Intenso, vibrante, hermoso. Un duelo lleno de historia, presente y futuro. Un enfrentamiento que regala prestigio al padel malagueño. Cuatro figuras. Una final de oficio, talento y espectáculo.
El último duelo del cuadro masculino de la VII Prueba del Circuito Provincial de Padel de la FAP en Málaga de esta temporada resulta sublime. La moqueta azul de la central de Fantasy Padel, escenario de última hora de este campeonato por el mal tiempo del fin de semana (estaba previsto disputarse en el Club de Tenis Málaga), acoge un encuentro que mezcla lo mejor de varias generaciones del padel de la provincia.
Antes, José María Peñafiel Peña y Willy Ruiz de la Herrán combinan su juego para remontar en una tremenda semifinal ante Lauty del Negro y Fede Posadas (4-6, 6-4 y 6-1). Por su parte, José Luis Gutiérrez Guti y Momo González se deshacen con menos complicaciones de Dani Salcedo y Alberto García (6-4 y 6-2).
Hora y media después, ambas parejas se miden en torno a la cinta por el título en juego. ¡Vamos, vamos, vamos! La expresión de ánimo de Willy, ya en el primer juego, anticipa el tortuoso camino que van a recorrer. Un envío paralelo de Guti que se le marcha por poco al cristal lateral evita un tempranero break en los albores del partido. El alivio del monitor del Club de Tenis Málaga toma forma cuando conservan el saque de su compañero (1-0).

De inmediato, la radiografía del juego queda bien nítida. Peña y Guti libran un duelo malicioso. Mezclan alturas, alternan velocidades y cambian el ritmo. Es un retrato fiel de dos jugadores descomunales capaces de manejarse con trazo claro en cualquier escenario. Son dos enciclopedias del padel. A su lado, Willy y Momo, arquitecto y agitador, francotirador y cañonero, aceleran en cuanto encuentran pista para ello. Le añaden filo al intercambio y apremian con el mazo.
El despliegue al resto de ambas parejas es tan intenso que convierte cada saque en un arriesgado ejercicio de agresividad y precisión desde la red. Y no siempre resulta eficaz.
Así, en el cuarto, se produce el primer punto de inflexión. Primero es Guti quien cede en dos ocasiones ante el acoso contrario. Después, Momo se atasca con el remate y con la volea. El resultado son tres bolas de break. Willy y Peña certifican la rotura en la última al imponerse en un cara a cara en la red (3-1).
Ese quiebre desajusta algo al joven antequerano de Babolat. Sus oponentes lo aprovechan para ampliar la brecha (4-1). El de Bullpadel y el de Wilson se sitúan sin problemas a un palmo de adjudicarse la primera manga (5-2). Pero la calma de Guti, el oficio de quien ha superado ya mil batallas, un maestro de nervios templados y mente despejada, sostiene el juego y recupera el vértigo de su compañero. Juntos, reanudan el paso y evitan la debacle.
En el noveno, el de El Candado y Momo devuelven el golpe. Guti, imperial, abre su chistera. En un ejercicio de anticipación y clase, el de Dunlop defiende de lado a lado hasta recuperar la posición, esconde el golpe y gana con un magistral revés que filtra por el medio de sus oponentes. El grito de advertencia de Willy a Peña llega tarde. Es una opción de break. Lo que se eleva, sin embargo, es la celebración del propio Guti cuando el propio Peña falla una volea y entrega su saque. ¡Vamos!, ruge Gutiérrez (5-4).

En el décimo, él y Momo cierran definitivamente la fractura y corrigen el marcador (5-5), justo a tiempo para adentrarse en el tie break.
Ahí, sobre el desfiladero, se aprieta el juego al máximo. Sólo una brillante acción de Momo desnivela el equilibrio. El eléctrico despliegue del genial antequerano es prodigioso. Su capacidad para combinar velocidad y precisión le expulsaron hace tiempo del olimpo de las promesas para situarle como una bendita realidad. En su duelo cruzado con Willy, se impone el de Babolat con una terrorífica volea de revés a dos manos que pilla a su contrario.
Un acierto que incluye una doble victoria. La inmediata, que le concede el 5-6 de la muerte súbita y le sitúa a un paso del triunfo en el primer set. Y la siguiente. Y es que Willy, atrapado en esa jugada, no despeja el peligro pese a gobernar el match ball en contra con mano firme desde la cinta. Con la bola suspendida sobre la cinta, el malagueño de Wilson destroza un remate sencillo en la red y acaba por entregar el primer acto (6-7).
Willy y Peña golpean primero
La remontada, sin embargo, no impulsa a Momo y Guti. Todo lo contrario. El éxito les colapsa. Su estreno en la segunda manga resulta estrepitoso. En cambio, sus rivales dan un paso al frente para tomar el mando. Cae en blanco el saque de José Luis Gutiérrez (1-0), un break que Willy y Peña aprovechan para marcar distancias en su carrera por el segundo set (2-0).
Esa vacilación, ese resbalón momentáneo, vuelve a otorgar a Guti y Momo el rol de perseguidores. De nuevo, el oficio del de El Candado y la arrebatadora pujanza del de Antequera les lleva a recuperar el trazo. Vibra entonces el duelo. El espectáculo se eleva. El juego resulta precioso, repleto de acciones memorables y estampas asombrosas. Cada intercambio es a cara de perro, sin tregua. Buscan ambas parejas recortar diferencias; unos en el set, los otros en el partido.

Guti y Peña mecen el juego. Willy y Momo lo aceleran. La persecución es implacable. Dos detalles retratan bien la situación: ofuscación y alegría. En el primer caso, es Peñafiel quien ensombrece su juego. El desgaste al que le va sometiendo Guti, la extraordinaria fiabilidad de su oponente cruzado, va despeñando su padel. Son demasiados errores de un jugador que acostumbra a resultar extremadamente consistente.
En el segundo, es Momo, su sonrisa, la que protagoniza una simpática escena que refleja su forma de ver el padel, su actitud ante el deporte. Dos horribles dejadas suyas, en dos momentos bien distintos, le provocan la risa. La gravedad del instante con el marcador en contra, en pleno esfuerzo por recuperar terreno perdido con sus contrincantes, no apagan la alegría de este formidable jugador, un auténtico regalo para el padel malagueño.
De esta forma, con el marcador apretado, llega el octavo juego. Peña saca para situarse a un paso de lograr el objetivo en la segunda manga, pero dos errores suyos, una dejada en la red tras una monumental defensa de sus rivales; y una volea al mismo destino, penalizan su servicio.
Finalmente, es Momo quien certifica la rotura. Lo hace con una acción espectacular que protagoniza a un palmo de sus padres, sentados ambos en la grada. El de Babolat rescata fuera de pista un remate por tres metros de Willy Ruiz y lo gana por la puerta. La impresionante escena equilibra el tanteo (4-4).

Cerrada la brecha, el duelo se adentra, otra vez, en el tie break. Momo y Guti mantienen el trazo. El junior exhibe un talento y una madurez inaccesible en un momento de enorme tensión. Guti impone su clase, su calma, su oficio para conducir el juego por donde más le interesa. Es una lección de todo un maestro.
Willy se multiplica. El de Wilson no ceja en su empeño. Gobernador del padel en Málaga durante bastante tiempo, lleva sin competir prácticamente todo el año. Eso le agarra aún más a la moqueta. Busca despedir la temporada con un gran triunfo (además del éxito con Málaga en el Campeonato de Andalucía de Selecciones Provinciales). El genial jugador del Club de Tenis Málaga se afana de igual modo en contener a sus rivales y en sostener a su compañero Peña.
Sin embargo, no hay rendijas al otro lado de la cinta. Momo y Guti no dan opción alguna y acaban coronando su juego con un brillante triunfo (6-7 y 6-7), una victoria que les encumbra en esta penúltima prueba del Circuito 2014 de la FAP en Málaga, que les entroniza en esta nueva cita del maravilloso padel malagueño.