“Bamboleo, bambolea…” suena al descanso del primer set en las gradas de un Palau Sant Jordi que asiste al principio del fin. Es el primer partido del Boss Barcelona Master Final, la competición que cierra una década de pádel profesional bajo el mano de World Padel Tour.
Hay una atractiva entrada de público, lejos todavía de lo que se prevé para el fin de semana, pero el tema de los Gipsy King que DJ Bluebay mezcla con una base potente para animar el paso por bancos no termina de encender a la grada. No ayuda, desde luego, el desempeño del partido. Bea González y Delfi Brea proporcionan una verdadera paliza a Verónica Virseda y Claudia Jensen.
El bamboleo es balanceo, vaivén. Y lo cierto es que el zarandeo en la pista es tremendo. El 6-0 que luce el marcador rescata el rosco que esta misma pareja le endosó a Salazar y Araújo en el primer set de la final del P1 de Premier Pádel en Milán. La dupla 7 de este Master Final no logra contener una hemorragia que aún se prolonga en el segundo set con un parcial de 3-0 a favor de la malagueña y de la argentina.
Ese 9-0 con el que Delfi y Bea inauguran este Master Final es todo un aviso, una tarjeta de presentación, son las credenciales de la dupla que más en forma parece terminar la temporada. La andaluza y su compañera han hecho cumbre en los tres últimos torneos, dos de World Padel Tour (México y Suecia) y uno de Premier Pádel (Milán).
Las favoritas, pareja que se ha formado esta misma temporada, han madurado su propuesta. No solo tienen tiros, que ya los tenían, ahora, además, exhiben una formidable consistencia. Al atrevimiento le han añadido paciencia, a la ambición le han sumado mucho tajo. No se desesperan, no buscan atajos. Dialogan y dialogan con la pelota, van desgastando a sus rivales, las agitan, las agrietan, puro bamboleo, hasta que se derrumban.
Además del dominio rival, les penalizan a Claudia y Verónica su errático trazo. Disponen de opciones de rotura y no aprovechan ninguna. Por ejemplo, en el tercer juego del primer set, un 30-40 que ven pasar hasta desvanecerse. O en el quinto juego, con un 15-40 que tampoco materializan.
No es hasta el cuarto juego del segundo acto cuando inauguran su casillero (3-1). Lo celebra una grada que quiere emoción desde el primer instante. Y algo encuentra.
Bea y Delfi desperdician hasta tres bolas de partido. Se precipitan como no habían hecho hasta hora, incurren en la prisa y pierden el paso. Lo aprovechan Virseda y Jensen, más fiables ya en su trazo, y logran devolver la rotura en el noveno juego (5-4). Pero no les alcanza.
En el décimo, desde el resto, Bea y Delfi abrochan el triunfo (6-0 y 6-4) que las catapulta a las semifinales.