Con Juanjo suspendido en el aire, mientras el eco de su rugido aún resuena en el ambiente (¡Voy yo!, la pide el malagueño), una centella cruza la pista, de lado a lado, rozando la cinta.
El violento remate del jugador de Wilson, no obstante, parece poner fin a un trabajado punto. Su poderosa pegada se antoja incontestable y trae la bola de vuelta a su campo. Sin embargo, la pala Vairo de Alejandro Ruiz aparece súbitamente sobre la red, junto a la puerta, para acunar con mucho tacto la pelota hasta dejarla morir en el suelo.
La prodigiosa dormilona del jugador alhaurino certifica la bola de partido. Lo siguiente es la estruendosa ovación del público que, puesto en pie, clausura un encuentro con menos batalla de lo que se espera en una final entre dos parejas de tanta enjundia.
Los malagueños, Álex Ruiz y Ernesto Moreno, acaban de coronar su padel eléctrico y punzante con una gran victoria ante Juanjo Gutiérrez y Matías Marina. El triunfo les eleva a lo más alto de la final de 1ª del Torneo Polígono Industrial San Luis en Fantasy Padel, una competición que se disputa del 9 al 11 de noviembre y que depara a los vencedores 700€ en metálico.
Ernesto y Álex, los dos rubios de oro del padel malagueño, aprovechan el respiro antes de que World Padel Tour viaje a Argentina, para reencontrarse de nuevo en el mismo lado de la pista.
Enfrente, Matías Marina, otro de los integrantes de esta generación de oro, y el malagueño Juanjo Gutiérrez, que acuden a la cita tras caer derrotados en la final del III Open Benéfico del club Matagrande, ante Jesús Espejo y Javi Ruiz. Avisados, por tanto, de lo que tienen por delante, la dupla hispano-argentina aprieta desde el inicio. Al igual que en Antequera, Juanjo y Mati permutan de lado en cada saque; mientras que al resto, al contrario que en Matagrande, Gutiérrez parte de la derecha y Marina ocupa el revés.
La corneta, en cualquier caso, la hace sonar el malagueño de Wilson que se abalanza sobre la cinta desde el resto. Presionan juntos el saque de Álex aunque no lo suficiente para romperlo (1-0). Tras anotarse en blanco el propio, se vuelcan sobre el de Ernesto y logran cuatros bolas de break. Por desgracia para ellos, no convierten ninguna.
Emerge, imperial, el de Babolat para impedirlo. Afilado desde la red, Ernesto apura con la volea y recurre a su impoluta pegada para desterrar la amenaza. La última ocasión la aborta Alejandro con un vertiginoso cruce en la cinta para sacar por cuatro metros un resto de Matías (2-1).
La advertencia activa a la pareja malagueña. La ocasión desperdiciada, en cambio, lastra a la contraria. Un error de Marina en un globo que se le marcha y dos fallos de Juanjo, uno con la volea y otro con una bajada de pared que se queda en la red, trasladan el peligro a su campo. La cinta acaba por decantar el último punto que sirve para certificar el break al saque de Mati (3-1).
La distancia adquirida con esa rotura acaba resultando suficiente para que Ernesto y Álex se anoten la primera manga. Su intimidante juego en la red, sus cambios de altura y velocidades, sus vertiginosas transiciones defensa-ataque son un espectáculo. Su sincronía en la pista retrata a una dupla que se conoce a la perfección. Son un espectáculo maravilloso.
Frente a ello, Matías y Juanjo mantienen el pulso, esta vez, con menos orden y mucha garra. Aún así, abren tres veces la puerta para intentar devolver el break. En los tres saques siguientes de sus adversarios, Gutiérrez y su compañero de Dunlop logran una ventaja inicial de 15-30, una pequeña rendija por la que intuyen el éxito pero que no acaban de cruzar en ningún caso. Sus errores en momentos clave les impiden ir más allá y transformar el riesgo en amenaza para sus oponentes. De esta forma, acaban por ceder la primera manga (6-3).
El silencioso sufrimiento de Marina
Nadie lo sabe pero, en verdad, el tiempo juega en contra de Juanjo y Matías. El joven argentino acusa un problema de salud que, incluso, le obliga, en dos ocasiones, a retrasar su incorporación a pista. La escena pasa desapercibida para quienes asisten al duelo. Hay quien lo interpreta como una estrategia de dilación, para ganar tiempo, para frenar el ímpetu de los rivales, para construir una senda alternativa hacia la gloria. Sin embargo, no es así como ocurre.
Mientras, Álex y Ernesto dialogan en la cancha, intercambian ideas, actualizan su ruta hacia el triunfo. Juanjo, en cambio, espera, solo, en la silla fuera de pista. Matías, en uno de los aseos de este club de padel indoor de Málaga, sufre, vomita, trata de recomponerse para, no ya retomar el pulso, sino poder , siquiera, acabar el encuentro.
Reanudado el juego, ya en el segundo set, Con 30-30, el propio Matías busca fuera de pista un remate de su rival de Babolat. El argentino no llega y resbala. La caída alarma el tiempo que tarda el argentino en recuperarse. Es el segundo tropiezo en el partido de un jugador que apura sus fuerzas para competir contra dos colosos formidables. El break al saque de Juanjo acaba por confirmar los roles sobre la pista (1-0).
Los rubios de oro vuelan hacia la victoria. Sus rivales, en cambio, sufren para mantener el paso.
El nivel de Álex se multiplica junto a la cinta. El zurdo de Vairo y el diestro de Babolat, sublimes Zipi y Zape en la cancha, son dos diablos sobre el alambre. Les basta una chiquita para abrirse paso y dictar el juego. Una suave caricia de terciopelo que precede al frío acero de la puñalada. Sus punzantes voleas abren ángulos incómodos. La imperial pegada de Álex, el exquisito liftado de Ernesto, anulan la ofensiva de sus contrarios.
Del otro lado, se revuelve Juanjo en la derecha que tira hacia delante. La raza de este malagueño, puro genio, todo carácter, le arroja al cara a cara. Suya es la acción en el tercer juego que evita un nuevo break (2-1). Una bandeja forzada que pilla los pies de Álex e impide una nueva fractura.
Le secunda Mati en el esfuerzo. Como puede. Cada vez con menos piernas y más coraje. Su portentosa mano, su singular volea, una rúbrica a dos manos que le ayuda a esconder cada golpe, le sostiene en el encuentro.
No terminan Ernesto y Alejandro de reflejar en el marcador la diferencia que se aprecia sobre la pista. Y ello, pese a que el esfuerzo va minando las fuerzas de Matías. Su afección va quebrando el debilitado hilo que une su juego con el de Juanjo. Aún así, su magia sigue regalando instantes. En uno de ellos, abre la opción del break. Es el octavo juego. Casi la última ocasión de engancharse y reducir la distancia. Álex, sin embargo, no concede terreno para la rebelión. Su víbora borra el 30-40 en su servicio. Él y Ernesto se quedan a uno del triunfo (5-3).
A punto están de lograrlo al saque de Juanjo. De nuevo, el malagueño lo evita con un remate. La cinta, un incordio en la jornada para Juanjo y Marina, les ayuda, esta vez, para anotarse el juego (5-4).
Llegados ahí, caminando sobre el alambre, aún dispone la sufrida pareja de una oportunidad al borde del abismo. Un paralelo monumental de Gutiérrez y un error de Ernesto y Álex abren la ocasión de break.
Pero, a esas alturas, Mati apenas traspasa ya la línea de saque. Ernesto remata con Marina al fondo y gana el duelo. Finalmente, es Álex quien echa el cierre al enfrentamiento. Primero, con un soberbio remate por tres metros desde el fondo de pista. Después, con esa espléndida dormilona que pone en pie al público para saludar a los campeones (6-3 y 6-4) de esta final de 1ª del Torneo Polígono Industrial San Luis en Fantasy Padel.
