El cielo argentino sirve de escenario a ese globo que busca respiro, que pretende crear dudas, que aspira a provocar un fallo decisivo. Es la final del Campeonato del Mundo de Padel de Menores Open sub-14. Son dos parejas españolas, frente a frente. Cristina Torrecillas y Lucía Comina, por un lado; Alba Pérez y Paula Manchón, por otro. Se miden, se retan, se atacan y se protegen. Es el punto decisivo. El saque de unas, el resto de otras, el intercambio intenso, ansioso, eterno, pende ahora de ese globo que pone a prueba los nervios de Cristina. La bandeja de la genial jugadora granadina, finalmente, se marcha fuera.
Ese error corona a sus rivales. Las eleva como las campeonas del mundo sub-14 en 2013. Una hazaña que lucirá con brillo imborrable en el palmarés de la marbellí y de su compañera catalana.
Esa gesta corona una temporada sensacional de la infantil de Drop Shot, subcampeona infantil de España, semifinalista del Master de Menores, campeona del Campeonato de Andalucía de Menores, triunfadora en el Tyc Premium 1 y en algunas pruebas del circuito andaluz. «No me esperaba que fuera también», explica Alba de su magnífico año que le ha llevado al cuarto puesto del ranking infantil FEP. «Estoy muy contenta», dice la jugadora que vive con naturalidad el esplendor de un título mundial con el que apenas soñaba.

«Fui a vivir la experiencia y ya está»–cuenta ahora Alba, un mes después de su proeza–»quizá pensaba como mucho en llegar a cuartos o semifinales pero no en ganar». Pero allí, traspasado el umbral imaginado, la marbellí creció al olor de la gloria.
«El partido más duro fue el de semifinales», rememora la promesa malagueña. La pareja argentina formada por Delfina Brea y Oriana Medina no era un escollo menor. Las jugadoras locales, integrantes de la selección Argentina, habían logrado el primer punto para su equipo en la competición de selecciones ante Macareba Caballero y Marta Sabino. Y en la modalidad Open sub-14; habían vencido ya a Alba y Paula en el encuentro de la liguilla previa de forma contundente (6-2 y 6-3).
Tras el 5-0 encajado en el primer set, el abismo se abría súbitamente para las españolas. «Pensaba que íbamos a perder rápido, fácil», reconoce la de Marbella. Las argentinas, en casa, ante su público, se anotaron el primer set 6-3; pero ahí se acabó su camino. Alba y Paula reaccionaron, remontaron y lograron el pase a la final (3-6, 6-4 y 6-2).
Ese triunfo les dio vuelo para superar el último obstáculo «Sí, era la final de un campeonato del mundo pero no teníamos más presión». El juego de Alba, a esas alturas, era un ciclón. «Estaba muy cómoda, la pelota salía mucho (las pistas eran de superficie dura) y me quedaba mejor para atacar». Lo notaron sus rivales en el encuentro decisivo por el título. Un 6-2, 2-6 y 6-2 que la coronó en suelo argentino, a 9600 kilómetros de distancia de su casa, de su familia. «Mi padre lo pasó muy mal, con muchos nervios», sonríe ahora la jugadora que recuerda la cantidad de mensajes que se acumulaban en el teléfono, felicitaciones por un triunfo que, sin quererlo, la resarcían también de alguna amarga decepción en 2013.

Porque, aunque Alba ha pasado página y rehúsa referirse a aquello, su ausencia en la selección femenina de Andalucía, siendo la número uno del ranking andaluz en infantil, para disputar el Campeonato de España de Padel de Menores por Selecciones Autonómicas, fue uno de los peores momentos de la temporada. Lo pasó mal la promesa de Drop Shot en aquellos días ante un decisión inexplicable, o al menos, no explicada. Sin embargo, miró al frente la marbellí, apretó los dientes y siguió su trabajo en el club Los Naranjos con Prodigy Padel Academy. Ahora, este título de campeona del mundo reconoce su esfuerzo y, con tiempo y distancia de por medio, aunque no lo quiera, sirve también de revancha por un mal trago que ya quedó atrás.
Alba Pérez da el salto a cadete en 2014
Porque Alba, tras conquistar el cetro mundial sub-14, y rubricar la temporada con el campeonato de Andalucía en Antequera, mira ya a la temporada 2014, su primer año en cadete. «Algún Tyc Premium y, como mucho, los cuartos del Campeonato de España», intuye la jugadora malagueña como posibles éxitos para este próximo año, consciente del desafío que supone el periplo inicial en esa categoría. Jugará junto a la vallisoletana Paula Macías, mantendrá su posición en el revés, continuará junto a Drop Shot, la marca que le apoya en su prometedora trayectoria por menores, y seguirá confiando la progresión de su padel a Santi Moreno, David Arana y Alberto Melgar, de Prodigy.
Con ellos ha evolucionado aún más su afilado estilo y se afana por mejorar su pegada, quizá, uno de los pocos lunares que exhibe su poderoso juego. Lo hace tres días a la semana; en dos de los cuales, incluye también sesión física (con Mario Crespo). Todos ellos son parte incuestionable del éxito de Alba, por lo que ofrecen dentro y también fuera a la joven jugadora. Y como muestra de esta exitosa relación, dos detalles sirven: el recibimiento que le prepararon en Prodigy sus preparadores y sus compañeros y compañeras; y el gesto de la propia Alba que ha regalado a esta escuela de padel de Marbella el trofeo que la acredita como la mejor jugadora del mundo sub-14 en 2013.
Y es que a la perla de Drop Shot no le ciegan los éxitos. Su objetivo primario, como hasta ahora, no está en la pista sino fuera de ella: sus estudios. Cursa 3º de ESO y aunque aún no tiene decicido cuál puede ser su salida profesional, sí tiene claro que seguirá en el padel mientras pueda compaginarlo con los estudios. «Si tuviera que elegir, elegiría mis estudios», zanja la jugadora que, de momento, no tiene que hacer frente a ese dilema y puede seguir luciendo su juego en el circuito de menores; aunque ya con el entorchado de campeona mundial brillando en su palmarés.