Insisten en mantener el rumbo confiados en que recorren un camino que les conduce al éxito. Se empeñan en mantener un plan en el que confían por instinto y del que desatienden sus evidencias. Se empecinan, obstinados, en una apuesta que poco a poco, desnaturaliza su juego, lo vuelve previsible y les aleja del objetivo.
Javier Hidalgo y Javier Zafra buscan la victoria en la final +40 masculina del Master de Padel de Veteranos de Andalucía 2013, en el club Reserva del Higuerón. Se afanan por evitar las garras de un titán y se adentran, sin saberlo, en los dominios de un coloso. La dupla inclina el campo hacia la derecha de sus adversarios, percuten una y otra vez contra esa esquina tratando de aislar del juego al malagueño José María Peñafiel.
Lo que encuentran, sin embargo, en aquella zona es la respuesta descomunal de un gladiador de físico portentoso, un guerrero de la Galia, intenso, eléctrico, hiperactivo, que barre su rincón, repele cualquier ofensiva y mortifica a sus adversarios con una consistencia admirable. Es Pierre Lamoure, un francés afincado en Málaga, que emerge a la derecha del malagueño para cerrar cualquier atajo a sus oponentes.
La sólida contención de Lamoure y el irregular inicio de sus oponentes explican el 4-1 que desnivela el enfrentamiento en el arranque a favor de la dupla hispano-francesa.
Mientras que Pierre trabaja a destajo, sostiene el juego y aprieta en cuanto puede; enfrente, Javier Hidalgo, desde el revés, apenas resiste el tercer intercambio. El jugador comete muchos errores al comienzo; demasiados. Dos fallos suyos, uno con el remate y otro con la volea, son los que entregan el saque de su compañero en el segundo juego y abren la primera brecha del partido.
Javier Zafra apenas tiene hilo en el encuentro, no encuentra pista para ganar la red ni vuelo para mostrar el mazo. Enfrente, Peña interviene menos, pero lo hace para abrir brecha y decidir con maestría.
Así transcurre un encuentro que parece abocado a cerrar su primer acto con una contundente victoria de Peña y Lamoure. Más aún cuando ambos disponen de hasta tres pelotas de break en el sexto. Pero no convierten ninguna. Todo lo contrario. ¡Vamos ya, vamos arriba!, grita Hidalgo invocando una reacción que acaba produciéndose de manera súbita. Porque, él y Zafra, cambian el paso, cogen vuelo, destierran los errores e irrumpen en escena con un padel más agresivo. J&J abren hueco por encima de Pierre y, desde la red, imponen su gobierno con mano firme.
La mutación es inmediata. No sólo abortan la amenaza y mantienen el saque de Zafra (4-2), sino que además, conquistan el servicio de Lamoure. Asoma la pegada de Javi Zafra; el juego de su compañero gana solidez; al tiempo que Pierre se permite los primeros errores. Síntomas todos de un cambio sensacional que les lleva a anotarse un parcial de 3-0 para apretar el marcador (4-4).
Pero, tras sobreponerse al naufragio, encaramarse a la madera y remar hasta la orilla, suele ocurrir que las fuerzas abandonan, la suerte esquiva o los rivales se rebelan en el último instante convirtiendo el esfuerzo en vano. Así se dibuja la escena para los Javieres. De nuevo, sus fallos sepultan sus opciones. Primero, tres errores de Hidalgo impiden apretar el saque de Peña (5-4). Después, con servicio de Zafra, éste y su compañero se reparten los desaciertos para ceder un inoportuno break que entrega el primer parcial (6-4) a sus aliviados oponentes.
Cambio de guión entre maestros
El golpe pasa factura. Se repite el inicio del primer set. Lamoure y Peña abren hueco de inicio con un break en el segundo (2-0) que anticipa el desenlace. Zafra y, sobre todo, Hidalgo abusan del juego hacia Pierre. El recurso se convierte en rutina. El francés, recuperado el tono, se desenvuelve con mucha autoridad. A su lado, el malagueño del club Calderón irrumpe en el juego para cambiar alturas y velocidades que desajustan a sus oponentes.
Emerge imponente en ese tramo, Javi Zafra, para evitar que se amplíe aún más la brecha. Llega a dejadas, rescata bolas perdidas de la esquina, recurre a la contrapared de fondo y a la lateral, e incluso asoma el mazo en cuanto hay opciones. Su resistencia, formidable, les mantiene en el encuentro. El break al saque de Lamoure es la recompensa (2-1). Después, con sufrimiento y kilómetros en las piernas, ambos repelen tres oportunidades de rotura con saque de Zafra y recuperan la igualdad (2-2).
En ese camino es el propio Javi Zafra quien interpreta la necesidad de modificar el guión para recuperar la sorpresa. Sus rivales, demasiado cómodos, tienen pista libre hacia la victoria. Se lo reclama el granadino a su compañero, le pide un cambio de orientación, que busque más el cruzado, que mida la resistencia de Peñafiel, apenas exigido en el enfrentamiento. Y aunque el de Bullpadel muestra un nivel altísimo en sus intervenciones, su elección como destino del juego abre nuevas opciones para Hidalgo y Zafra.
Se equilibra así el intercambio. Fluye ahora el juego. Con los cruzados dando continuidad y los paralelos provocando rupturas. El físico de Lamoure impresiona. La mano de Peña intimida. La potencia y firmeza de Zafra es una garantía. Pero es el sacrificio de Hidalgo, su recuperación tras cada fallo, lo que acaba por equilibrar el partido.
Se suceden los juegos. Se imponen ya los saques. Hasta el undécimo. Tres errores iniciales de Peña anticipan la tempestad al servicio de Pierre. El cuarto fallo condena el saque. La pide el malagueño para bajarla de pared. Su golpeo se queda en la red y sitúa a sus contrincantes a un palmo de llevarse el segundo set (5-6).
Pero repiten el fatídico destino del primer parcial. Hecho el esfuerzo, empatado el partido, ahora incluso, adquirida la ventaja por primera vez en todo el enfrentamiento, Zafra e Hidalgo no rentabilizan lo conseguido. Con saque del primero, no logran cerrar el set. La estirada de Zafra que no llega a tapar un envío paralelo de Peña desata el rugido del malagueño del club Calderón. ¡Vamos! Un grito sintomático para celebrar un tie break que mantiene sus aspiraciones de cerrar el partido en dos mangas.
En el cara a cara de la muerte súbita, Peña y Lamoure se elevan sobremanera. El primero pide pista y toma el mando. Atrae a Hidalgo a la red, le busca luego por arriba, le reta junto a la cinta. Su rapidez de movimientos y sus reflejos no encuentran respuesta. A su lado, Pierre tira millas, trabaja con mucho tesón y regala, incluso, alguna sutileza en pleno tie break, como un envío tocado, suave, una caricia de salida de pared, de quien hasta hace poco entrenaba en Ocean Padel, que perfora sin remedio la derecha de Zafra. Es el 4-0, herida que se ampliaría hasta el 5-0. Una grieta demasiado grande a esas alturas. El set y el partido caen del lado de Peña y Lamoure tras una bandeja de Hidalgo que se queda en la red (7-6).
La sonora celebración de Peñafiel y su abrazo con Pierre adelanta su coronación como maestros de padel +40 de Andalucía.