A un paso de la derrota, la ilusión se mantiene. A un palmo del abismo, la alegría no se pierde. Cara a cara, se miran, saltan y chocan el pecho en el aire. Han emergido desde la pre-previa y ahora están a punto de perder ante dos enormes rivales, Cristian Gutiérrez y Agustín Gómez-Silingo.
Pero los argentinos Elías Estrella y Andrés Britos sólo tienen motivos para sonreír. Su fabulosa aventura en este Cervezas Victoria Málaga Master 2015 les ha llevado hasta la moqueta azul del Palacio Martín Carpena para convertirse en una de las grandes noticias del cuadro final masculino.
Ha sido un recorrido de minas que han ido superando con un juego espléndido y un ánimo irreductible.
Ahora, tras doblegar a uno de los ídolos locales, Ale Ruiz y Matías Marina, se enfrentan a los octavos de final contra Agustín Gómez-Silingo y Cristian Gutiérrez.
Les impresionan los rivales, el escenario, la ronda que disputan, pero no se amilanan. Porque Estrella y Britos tienen ya su premio. Y el público desde el principio así lo reconoce por más que el comienzo sea duro para los dos jóvenes argentinos.
Andrés es quien inicia sacando y el 40-15 que luce en el gigantesco marcador que cuelga del pabellón se oscurece de repente.
Cristian y Silingo manejan bien desde el fondo. Firmes, muy seguros, exigiendo a Britos por arriba y buscándole luego por bajo. Así aprietan el servicio hasta hacerlo saltar por los aires. Silingo y Cristian cogen red y falla Elías su revés. Se abre así la primera opción de rotura. Una bandeja paralela de La Bestia la acaba voleando Andrés a la red (0-1).
Los favoritos consolidan la brecha en blanco (0-2) y, de inmediato, golpean de nuevo. Estrella y Britos, presa de los nervios, no hilan bien el juego. Con 15-40 en el tercero, al saque del Elías, la grada anima a la joven dupla Nox.
La primera la salva Britos, excepcional en un cara a cara con Silingo. La segunda, en cambio, la convierte el propio Andrés con un error en una volea forzada al haberse desplazado al revés para tapar el hueco de su compañero. Es un nuevo break (0-3), un mazazo que pulveriza el sueño de Estrella y Britos nada más comenzar.
Gutiérrez y Silingo, inaccesibles con el saque, abren un hueco notable (0-4) en apenas 12 minutos. Pero los argentinos no decaen. Su padel es animado. Su dinamismo sobre la moqueta es frenético. Su atrevimiento choca hoy con la solidez de sus oponentes pero no decae.
En el quinto, contienen la hemorragia (1-4). Lo celebra un público que asume como propia la aventura de estos dos fabulosos jugadores. No hay opción para ellos en la primera manga pero eso no les aparta de los focos (2-6).
Más asentados, en el segundo acto mantienen la pugna, siempre con la red como punto de partida. Porque Britos y Estrella quieren mandar incluso cuando no es posible. Su despliegue sobre la pista es conmovedor. Dos centellas que se exprimen, que van y vienen, que cambian de lado, que entran y salen. Andrés y Elías, éste último, una extraordinaria transformación respecto del jugador que en 2014 ya estuvo en la cita malagueña del World Padel Tour.
Ahora, en octavos de final, no pueden contra Cristian y Silingo pero sí prometen batalla para el futuro.
En el quinto, tras salvar tres bolas de break en contral al saque de Britos, Cristian, un mago, se mete en la red para apretar la volea y luego cierra por tres metros. La acción vale una rotura, providencial (2-3). Britos, que tuvo la opción de amarrar el saque, se queda en la puerta mirando a una grada que no le deja caer.
Cristian y Gómez-Silingo consolidan en blanco la conquista (2-4) y, de inmediato, se aprestan para dar el golpe final. Es Estrella quien sirve. Son otras cuatro bolas de break en contra. La última la transforma La Bestia cuando destroza por cuatro metros en la red un remate de Elías que no vuela lo necesario (2-5).
Pese a todo, los argentinos disfrutan de cada punto. Se lo han ganado tras una semana maravillosa de competición. Con 0-30 al saque de Cristian, que busca clausurar el duelo, Elías y Andrés celebran el punto con un choque de pecho. No es una frivolidad, ni una impostura. Es la expresión sincera de quienes asumen cada pelota como un premio al esfuerzo. Valientes hasta el final, Estrella y Britos no logran acercarse al break y ceden en ese octavo juego (6-1 y 6-2).
Su abrazo sobre el azul del Martín Carpena, en mitad de la ovación del público, es una recompensa inolvidable para ellos. El futuro les espera ya impaciente…