogo de las 40 bolas. Escuché hasta cuatro veces la frase tengo que dejar de fumar. Jejejeje. Pues ¡venga! ¡Ánimo! A dejarlo. Hay alguna de la liga que se había propuesto dejarlo si llegaba a la final de 3ª en un torneo y la ganaba, y lo ha hecho. La felicito R.V.
De nuevo en el clínic, lo intentábamos hacer todas tan bien, tan bien, que nos salía incluso peor que normalmente. Entre Allemandi, que impone tener un profe tan famoso, con medio Cónsul mirando y haciendo fotos y el resto de las chicas fuera esperando su turno; al brazo no le puedes pedir que atine como debe, además del apuro que supone dar un bolazo a semejante entrenador.

Pero, en general, lo hicimos bien, bastante bien diría yo. Si algo tenemos todas en común son nuestras ganas por mejorar y superarnos, y eso lo ha notado, lo sé porque me lo dijo.
A mediodía, a comer, un poco de descanso, un cafelito y a las cuatro vuelta a empezar. Otro turno de chicas. Las de la pista de al lado, de partido. ¿Qué bola es esa? ¡Vamos dale! ¡Pegale, dale a la bola!, gritaba Allemandi desde la puerta. Las otras, otra vez con la tabla de ejercicios hasta sudar y bajar el trasero a la altura del césped, las bolas otra vez bajitas, bajitas, bajitas, y a devolver un buen mate de Allemandi con la lengua fuera. Y a eso de las siete y media de la tarde, finalmente, acabamos nuestro clínic, con mucho frío, pero muy a gusto y satisfechas.
No siempre se tiene una oportunidad así, nosotras la hemos aprovechado. Adrián Allemandi es un jugador espectacular, además, muy simpático, cercano y muy guapo. Ha sido un placer compartir este día. La liga está a punto de acabar este cuatrimestre y le hemos puesto el broche de oro.
Yo no soy mejor jugadora después del clínic porque no se le puede pedir milagros por un día a un pro, pero sí tengo el gustillo de haber estado con un gran jugador, viéndonos como jugamos, intentando hacernos pasar un buen rato en la pista, mejorando algunos de nuestros golpes. Ha sido un lujo que te corrija alguien como él. Toda una experiencia vivir este clínic. Por eso, le doy las gracias en nombre de mis compañeras y en el mío. ¡Me encantan los clínics! Allemandi tiene ya otras 32 nuevas fans.
Muchas gracias, Tito.
Por cierto, ¿sabéis la diferencia entre un globo ofensivo y uno defensivo? Pues si hacéis un clínic con él lo sabréis.