A esas alturas, la moqueta de la central de Pinos del Limonar es una ciénaga azul de arenas movedizas que engulle a una dupla malagueña zarandeada, vapuleada por un vendaval desatado al otro lado de la cinta.
Son dos magníficos jugadores incapaces de sostenerse con un juego que hoy resulta terriblemente inconsistente, asombrosamente ligero, sorprendentemente intrascendente. Javi Bravo y Ernesto Moreno danzan al dictado que imponen sus rivales, los fabulosos Momo González y José Carlos Gaspar, que lo ponen todo desde el principio para llevarse esta final de 1ª del I Memorial Alfonso Carlos García González-Betes.
Los dos junior malagueños han apeado en semis a Ennio Chemes y Fermín Novillo (6-4 y 6-2) mientras que sus adversarios se han desecho en el penúltimo escalón de Sergio Beracierto y Willy Ruiz (confinado éste a la derecha) (6-2 y 6-4).
Ahora, en la gran final, un arrebatador inicio eleva a unos a la categoría de tornado mientras despeña a los otros.
El castigo es, en verdad, durísimo. La puesta en escena de Momo y José Carlos resulta imperial. Firmes e intensos desde el fondo, su fiabilidad y su frenético ritmo desarman a sus contrarios que no encuentran la respuesta adecuada.
Frío, inseguro. En el arranque, Javi Bravo está desdibujado, irreconocible. Suma error tras error y cada fallo multiplica aún más sus dudas y ensombrece su juego. Sobre la pista no hay ni rastro del magnífico jugador que ha conquistado de manera consecutiva las tres finales de 1ª que ha disputado en este 2015 y que ahora va en busca de la cuarta.
A su lado, tampoco Ernesto Moreno consigue equilibrar el duelo. El de Zenyc no logra encontrar pista para imponer su juego afilado, su talento exuberante, su categoría indiscutible. El resultado de ello es un marcador incontestable, un 6-0 a favor de Momo y José Carlos que radiografía bien lo ocurrido en el primer parcial.
Los dos junior se parapetan al fondo de la pista y desde allí manejan a su antojo. Buscan por alto a Javi y aprietan en cuanto a puede a ras de cinta. Desde la barricada mueven los hilos que enredan a sus contrincantes. Ernesto y Javi son víctimas de un espejismo diabólico. Pese a ocupar la red, pese a mostrarse ofensivos en su juego, en verdad su gobierno no es más que una ilusión que les acerca al precipicio. Cuanto más creen dominar, más son dominados.
Dos errores consecutivos de Javi Bravo son suficientes para que el partido se desnivele desde el inicio con un break (0-1) al saque del de Wilson. El prodigioso ejercicio defensivo del antequerano de Babolat y el malagueño de Adidas hace saltar por los aires las costuras del inconexo juego adversario.
Un 40-0 con saque de Ernesto desperdician éste y su compañero en el tercero. Con el empuje de José Carlos y las eléctricas irrupciones de Momo, igualan el intercambio hasta que, de nuevo, dos fallos de Bravo (un globo corto que pulveriza el antequerano y una bandeja a la red) condenan el saque (3-0).
Mientras pierden los servicios, Ernesto y Javi son incapaces de anotarse un solo punto en los dos primeros juegos que disputan al resto (4-0). El síntoma es alarmente. De los cinco juegos que abren el partido, Moreno y Bravo encajan en blanco tres de ellos. Dos al resto y uno con saque propio, el quinto, en el que ceden el servicio de Javi (5-0).
Con José Carlos barriendo las esquinas y Momo electrificando la pista, el espectáculo lleva la firma de ambos. En el sexto, Momo busca con el servicio echarle el cierre al primer capítulo. El 0-40 que encajan tras un error propio y dos fallos de José Carlos no les desajusta. Tras una prodigiosa acción de Gaspar en la red, cuatro errores consecutivos, dos de Ernesto y dos de Bravo, entierran sus opciones y finiquitan el primer set (6-0).
Una reacción portentosa
El efecto del rosco es un moneda al aire: o despeña definitivamente a Javi y Ernesto o les reactiva de manera súbita.
En la reanudación, es el de rubio de Zenyc quien pide pista y asume el mando. Lo hace con el saque. Sus oponentes aprietan mucho pero logra conservar el servicio y frenar la caída (0-1). El punto de inflexión, sin embargo, llega en el segundo juego.
El saque de Momo se prolonga, bajo amenaza de break. Tras levantar un 15-40, los dos junior tienen opciones de asegurar el servicio pero sus rivales insisten. A la cuarta, que llega tras un error de Momo con la volea, es el propio Ernesto quien cierra por cuatro metros tras mover a sus oponentes de lado a lado.
La rotura (0-2) abre un escenario inédito y confirma la recuperación de Moreno y Bravo. El rubio, quien será el compañero de Javi Limones en el World Padel Tour 2015, es quien tira de galones para frenar a sus contrarios y rescatar a su pareja.
Momo y José Carlos mantienen el nivel defensivo del primer set pero, ante el paso al frente de sus contrincantes, les falta algo de agresividad para discutir la red.
En el cuarto juego, con saque de Gaspar, Ernesto y Javi amplían la brecha. Un error del antequerano con un envío paralelo compromete el servicio de su compañero. Finalmente, es Bravo quien confirma el quiebre al cerrar con una bandeja que muere junto a la malla lateral (4-0).
Pese a la fractura, José Carlos y Momo no pierden la cara al encuentro. Incluso se rebelan contra el despeño que están sufriendo. Así, en el quinto, con las rodillas clavadas en la moqueta, el de Adidas filtra un portetonso paralelo desde su esquina que perfora a Ernesto cuando éste buscaba cerrar el medio. Es una ocasión de break, una opción de poner pie en pared y frenar el avance de sus adversarios.
Lo evita Javi Bravo, ya recuperado para la causa, de nuevo operativo tras su descenso a las tinieblas. El de Wilson se mide a Momo y le derrota con una volea afilada y un remate. De nuevo, los junior se quedan a un palmo de la rotura (5-0).
Pese a la dureza del marcador, Momo y José Carlos no pierden la sonrisa. Su imponente esfuerzo les mantiene conectados al duelo, siempre dispuestos a encontrar la grieta. En el sexto, con el saque de la perla de Babolat frenan la sangría (5-1) y a continuación, asaltan el servicio de Bravo.
Emerge a tiempo el antequerano, un jugador descomunal y valiente, con atrevimiento y talento en iguales proporciones. Su salida tocada al revés de Ernesto abre la opción. Después, desde su esquina, no sólo resiste el acoso de sus contrarios sino que gana metros en cada golpe, voleando incluso desde el fondo, retándose en paralelo o en cruzado hasta filtrar una bola a los pies de Ernesto que éste no levanta. Un prodigio.
Este es un break (5-2) que insinúa un nuevo relato, que muestra a los dos junior el camino que deben recorrer. Porque, ese paso al frente de Momo es lo que les ha venido faltando hasta ahora en el segundo set. Ahí está la ruta.
Pero sus rivales no ceden. Ernesto al mando y Javi tirando millas les cierran cualquier rendija. En el octavo, con saque de José Carlos, Moreno y Bravo finiquitan el set. Lo hacen gobernando la cinta, imponiendo su dictado, apretando en cada bola. El 15-40, tras fallar una salida de pared José Carlos, se resuelve cuando Javi alcanza una dejada de éste y gana desde la red (6-2).
Momo y José Carlos desaprovechan su opción
A estas alturas, Javi Bravo y Ernesto Moreno han trazado una nueva ruta sobre la pista. El de Wilson desdeña el cruzado y apuesta por el paralelo. De esta forma, evita la monumental resistencia de José Carlos, atormenta a Momo con envíos adormilados que se enredan en el cristal y abre camino para que Ernesto pueda entrar en la red.
La noche cae y el frío emerge en Pinos del Limonar lo que resta empuje a la pegada de los jugadores. El duelo se iguala y el juego se aprieta. Cada bola es ya un desafío. En el segundo juego, Momo, al saque, y José Carlos evitan un tempranero descalabro. Son dos oportunidades de break para sus contrarios. La primera la solventa Momo con una espléndida volea cruzada que pilla a Ernesto. La segunda lleva la firma de Gaspar que insiste con el paralelo hasta que desarma a su rival (1-1).
Surge aquí el de Adidas que abandona su esquina para ganar metros. José Carlos entra en combustión. ¡Venga! Una determinación ofensiva que se une a una capacidad defensiva prodigiosa para protagonizar un maravilloso arrebato tras otro. Así llega el break en el tercero. El fenomenal despliegue de Gaspar sirve para conquistar el saque de Bravo que, con una fallida salida de pared, entrega su servicio (1-2).
En blanco consolidan la brecha y se adelantan, de nuevo, hacia el triunfo (1-3). Pero en el sexto, otra vez, cambia el escenario. Momo, con su saque, no aprovecha un 40-15. Ernesto aprieta en la red y Javi tortura con el paralelo. Llegan dos opciones de break. La segunda la confirman a palos Ernesto y Javi, éste por tres metros, para anotarse una rotura providencial (3-3).
Esta recuperación forma parte de un arreón que lleva al de Zenyc y al de Wilson directamente a la victoria. Es un parcial de 5-0 el que encajan José Carlos y Momo que no encuentran ya respuestas a la ofensiva contraria. En el octavo, el saque de Gaspar cae del lado de sus oponentes. Javi, ahora sí, espléndido, llega a todo. Dos errores del propio José Carlos le hacen ceder el servicio (5-3).
Tienen una última opción los junior de sostenerse en el encuentro. Es en el noveno, con saque de Ernesto para cerrar el partido. Momo y José Carlos se lanzan a por el break. A punto están de conseguirlo con dos ocasiones de rotura. En ambas, es Ernesto Moreno quien toma el control y resuelve con la pegada.
Finalmente, un remate por tres metros de Javi Bravo echa el cierre a una vibrante final (0-6, 6-2 y 6-3). El ¡Vamos! redentor del propio Javi celebra un sufrido triunfo junto a su espléndido compañero. Es la cuarta final consecutiva que se adjudica el de Wilson en 2015, la segunda junto a Ernesto Moreno.