Su mirada escudriña el despejado cielo veraniego que sirve de espléndido decorado a esta desigual final. Sus ojos buscan respuestas en el infinito que alivien su calvario. En su interior, el diálogo es intenso, atronador. La tempestad se condensa en un puñado de palabras que reflejan el tormento que sacude su cabeza tras la enésima bola que marra. ¡No se puede fallar tanto! El lamento es de una jugadora que trata de liberarse de la emboscada que ella, sin quererlo, ha creado para sí misma.
Es Andreína de los Santos quien lucha para recuperar su pádel sólido, de brazo firme; para rescatar de las tinieblas su juego valiente y atrevido; para atemperar un ritmo que le impide competir como debiera en esta final de 1ª femenina del Torneo Malakapadel Fnspadel Shop en el club La Capellanía.
A su lado, Candela Escobar tampoco consigue dictar la ruta para salir del atolladero. No es fácil. La presión que se imponen asfixia sus propias opciones tanto como el empuje de sus rivales. Porque, enfrente, hay dos colosas del pádel. Elena de la Torre, que juega en casa, y la granadina Lucía Martínez. Ambas no son un escollo, sino un muro acorazado, una pared descomunal que se levanta al otro lado de la red. Pero es la amenaza lo que confunde a Candela y Andreína que arrancan el partido sobreexcitadas, tratando de llevar la iniciativa con un un ritmo que no les beneficia, apretando cada bola como si no hubiera una segunda.
El plan les funciona en el primer juego. Pero se viene abajo pronto, en el tercero. Aparecen los errores, que son un grito en mitad de la pista que claman por algo más de pausa. El ensordecedor estruendo de la ansiedad impide a Escobar y, sobre todo, a de los Santos oír el clamor de sus propios fallos. Sin necesidad de forzar la máquina, Lucía y Elena reciben algo más que un break en el tercero (1-2). Es el manual de instrucciones del partido, abierto, descifrado, listo para aplicar.
Toma las riendas la de Granada que acelera, ralentiza, golpea, amaga, define a su antojo. Desde el fondo o junto a la cinta. Toda una exhibición que articula varios discursos frente a la única voz de sus adversarias, empeñadas en desdeñar la seda y recurrir al mazo. Precisamente, la precipitación, el vértigo atropellado por el estrés es el origen del segundo break. Una combinación de saque y volea de Andreína acaba con la pelota en el cristal de fondo. La rotura (1-4) es un síntoma que, sin embargo, no encuentra tratamiento.
La maestría de Lucía a la hora de gobernar el encuentro convierte las dudas de sus rivales en profundas grietas. A su lado, la malagueña de Babolat es un seguro. Sostiene por alto y aprieta lo justo para que Candela no pueda discutir el juego.
El primer set se muere en blanco, con servicio de Elena (2-6). Ni siquiera los tres errores de Andreína que cierran el primer acto consiguen apartarla de su obcecación por el camino del arrebato. La equivocación de la jugadora de Malakapadel y de su compañera es tratar de buscar atajos ante dos adversarias de tal entidad. En ese escenario, con esas rivales, la única ruta es sumar golpes para ganar los puntos, y no tratar de descontarlos.
Mismo relato
El segundo parcial recobra la actividad con el mismo guión que sirvió para poner fin al primero. En este caso, es Candela Escobar la que falla por alto. El error certifica el primer break para sus oponentes (0-1). Un remate de una sensacional Elena de la Torre contra la malla lateral no puede devolverlo Candela. Es la bola que gana otra rotura de saque (0-3). A esas alturas, Lucía Martínez gobierna sin objeciones. La velocidad de la bola obedece a su pala. Acomoda el ritmo a las necesidades del encuentro.
¡No se puede fallar tanto! La amarga queja de Andreína resume gran parte del partido. Es en el quinto juego, sin embargo, con servicio de la jugadora zurda del club El Higuerón de El Cantal, cuando se atisba lo que pudo haber sido la final.
Cae el tercer break consecutivo para de la Torre y Martínez. Pero Candela y su compañera, por primera vez, toman el mando. Con paciencia, lógica y sin prisas, ambas jugadoras reducen la velocidad de la pelota y diversifican el destino. Sus rivales se mueven en el fondo al son que marcan desde la cinta. Andreína hace valer su formidable volea cuando el punto ya está maduro. Candela aprieta desde el revés. Sufren Elena y Lucía que recurren a su calidad para repeler la ofensiva. Dos errores con la volea, uno de cada una, impiden a de los Santos y a Escobar anotarse el juego (0-5).
En blanco, con saque de Lucía, cae el telón del partido (0-6). No es la derrota lo que escuece, sino la oportunidad desperdiciada para haber competido ante dos contrincantes de categoría. Aún así, el marcador no deslustra la actuación en el torneo de Candela y Andreína, quien hace una semana sí pudo coronar su formidable juego con una gran victoria en el Torneo de Inauguración de las nuevas pistas de pádel del Club de Tenis Málaga.
El triunfo, en cambio, lleva la firma inapelable de dos portentos del pádel, Elena de la Torre y Lucía Martínez.