Lección aprendida. Premier Padel y la Federación Internacional de Pádel han anunciado hoy la creación de los Steering Committees (Comités Directores), dos órganos consultivos y de asesoramiento en los que el peso de los jugadores y de las jugadoras queda notablemente diluido.
La noticia, difundida hoy por el circuito catarí y el organismo federativo que preside Luigi Carraro, está plagada de términos que buscan enmarcar una narrativa de avance y apertura: pioneros en el sector, dar voz, reforzar la gobernanza, representación inclusiva… No falta siquiera la manida referencia al señuelo olímpico.
Detrás de todo ello, sin embargo, subyace la evidente intencionalidad de restarle espacio y protagonismo al colectivo de jugadores que, precisamente, hizo bandera de lo contrario, más peso en la toma de decisiones, durante las protestas de principios de temporada.
Ambos comités, masculino y femenino, tendrán el mismo reparto en sus respectivas composiciones.

O lo que es lo mismo. De un total de 20 componentes, los jugadores contarán con 4 miembros. Premier Padel y la FIP, voz única de facto, tendrán 6 integrantes (tres cada uno), entre ellos, el CEO del circuito y secretario general de QSI, propietaria de Premier Padel, David Sudgen, el director general, David Serrahima; el director comercial, Rob Mitchell; y el vicepresidente de Premier y presidente de la FIP, el omnipotente Luigi Carraro.
El resto, además de un entrenador profesional, son clientes o aliados de Premier Padel: representantes de torneos, socios comerciales, patrocinadores, el responsable de los árbitros y supervisor del circuito y… ¡hasta uno de los socios del despacho de abogados Cuatrecasas, asesor jurídico de Premier Padel!
El panorama es claro: los jugadores/as quedan acorralados. Cuatro representantes del colectivo de deportistas frente a todos lo demás.
La lectura que difunde Premier es otra. Estos nuevos comités “darán a los jugadores y jugadoras una voz aún más fuerte en el foro más profesional”, en palabras de Carraro.
Estos órganos se reunirán un mínimo de dos veces al año para asesorar sobre asuntos como “el calendario internacional, los estándares de los torneos, el bienestar de los atletas, el desarrollo comercial y la interacción con los fans en todo el mundo, creando una plataforma unificada para el diálogo intersectorial y la alineación estratégica a largo plazo”.
“Actuarán como foros rigurosos y profesionales de consulta formal”, apunta Premier y la FIP acerca de estos órganos que solo serán consultivos, lejos de la reivindicación de los jugadores que les llevó a protagonizar un conflictivo inicio de temporada, con plante/boicot/renuncia a disputar algunas pruebas P2, que desencadenó todo el cruce de filtraciones/declaraciones/ruedas de prensa.
De todo lo ocurrido, el circuito catarí y la FIP tomaron buena nota. No para corregir o resolver cuestiones apuntadas por los deportistas (el circuito continúa exhibiendo evidentes deficiencias en muchos aspectos), sino para implementar medidas que cercenen las crecientes aspiraciones de los jugadores de ser protagonistas en los despachos.
El proceso de descrédito emprendido contra la asociación PPA, el anuncio de acciones legales contundentes contra los deportistas y su órgano colectivo, o la petición a la FIP de sanciones contra los jugadores son movimientos emprendidos este año por la patronal para frenar el ímpetu reivindicativo de estos.
Ahora, con A1 Padel encallado en plena travesía por el desierto, y el éxodo de jugadores desubicados que buscan reacomodarse en Premier (vía FIP Tour) ante la falta de alternativas, la alianza Al Khelaifi-Carraro aprieta el puño para reducir todavía más el tablero de juego e imponer sus normas.
Lejos queda el embrión de este proyecto deportivo/empresarial lleno de promesas de cambio en la gobernanza que contó con el indefectible apoyo de los jugadores. Entonces, la Asociación PPA, recién creada, sirvió de ariete contra el anterior circuito (World Padel Tour) y resultó clave para decantar la balanza del lado catarí. Hoy, tres años después, el ente colectivo está en una situación muy diferente que le ha situado en la diana de los dirigentes de Premier.
Las reclamaciones de la asociación, las reinvidaciones de más protagonismo, de apertura a jugadores de otros circuitos, de calendario unificado y ranking único, ha llevado a la PPA hacia el desprecio más absoluto por parte de Premier Padel y de la FIP. De aliada indispensable (fue financiada con más de un millón de euros por el propio circuito), pasó a ser incómoda y molesta primero, a menospreciada y atacada, después; para finalmente, ser repudiada e ignorada como locutor válido.
En el anuncio de los dos nuevos comités no hay ni una sola referencia a la PPA (ni a la asociación de jugadoras IPPA). Tras meses de cruces de misivas, mensajes a través de medios y negativas al diálogo, Premier y la FIP abren estos comités como espacios de diálogo en los que la voz de los deportistas, protagonistas indiscutibles de este deporte, será minoritaria en contraposición a la estructura de poder del circuito ampliamente representada.
En este nuevo escenario, los cuatro representantes de los jugadores y de las jugadoras en los nuevos comités tendrá una misión casi imposible: hacer valer su criterio frente a un bloque de 15 (o 14 si el representante de los entrenadores se atreve a posicionarse con los deportistas). En el improbable caso de conseguirlo, ni siquiera tendrían garantías de éxito en un órgano de exclusiva consulta. Les quedaría el filtro definitivo: el criterio Al Khelaifi – Carraro, el tandem que gobierna con mano de hierro el pádel profesional.
