Una llamada, de esas que no esperas y que, antes de atender, sabes que no anuncia nada bueno. Fue anoche, pasadas las diez y media. Una llamada breve, directa. ¿Estás sentado?, me dijo Iván (Contrapared) al otro lado del teléfono. El breve lapso de tiempo que me dio para responder me permitió jugar la falsa esperanza de que se tratara de algún chisme del pádel, una rotura de pareja, algún lío federativo, lo habitual. Aunque en el fondo, intuía que, esta vez, no era eso. Me despejó la incertidumbre enseguida: Carles ha fallecido.
Mi conmoción y su abatimiento pusieron fin a la llamada. En minutos, las redes terminaron de amplificar la noticia (aquí lo cuenta Relevo).
Carles Prat, de Padel 2.0, uno de los más veteranos informadores del pádel en activo (junto al propio Iván, de Contrapared, y a Uri Leczycki, de Padelnetwork), nos había dejado. Así, de pronto. Se lleva sus proyectos, su ilusión, su pasión por el pádel; mientras aquí nos ponemos a ordenar los interrogantes. Por qué, cómo, qué sentido, de qué sirve.
Y claro, así de primeras, no hay respuestas evidentes.
Carles empezó a contar el pádel en tiempos en los que, durante un torneo, no sabías ni lo que ocurría en la pista de al lado. Dio resultados cuando nadie los daba. Descubrió historias que nadie conocía. Habló de pádel profesional y amateur, de pádel internacional y de pádel local. Siempre, pádel. No hacía distinciones este empleado de banca que, hace poco, decidió aparcar su trabajo para centrarse en su vida: sí, el pádel.
Renovó su imagen, abrió nuevas ventanas y se puso a seguir contando pádel. En redes, en Twitch o donde fuera. Y ahora, de repente, con el camino a medio construir, se va y se lo lleva todo sin dejar ni una sola respuesta.
Pero, dándole vueltas en esta larga noche, he llegado la conclusión de que, en realidad, hasta en su adiós se ha mantenido fiel a sí mismo.
Carles acumulaba trayectoria de sobra en el pádel. Su experiencia de casi tres lustros, su amplia red de contactos, su conocimiento de marcas, jugadores y demás, le hacía estar en disposición de ofrecer respuestas a los interrogantes que la evolución de este deporte iba planteando. Nunca lo hizo. Carles era más de plantear preguntas.
En plena época de lucimiento personal, ego, postureo y reivindicaciones vacías, Carles ha circulado siempre en sentido contrario. No era periodista, pero era el que más preguntaba; era el más veterano, pero era el que más aprendía. Humildad y curiosidad. Y mucho amor por el pádel.
Hoy, la enésima polémica de Lebrón, el gesto de Galán, la paliza de Tapia y Coello, la revelación de Castelló y Jensen, el asalto a la banca de Tolito y Alfonso,… cualquiera de estos temas debían haber abierto el #6 de PADELETTER by Padelazo que envié hoy lunes.
Pero quien manda es Carles y la única respuesta que nos ha ofrecido y que nos deja en su adiós: el pádel es como la vida, tan breve y tan hermoso que es absurdo enredarse con tonterías.
Que lo mismo pensamos que estamos en lo importante, y tan solo estamos consumiendo un tiempo efímero, prestado, en el que se nos permite asomarnos un rato a una realidad que no es la nuestra.
Gracias, compañero.