No le importa que la moqueta atrape la pelota y retenga su bote. Que la humedad aumente el peso de la bola. Que se acumulen tres horas de juego. Que enfrente esté la pareja número tres del circuito. O que esté a dos puntos de lograr un título o de sufrir un amenazante break en contra. Nada de eso le intimida.
En mitad de un tiroteo, se eleva más de medio metro y revienta una bola con su remate hasta hacerla inalcanzable para sus rivales. Aterriza, sonríe, se gira hacia la grada con una calma insólita y reclama con los brazos al público que anime, que tenga fe, que esté preparado porque la gloria es inaplazable.
Final masculina Cervezas Victoria Mijas Open 2017
El protagonista de la acción está a un punto de conquistar la final masculina del Cervezas Victoria Mijas Costa del Sol Open 2017. Su primer título grande en el circuito profesional.
Hace 11 meses, también en Mijas, se coronó junto a Fede Quiles en el Challenger disputado en Cerrado del Águila. En el duelo definitivo, aquel chico de 20 años era un manojo de nervios, un jugador superado por sus rivales (Javi Ruiz y Peter Alonso-Martínez) y las circunstancias. El oficio de su compañero le rescató de las tinieblas y, tras una remontada épica, se llevaron el título en un agónico final.
Hoy, casi un año después, el chaqueño Franco Stupaczuk, aquel chico atribulado, es todo un veterano. A sus 21 años de edad, ofrece un recital junto a Cristian Gutiérrez que le sitúa ya a un palmo de la victoria.
Enfrente no están cualquiera. La pareja número tres, Maxi Sánchez y Matías Díaz, ejerce de uno por la ausencia en Mijas de Bela y Lima y la eliminación de Paquito y Sanyo. Y éstos buscan impulsar con un título una temporada que ha arrancado algo gris.
Los cuatro convierten la final masculina del World Padel Tour Mijas Open 2017 en un duelo memorable que comienza con un marcado carácter táctico y acaba desparramado en arrebatos de raza. Pura emoción que enloquece a la grada.
Maxi Sánchez y Matías Díaz se reponen in extremis
De primeras, son Stupa y Gutiérrez quien muestran credenciales. Su puesta en escena es toda una advertencia a sus contrarios: hoy necesitarán mucho más que orden y solidez.
Ambos asaltan el saque inicial a cargo de Maxi Sánchez. Lejos de revolucionar el partido, de agitar el juego de primeras; Cristian y Franco manejan con mucha soltura y paciencia desde el resto. Trazo surgido del banco de Pozzoni. Maxi y Mati son quienes se atropellan y conceden hasta cinco bolas de break. La última la transforma la joven perla de Nox tras un dictado eléctrico en torno a la cinta y una pegada descomunal (0-1).
Con saque del mago de Siux tienen un 40-15 para hacer buena la caza pero se desajustan. Un fallo de Cristian (un remate claro directo al cristal) y tres errores de Stupa (un globo fuera, un paralelo al lateral y una víbora a la red) finiquitan la ventaja adquirida (1-1).
Se afinan ambas parejas a partir de ahí mientras se retan en un ejercicio táctico de muchos quilates. No está la noche para la artillería, así que el tajo requiere de mucho temple, muchas piernas y mucha cabeza. Así, se buscan en lo corto, se miden en lo largo, recurren a la chiquita como cebo para un depredador listo al acecho y manejan el globo con precisión milimétrica.
En este equilibrio, cualquier aventura es una opción de éxito. Ahí emerge Stupa. Un jugador elástico, eléctrico, hábil, poderoso y absolutamente inteligente. El chaqueño no se apura. Descuelga envíos con mucho tino, contiene el avance de sus contrarios y elige bien cuando envidar.
Buen ejemplo de ello ocurre en el quinto juego al saque de Maxi. Tras un intercambio contínuo de globos, Stupaczuk deja pasar la bola, se acomoda junto al cristal de fondo y filtra una bajada de pared telescópica que perfora el medio de sus oponentes. La acción es una bola de break que aumenta su valor cuando, a continuación, el propio Franco, una auténtica centella, llega a un remate de El Tiburón y lo pulveriza por cuatro metros (2-3).
Aunque Díaz y Sánchez buscan repetir el golpe del inicio para equilibrar la contienda de inmediato, esta vez Cristian y Stupa salvan la ocasión en contra y mantienen el saque (2-4).
El padel se eleva. El tacticismo se funde con la entrega y el coraje de los cuatro para regalar un espectáculo monumental. No hay tregua. Aprietan Maxi y Mati que lo dan todo pero no ceden sus contrarios que llegan al décimo con opción de echarle el telón al primer set.
Sirve Cristian y logran un 40-30 que les sitúa a un solo punto. Pero Maxi, titánico, maneja desde el fondo con mucha soltura y convicción, le gana metros a la red y sostiene el cuerpo a cuerpo.
Salvada la bola de set, llega la opción de break. El propio Maxi vuelve a achicar espacios y se impone en el duelo a quemarropa. Con un Tiburón pletórico, logran una rotura providencial (5-5) que les anticipa lo que está por llegar.
En el duodécimo, después de ir a remolque durante todo el parcial, Díaz y Sánchez asaltan el saque de Stupa y se anotan el primer set (7-5).
La mano de Cristian y el vértigo de Stupa
La propuesta de Maxi y Mati demanda mucho a Cristian por arriba. Le ponen a descolgar envíos profundos y le alternan con bolas que le buscan los pies. El de Siux se muestra portentoso. Su respuesta combina un exigente ejercicio despliegue físico con una lección magistral de bandejas durante las tres horas que se prolonga esta contienda.
Sobre el trabajo de Gutiérrez se eleva el polaco Stupa, un velocista excepcional, un atleta único que le añade a su juego una pausa torticera que hipnotiza a sus contrarios. No tardan en golpear en el segundo parcial.
Justo en la reanudación, conquistan el saque de Maxi y lo hacen en blanco. El dictado infatigable de Cristian y los destellos de Franco hacen posible el quiebre. Stupaczuk es quien rubrica la rotura al rescatar un remate por tres de Maxi muy pasado de la puerta y colocarlo en la red (0-1).
Mati y Maxi han perdido el paso y tratan de recuperarlo. La grada vibra con acciones imposibles que desafían la física y ponen a prueba las emociones. La afición, en pie, disfruta con un encuentro irrepetible.
Los favoritos quieren cerrar la brecha cuanto antes. Maxi reduce espacios en cuanto puede y Mati sostiene el cruzado con Cristian evitando las irrupciones decisivas de Stupa. Así, en el cuarto disponen de hasta cuatro bolas de break al servicio de Gutiérrez. Todas las desbarata el chaqueño de 21 años con una determinación admirable. Un remate por cuatro metros, una bandeja tocada que descubre el ángulo derecho de Matías Díaz cuando subía a la red. Una bajada de pared terrorífica que Maxi volea a la red. Y un remate inapelable a una bola corta de Mati (1-3).
No hay más sobresaltos. Pasadas las dos horas de partido, el segundo set cae del lado de Stupaczuk y Gutiérrez para deleite de un público entregado al espectáculo.
Despegan Franco y Cristian hacia su primer título juntos
El tercer acto mantiene el guión. Maxi y Mati construyen sobre Cristian que contiene con una maestría sublime. Al acecho, Stupa, listo para intervenir cuando la bola flota demasiado.
El desgaste se une a la presión de entrar en un terreno sin margen de error. Surgen algunos fallos, enmendados de inmediato. Pero es Maxi Sánchez quien afloja el paso en un inoportuno momento. El de Bullpadel acusa la amenaza sobre su servicio en el quinto. Tras superar una primera bola de break, un error suyo con una chiquita que atrapa Cristian en la cinta abre una segunda ocasión. Ahí no fallan. Se equivoca Maxi también al cambiar el sentido del juego, inclinado con insistencia sobre Gutiérrez, para darle entrada a Franco. El de Nox busca ángulo con su revés y el propio Maxi, en su estirada, volea directamente a la red (2-3).
La ventaja puede desaparecer en el séptimo pero Mati y Maxi no aprovechan la ocasión de quiebre al saque de Cristian Gutiérrez (3-4). Se cumplen las dos horas y tres cuartos de partido y el desenlace está en el aire.
La última refriega entre ambas duplas se traslada al décimo, con saque de Stupa. Maxi y Mati juegan ya sin red. Ahora o nunca. Dos errores de Cristian, dos fallos sorprendentes (una volea horrible directa al cristal y una bandeja floja a la red) encienden las alarmas. El de Mar del Plata se encarga de enmendarlo. Con una gran volea y un remate por cuatro metros y, después, devolviendo en la red una pegada de Maxi.
Con 30-30, emerge Franco Stupaczuk en el mismo destino que hace 11 meses, con una confianza, una firmeza, una determinación de jugador importante. No flaquea. No duda. Se eleva y destroza un punto que amenazaba con eternizarse. El resto siguiente de Maxi se marcha directamente fuera.
Así, Mijas corona a Stupa un año después (5-7, 6-4 y 6-4). Ayer con un Challenger que le situaba como una promesa singular, hoy con un Open que le eleva como una realidad palpable. Su efervescencia acapara los focos que le distinguen como el mejor de la final. Pero a su lado, en la penumbra, un exhausto Cristian Gutiérrez ha regalado una impagable lección de padel, llena de entrega, talento y un conocimiento absoluto de este deporte.