No hay peor impresión que la de verte por delante de estos dos titanes. No hay síntoma más peligroso que asomarte al precipicio camino de la cima y mirar hacia abajo para ver si tus perseguidores te acechan.
Lo que debería ser un aliciente, un empujón decisivo, acaba convirtiéndose en una descomunal sensación de vértigo que te contrae, te paraliza, te congela hasta que dejas de buscar hacia abajo porque tus rivales ya te miran desde arriba.
Lo sufrieron Juan Martín Díaz y Maxi Sánchez en las finales de Mallorca y Málaga. Lo padecen hoy Paquito Navarro y Matías Díaz en el duelo por el título del Montecarlo Padel Master 2015.
Ese imponente filo sobre el abismo es un 3-0 y 40-40 ante Fernando Belasteguin y Pablo Lima. Un tornado de juego vertiginoso, eléctrico que, en 12 minutos, barre a los números uno de la pista. Con el guerrero de Star Vie levantando el muro y el mago de Mystica imponiendo su espléndido sello.
Es una puesta en escena que, durante un cuarto de hora, alimenta el espejismo de ver a la pareja Adeslas doblar la rodilla. Dos puntos de 14 jugados retratan ciertamente un inicio desfigurado de los actuales tiranos del padel.
Desde Valladolid, ambas duplas no han vuelto a verse las caras en una final. Allí, Paquito y Mati exigieron como nadie al dúo argentino-brasileño, les llevaron al límite y acabaron cediendo en la foto finish (7-6, 6-7 y 7-6).
Por eso, y por el autoritario recorrido de ambas duplas en esta cita monegasca (en semis, Bela y Lima derrotan 6-3 y 6-1 a Sanyo y Mieres; Paquito y Mati se imponen 6-2 y 6-3 a Juan Martín y Maxi Sánchez), la expectación es formidable.
El inicio del enfrentamiento contrasta el trazo ágil, veloz y afilado del sevillano y su compañero con las dificultades de los números uno para domar el ritmo.
En este tramo, una insólita escena retrata bien el desconcierto del de Pehuajó y del de Porto Alegre. Una volea fácil de Paquito que recorre el medio hasta el cristal de fondo. Allí, ni Bela ni Lima, clavados ambos, la buscan. Se miran pero no se reconocen.
A partir de ahí, el cambio se impone. Los actuales líderes le quitan velocidad al juego, le dan palique a cada intercambio y convierten cada punto en un maratón de padel. La fórmula funciona. Ese orden atrapa a sus rivales, les incomoda; sobre todo, a Paquito que, contra lo hecho hasta el momento, empieza a buscar atajos.
Así, ese 3-0 y 40-40 con saque de Lima es lo más cerca que Navarro y Díaz están de la cima del Himalaya al que hoy se enfrentan.
Con un juego cartesiano que busca confinar a Navarro en su esquina, alejarle de la cinta, Bela y Lima frenan la sangría (3-1) y, de inmediato, reducen la brecha.
La acción que certifica el break al saque de Paquito dibuja bien el efecto que la propuesta de sus rivales genera en el de Mystica. El sevillano, en una salida de pared incómoda, arriesga con una innecesaria bola angulada al revés de Bela. El argentino, una centella, se anticipa y pilla en paralelo a Matías Díaz (3-2).
En el banco, Paquito se atormenta por el error, por abandonar una ruta que les había llevado lejos. El andaluz, incontenible, se reprocha esa arriesgada acción y lanza la muñequera en la dirección que debía haber elegido. ¡Al fondo, al fondo! La coreografía le vale la advertencia del juez-árbitro.
Con los depredadores en rumbo, Díaz y Navarro tienen una oportunidad más de desajustar el paso de sus rivales que aún no carburan del todo. Con saque de Bela, una volea en paralelo de Lima que se marcha al lateral les otorga una ocasión de devolver la rotura. Pero, en un duelo cara a cara entre los cuatro, la víbora apretada de Lima la estrella en la red un Mati que empieza a acusar el golpe de los rivales (3-3).
Belasteguin y Pablo Lima, con la ruta bien clara, se apoderan del juego. Enfrente, sus rivales sufren una mutación radical. De un juego colosal a un despliegue errático y endeble. Con la cabeza llena de tinieblas mientras sus contrarios achican la pista.
En el séptimo, el saque de Matías Díaz salta por los aires. Dos errores del hispano-argentino condenan su propio servicio. Una volea al cristal y una bandeja directamente a la red (3-4).
En Mallorca y en Málaga, Maxi Sánchez y Juan Martín Díaz encajaron un parcial de 10-0 en la portentosa reacción de los números uno. Hoy, en Montecarlo, la resurrección de Bela y Lima también desarma a sus oponentes.
En el noveno, un nuevo break, esta vez al saque de Paquito, abrocha el set. El sevillano y su compañero han perdido definitivamente el hilo al juego. Una bandeja de Navarro, de nuevo en busca del ángulo de revés de Belasteguin, repite el mismo error que en el quinto. El de Pehaujó se anticipa, cierra el hueco y gana en paralelo (3-6).
No hay respuesta para los de Adeslas por más que Ramiro Choya trate de agitar a sus jugadores en el banco. De vuelta a la pista, y tras ceder en blanco el primer juego (0-1), vuelven a encajar otra rotura. El brazo de Mati, un martillo cualquier día, es hoy un sonajero presa de sus propias vacilaciones. Un error suyo en una bandeja al lateral provoca la ocasión. Un duelo cara a cara en la red acaba por certificar el break (0-2).
Lima y Bela, los mismos que apenas se anotaron dos de los primeros 14 puntos del partido, firman en el tercer juego del segundo set un parcial de 9-0 que aplasta a sus adversarios (0-3).
En el séptimo, con saque propio tras destrozar el servicio de Paquito con anterioridad, los números uno se elevan irremediablemente en Montecarlo hacia su sexto título consecutivo en este 2015 (6-3 y 6-1); el octavo para un Belasteguin que parece dispuesto a seguir haciendo historia.