La grada del Pabellón Príncipe Felipe se agita con entusiasmo tras más de dos horas de final femenina del Estrella Damm Zaragoza Open 2018. Sus jugadoras, las hermanas Sánchez Alayeto, están a un paso de alzarse con el triunfo.
El electrónico refleja un 6-2 en el tie break del segundo set que ofrece hasta 4 bolas de partido a la dupla aragonesa quien, por fin, está a un suspiro de coronarse en casa tras dos intentos fallidos en las temporadas anteriores.
Les queda un último paso para celebrar una esperadísima victoria con un público entregado. Han desperdiciado un 5-3 a favor en el segundo acto en el que ni al resto ni con saque propio han logrado echar el cierre. Ahora, en cambio, lo tienen todo a favor. Les basta con acertar con una sola de las cuatro balas que tienen para vencer la formidable resistencia de Gemma Triay y Lucía Sainz y alcanzar así la gloria.
Estrella Damm Zaragoza Open 2018
Para llegar a este duelo por el título, ambas parejas superan con solvencia sus primeros enfrentamientos y sobreviven a dos emboscadas en semifinales. Las números uno, Mapi y Majo Sánchez Alayeto (tras vencer a Carla Mesa y Lucía Martinez por 6-2 y 6-2 e imponerse a Carolina Navarro y Ceci Reiter por 6-1 y 6-1) superan sus fantasmas del pasado y logran una dura revancha ante Patty Llaguno y Eli Amatriain (5-7, 6-2 y 6-4).
Triay y Sainz (tras ganar a Aranzazu Osoro y Nela Brito por 6-2 y 6-2; y a Sara Ruiz y Gabriel Bartomioli por 6-1 y 6-2) se ven obligadas a doblegar a otra de las favoritas al título, Ale Salazar y Marta Marrero (7-5, 4-6 y 6-4).
Final Femenina Estrella Damm Zaragoza Open 2018
La final de esta tercera prueba del calendario 2018 confronta a las dos primeras parejas del ranking femenino de World Padel Tour. La número dos, ganadora del Master de Cataluña, aspira a ganar su segundo título de la temporada tal como hiciera en el mismo escenario en 2017.
Las lideresas quieren estrenar su palmarés del año, tras haber perdido la opción de lograrlo en el Open de Alicante (derrota ante Salazar y Marrero por 6-3 y 7-6).
Las gemelas Sánchez Alayeto, más finas
Desde el principio ambas parejas tratan de apoderarse del juego. Se imponen los saques, el trazo en la red es consistente y no hay resquicios desde el fondo. Al menos en los cuatro primeros servicios, con apenas dos puntos al resto. Hasta que las gemelas amenazan el servicio de Lucía Sainz. La oportunidad de quiebre que tienen la desbarata la propia jugadora de Nox cuando abre un ángulo precioso que engaña a las rivales (3-2).
La advertencia de las aragonesas se convierte en realidad en el sexto al saque de Triay. Necesitan disfrutar de la sexta opción de break pero lo consiguen cuando Mapi, con una bandeja afilada al medio que se hunde, certifica una rotura muy buscada (3-4). Porque las hermanas de Star Vie se despliegan de manera fabulosa. Intratables hasta el momento con su servicio y atrevidas cuando les toca restar.
Les cuesta, sin embargo, consolidar lo conquistado. Un indicador premonitorio del devenir de esta tercera final WPT del año.
Con saque de Majo, ella y su hermana se desajustan. Son errores incomprensibles que dan aire a dos oponentes que no titubean ni al borde del desfiladero. Cualquier resquicio les sirve para agarrarse al encuentro. Gemma y Lucía, tras no poder aprovechar un 0-40, a la cuarta asaltan el servicio contrario. Un remate ganador de Triay y una bandeja a la red de Mapi equilibran el marcador (4-4).
Las locales se reponen a tiempo y logran golpear para inclinar definitivamente el primer acto. Así, en el undécimo, el dictado de Mapi y Majo Sánchez Alayeto en la red acaba por concederles el saque de Triay (5-6). Esta vez sí, hacen bueno el logro con servicio propio y se imponen parcialmente en la final (5-7).
La gesta de Triay y Sainz
En la reanudación, Gemma y Lucía buscan algo más. Sobre todo, la de Mahón que se va liberando de los grilletes en su esquina para contrarrestar el despliegue de sus adversarias. La dupla Nox a punto está de obtener premio enseguida cuando disponen de un 0-40 en el segundo juego. No logran convertir ninguna de las tres oportunidades. Tampoco una cuarta que generan (1-1).
Sus contrarias, en cambio, sí lo hacen a continuación. Desde el resto, logran un break en el tercero que abre una nueva brecha cuando lo consolidan (1-3). Por más que el hilo argumental principal de esta pugna retrate a la pupilas de Jorge Martínez lanzadas hacia el título, subyacen elementos que difieren del relato central. Porque Lucía Sainz y Gemma Triay no le pierden la cara al encuentro en ningún momento. Incluso disponen de posibilidades de voltear el marcador como la pelota de break a favor que Majo desbarata en el sexto (2-4).
En el octavo (3-5), todo está preparado para la gran fiesta en la pista central del recinto zaragozano. Las gemelas están ante el momento de cerrar el partido. Pueden hacerlo al resto pero no lo consiguen (4-5). Disponen, entonces, del saque de Majo y un 30-15 que las sitúa a dos bolas de levantar los brazos. Pero sus oponentes no se amilanan. Todo lo contrario. ¡Valiente!, grita una imperial Triay. No es mera retórica sino el recordatorio de un compromiso, una actitud, un estilo de juego que las ha elevado hasta aquí. A su lado, Sainz teje con intención mortífera. Tres puntos consecutivos voltean la situación y les entregan el break (5-5).
Pueden las gemelas recuperar lo perdido. Un 15-40 les deja en situación de conseguir una rotura que les permita cerrar con su saque. Pero Gemma y Lucía vuelven a evitarlo (5-5). Se abre la puerta del tie break.
Agonía y espectáculo en la muerte súbita
El impulso de la grada eleva a las Sánchez Alayeto en el duelo sobre el alambre. Un 5-1 a favor de las aragonesas enciende al público. Un 6-2 les concede cuatro posibilidades, dos de ellas con saque propio. Parecen suficientes. Les basta con acertar en una de ellas.
La respuesta de Gemma Triay y de Lucía Sainz en estos instantes críticos explica a la perfección el guión de esta final femenina del Estrella Damm Zaragoza Open 2018. Su desempeño cuando no tienen margen de error radiografía a dos jugadores de coraje, talento y mucha valentía. Ajenas al electrónico, indiferentes al apoyo de la afición a las locales, la dupla catalana compite sin vacilaciones.
Su gesta no es anecdótica. En total, sobreviven a seis match ball en contra y acaban llevándose un tie break terrorífico de 24 puntos. Tras dos horas y media de encuentro, Lucía y Gemma equilibran el marcador (7-6) y asustan a la grada.
Triay y Sainz culminan la remontada
Un indeseado condicionante hace acto de presencia en el tercer y definitivo capítulo de la final: la fatiga. El maratón de padel que ambas parejas soportan en las semifinales amenaza con pasarles factura. El cansancio resta velocidad y añade dramatismo.
El mazazo encajado por las gemelas Sánchez Alayeto se cobra su peaje. En el primer juego a punto están de ceder en el saque de Majo (levantan hasta cuatro bolas de break). En el tercero sucumben sin remedio. Con los tobillos en el barro, el palique cruzado de Lucía sobre Mapi es una tortura mientras que el vértigo de Gemma junto a la cinta, una condena. Triay es quien certifica el break (1-2).
Reaccionan las hermanas de Zaragoza. Tratan de aferrarse, más con la mente que con las piernas que empiezan a fallar. Dos opciones de contra-break se van al limbo en el cuarto y permiten a la dupla número dos consolidar una ventaja (1-3) que se amplía de nuevo al resto cuando el saque de Majo es quebrado (1-4).
Las dos hermanas requieren atención de los fisios. Sobre todo, Mapi, que regresa a la pista con la movilidad muy reducida. A esas alturas, no hay opción alguna ya para ellas de coronarse en casa.
Una rotura en el séptimo encumbra un triunfo épico de Gemma Triay y Lucía Sainz en el Open de Zaragoza (5-7, 7-6 y 6-1). Su memorable victoria en esta final femenina del Estrella Damm Zaragoza Open 2018 les alcanza el segundo título del año.
Las gemelas Sánchez Alayeto sufren una de las derrotas más crueles de su carrera. En lo emocional, sin duda. En lo deportivo, sin embargo, no parecen tener demasiado que reprocharse. Jugaron bien, por momentos muy bien; lo que les separó de la gloria fue algo una mejor gestión emocional y algo de acierto en los instantes clave.
Más allá del marcador, las cuatro regalaron un partido de padel inolvidable.