Sí, nos dejas claro que es un adiós. El tuyo. Con un puñado de palabras que combinan recuerdo y agradecimiento, anuncias tu retirada, Uri Botello. Hoy te bajas del tren del pádel justo cuando parecía que incrementa aún más su velocidad y marca un nuevo rumbo. Es tu decisión, pero permite que añada unas líneas a ese mensaje humilde que has publicado, fiel a tu estilo, y que, me parece a mí, se queda algo corto.
A tus 33 años (en un mes cumples 34), abandonas el pádel profesional. Atrás dejas 15 temporadas de competición en la élite. Ahí es nada. Tu anuncio nos llega con los focos iluminando la Phillipe Chartier de Roland Garros. Allí se disputa el tercer major de Premier Pádel, ese amanecer del pádel que ya no te alcanzará. No como jugador, al menos. Tampoco estarás en el Open de World Padel Tour en Málaga. Pero que sepas que, por edad, te corresponde estar ahí. Seis jugadores del top-25 te superan en primaveras. Un séptimo, Paquito Navarro, apenas te descuenta un puñado de meses. Sí, ya sé que a ti esto no te sirve.
“Siempre dije que no quería arrastrarme por la pista y dar una mala imagen y que cuando no me viese competitivo daría un paso al costado. El estar en un circuito tan competitivo y exigente como World Padel Tour te obliga a exprimirte al máximo. Debido a este alto nivel y a las lesiones con las que llevo batallando este último año y medio, me he visto obligado a acelerar esta decisión”, explicas en esa carta difundida a través de las redes sociales en la que apuntas a las lesiones como causa pero no la única.
Hablas de competitividad y exigencia, dos constantes en tu trayectoria deportiva. Uri, siempre se ha hablado de la bandeja como un rasgo de tu identidad como jugador; sin embargo, algo te define mejor: la exigencia. Exagerada, permíteme, en muchas ocasiones. Tan extrema que, incluso, pudo retirarte hace algunos años cuando deambulaste sobre el alambre al no ver la progresión deportiva que perseguías.

Fueron momentos de dudas. Instantes de muchas sombras, que solo tú conoces, en los que soportabas la maldita etiqueta de la irregularidad. De perfil ciclotímico, eran tiempos en los que, cuando asomaban los errores en el juego, la inexplicable espiral podía llegar a devorarte. No cometías fallos, los acumulabas en una dolorosa penitencia alimentada por esa severidad que te imponías.
Por fortuna, no sucumbiste a aquellas tinieblas. Todo lo contrario. A base de perseverancia, de aquello saliste más fuerte. La gestión de tu autoexigencia ha sido lo que ha alimentado el motor que te ha catapultado hasta tu cota más alta. En torno a ello, has construido una carrera en la élite como especialista de drive (con 361 partidos jugados en la era WPT a los que hay que añadir varios años en Padel Pro Tour, 2 títulos Challenger, 2 finales de Open, presencia en el top-10, el puesto de pareja 5 a modo de techo; internacional con España, campeón de Europa).
Has tenido muchos compañeros pero memorable fue la etapa reciente junto al granadino Javi Ruiz. Con él lograste tus mayores logros deportivos. Dos fajadores de enorme competitividad que os complementasteis a la perfección, un verdadero dolor de muelas para cualquier rival. Acabasteis conquistando el corazón de la grada. Lo dejé escrito un día. En medio de la pelea de banderas, de los aullidos y gestos impostados, de los apodos, fuistes capaces de conciliar el veredicto de la afición. Por juego, y desde luego, por actitud, Javi y Uri, pasasteis a ser de los nuestros. Hay quienes se anuncian como elegidos; a vosotros, en cambio, os elegimos nosotros: portadores de nuestra normalidad en un mundo en el que ya despuntaban los egos y las imposturas.
Después, el rendimiento de la dupla decayó. Ya lo sé. Aparecieron las lesiones y emergieron nuevas figuras con talento y prisa. La ruptura aceleró un descenso que desemboca hoy en esas líneas públicas que te sirven de adiós.
Sin embargo, tu legado, Uri, trasciende guarismos. Ni victorias ni títulos. Tu infatigable capacidad de trabajo, esa afilada bandeja, el despliegue defensivo,… son rasgos que esbozan tu juego, sí. Pero eso pasa. Lo que, sin embargo, define tu perfil de deportista es tu autenticidad. Te has mostrado siempre tal cual, sin dobleces. Exigente contigo mismo, atento siempre al compañero, respetuoso con tus oponentes. Pura honestidad.
Por eso, querido Uri, no sorprenden las reacciones a tu despedida. Los mensajes de Bela, Lebrón, Galán, Marta Ortega,… hablan por sí mismos. Tus compañeros y compañeras exhiben la huella que has dejado.
“Sos un ejemplo de que con determinación, ganas, esfuerzo y confianza, se puede lograr lo que te propongas!!! Gran rival, gran compañero de entrenamientos, gran persona, con una sinceridad y humildad inmensa!!! LO MEJOR ESTA POR LLEGAR!!!”, exclama Adrián Allemandi.
“Te voy a recordar por mucho más que el jugador que has sido y las veces que me has mandado a casa. Dejas mucha huella en todos! Grande Uriel”, afirma Alejandro Galán.
“No te tienes que retirar …te queda gasolina @uribotello …..siempre se puede volver ……fuerte abrazo”, le insiste Matías Díaz.
“Uriel un grande dentro y fuera de la pista.Tuve el placer de entrenar contigo muchísimo tiempo, que grandes recuerdos vamos a tener de ti siempre. Te mereces todo lo bueno que te pase. GRACIAS URIEL”, responde Juan Lebrón.
“Uri ! He sido un privilegiado de poder haber disfrutado de tu padel! Sé perfectamente de tu esfuerzo, trabajo, sacrificio y pasión por este deporte y estoy seguro que en tus próximos objetivos de vida irán fenomenal ! Te mereces lo mejor compañero”, le dedica Alejandro Ruiz.
“Ejemplo para los más jóvenes que con trabajo todo se puede conseguir. Nos seguiremos viendo Uri. Abrazo enorme”, en palabras de Gonzalo Rubio.
“Te felicito Uri por la carrera que haz hecho… trabajaste mucho para conseguir tus objetivos. Te deseo todo lo mejor”, destaca Juani Mieres.
“El camino como has dicho @uribotello es lo más importante de todo. Es lo que queda ahí siempre, imborrable. Nadie te lo quitará nunca, al igual que todo lo que conseguiste a lo largo de tu carrera a base de constancia, esfuerzo y sacrificio. Te deseo lo mejor en lo que venga”, de Ceci Reiter.
“Felicitaciones por tu carrera Uri. Por el momento DISFRUTA mucho del mejor “torneo” de tu vida…..que seguramente vendrá otro…. Abrazo grande”, expresa Fernando Belasteguin.
“Ese Uriii!!! Te va a ir genial en todo lo que te propongas por como eres de currante!!!! Te echaremos de menos!!! Besote grande!!!!!!”, de Mari Carmen Villalba.
«Eres un crack Uri. Te vamos a echar mucho de menos , pero sé que te irá bien en todo aquello que te propongas !!!«, se despide Martita Ortega.
Hay muchos más pero estos sirven para comprobar que tu mejor conquista no la explica un trofeo sino la admiración y reconocimiento de todos.

Ya vemos que el pádel ha multiplicado su velocidad. No ya sobre la moqueta sino también fuera de pista. La narrativa apenas concede tiempo de reconocer victorias, celebrar títulos o lamentar derrotas. Tu deporte se encuentra en un momento crucial de su historia, de incierta resolución, y parece no tener cabida para principios como la serenidad y la pausa.
Pero tú, Uri, mereces tu espacio. Porque la tuya, en efecto, es la historia de quien se ha abierto camino a base de trabajo, sacrificio y talento. El relato de un tipo normal empeñado en pelear entre gigantes. Y lo has estado haciendo durante tres lustros. Con tus miedos, tus dudas y tus fortalezas, aquellas que son también las nuestras.
Contigo hemos sufrido cuando tocaba; y del mismo modo, hemos disfrutado cuando correspondía. Hemos reído cuando lo has hecho, y hemos llorado cuando tus lágrimas explicaban más que tus palabras. Y siempre, más allá del marcador, hemos aprendido a ser mejores a través de tu entrega. Tú nos has puesto frente al espejo. Por eso, la tuya es una de esas historias que siempre deben tener hueco. Un recorrido vital de plena vigencia que conviene mantener en el futuro.
Ahora, el pádel busca nuevos horizontes. Apuesta por la espectacularidad para crecer como negocio; pero más le valdría preservar sus grandes valores para sostenerse como deporte. Y, en ese sentido, nada mejor que tu humildad, tu dignidad y tu compromiso como bandera para evitar extravíos en esta nueva modernidad.
Te vas por las lesiones. De acuerdo. Pero no porque no pudieras ser competitivo. Solo tu esfuerzo ya servía de aprendizaje. Lo dejas pero no porque pudieras arrastrarte por la pista, como afirmas. Eso jamás.
Sí consuela leerte que no estás triste. Tu orgullo es el de todos. “Si soy sincero, para nada estoy triste. Estoy muy orgulloso de la carrera que he hecho y los resultados obtenidos. He adquirido un bagaje y unos conocimientos que jamás me hubiese imaginado”.
Y, desde luego, nos reconforta el hecho de que no te vas del pádel. Seguro que lo necesitas aunque no tanto como este deporte requiere de experiencias como la tuya. “Como dije antes, comienzo una nueva etapa. Por supuesto ligado al pádel. Una en la que espero seguir aportando mi granito de arena a este deporte que tanto me ha dado. Espero seguir formándome como entrenador y seguir aprendiendo de este maravilloso deporte. Muchas gracias a todo y…¡VIVA EL PÁDEL!».
Pues dicho queda. ¡Viva el pádel! Palabra de Uriel Botello Cohen. Un grande.

Gracias Nacho por este post de agradecimiento a Uri Botello, me sumo a cada una de tus palabras.
Gracias a ti por dedicarle un rato de lectura al artículo. Saludos.
Da gusto leerte Nacho. Como hablas de los deportistas desde el máximo respeto, plasmando con palabras lo positivo que nos transmiten. Mi más profunda.admiracion.
Hola David. Gracias por tus palabras y por leer el artículo. Saludos.