Una bandeja de la rival que se estrella en la red. Una bajada de pared que atraviesa en paralelo a su oponente. Una dejada que no puede devolver su adversario. Tres acciones que coronan una recorrido impecable, que apuntalan un triunfo memorable, que apaciguan la tensión y liberan la alegría. Sonrisas, abrazos, júbilo. Así se expresa el pádel al llegar a la cima.
Así lo viven Bea, José Carlos, Momo, Ernesto y Ale. Cinco jóvenes, cinco malagueños, cinco joyas del pádel de esta tierra andaluza que alcanzaron la cumbre de su categoría en el pasado Campeonato de España de Pádel de Menores, disputado en Madrid. Cinco magníficos deportistas que, días después de proclamarse campeones en sus respectivas categorías, aceptan la invitación de Padelazo para compartir sus impresiones y sensaciones sobre la gesta lograda.
En el Palmeral de las Sorpresas, con el Mar Mediterráneo como telón de fondo, estos cinco boquerones del pádel reviven el sufrimiento, repasan la adversidad, ensalzan el sacrificio y disfrutan de lo logrado, con naturalidad y espontaneidad, con humildad, la que les ayuda a levantarse en las derrotas y a no caer en la autocomplacencia en las victorias; la que les define como grandes personas.
Un triunfo para el aprendizaje
«Ser campeón de España es un título que te sirve para seguir trabajando para el futuro», explica uno de los junior de oro, Ernesto Moreno, que ya repitió triunfo en infantil con el mismo compañero. «Es una alegría que te llevas pero para seguir trabajando y luchando para lo que viene después», apunta su hermano de pádel, Alejandro Ruiz, quien pese a exhibir un impresionante palmarés (título de campeón mundial, incluido), insiste en su planteamiento. «La filosofía de menores es el aprendizaje».
Jerónimo González, Momo, jugador del club La Quinta de Antequera, la sonrisa del circuito de menores, ya rozó el título el pasado año, en su segundo año en la categoría infantil; sin embargo, contra pronóstico, ha sido en su estreno en cadete cuando ha logrado el campeonato junto a otra de las perlas del pádel malagueño, José Carlos Gaspar, quien añade este logro a un historial en el que luce un subcampeonato del mundo. «Para mí, sí es especial este título»–reconoce el jugador de El Candado–»todavía estoy asimilando que he ganado el Campeonato de España».
La otra componente de este quinteto mágico es Beatriz González quien, a sus 10 años de edad, ha arrasado en su primer año de alevín. Tras ser campeona de España en benjamín; esta temporada dado el salto a una categoría que se le ha quedado pequeña en su primer año. Bea ha ganado todas las competiciones federadas que ha disputado en su nivel (junto a la gaditana Begoña Benjumeda) y desde enero de 2011, sólo ha perdido un set. Ni siquiera en Madrid pudieron romper sus rivales esta impresionante racha y evitar un nuevo entorchado nacional para la doble B del pádel alevín. «Sabía que todos los partidos había que jugarlos, que podía pasar cualquier cosa y perder algún partido», explica con humildad esta malagueña que entrena a caballo entre el Ocean Pádel y Miraflores Sport Center.
Superando adversidades
Su recorrido en el torneo fue tremendo. Lo atestiguan los apenas nueves juegos encajados en los cuatro partidos que superó para plantarse en la final. Allí vivió su momento más complicado. En el tie break del primero, se vieron 5-2 abajo frente a Paula Vellver y Cristina Carrascosa. «Tenía claro que no iba a ser fácil», rememora la jugadora que, junto a su compañera, remontó en la muerte súbita con cinco puntos consecutivos. «Nos alegramos un montón y nos propusimos terminar el partido en el segundo (set); estábamos muy cansadas (ganaron la segunda manga por 7-5)».
Momo y José Carlos también tuvieron su encuentro con el abismo durante la competición. Tercer set del partido de semifinales. Enfrente, Jorge Fernández Fernández y Ramón Moreno Ribes, los cabezas de serie número tres. Empate a uno y dos bolas de break para sus rivales. «La verdad es que ahí me vi un poco fuera»–recuerda Momo–, «pero al ver que remontamos ese juego, dije: venga lo ganamos».
Esa disposición a luchar contra la adversidad, esa capacidad para saber sufrir y rebelarse contra la derrota, define a las claras una mentalidad ganadora propia de campeones. Ejemplo de ello lo han ofrecido durante toda su etapa de menores, Ale y Ernesto, que dejaron de nuevo otra lección más para la cantera que les sigue. En la durísima final que disputaron contra el malagueño Cayetano Rocafort y el gaditano Juan Lebrón, también tuvieron que afrontar su particular cita con el desastre. Un 7-6 y 5-4 con saque de Lebrón les obligó a aparcar las tácticas y jugar con el alma. «Esos momentos nos gustan», asegura Alejandro que vio cómo sus rivales disponían de hasta dos pelotas de partido. Ni siquiera así se vio fuera de la final. «Con Ernesto nunca me veo fuera», asevera el jugador alhaurino, que levantó el primero de esos dos match point con una volea (la segunda, la estrelló Cayetano en la red). «¡Muchos huevos!» es la receta de Ale para ese tipo de instantes clave.
De los nervios de Bea al sueño imperturbable de Momo, pasando por la copiosa cena de Ernesto y Ale o la música «relajante» de José Carlos. Los campeones afrontaron de manera diferente los momentos previos a la final. «La verdad es que no asimilaba que había pasado ni de cuartos ni de semis», cuenta José Carlos, que ni en sueños se había imaginado una victoria suya en cadetes del Campeonato de España («pero si en todo el año no habíamos pasado de octavos», advierte). «Estaba como un poco flipado de llegar a la final, así que para qué iba a pensar; dije: bueno vamos a seguir jugando igual». Esa tranquilidad interior combinó a la perfección con la determinación de su compañero. Durante la noche, durmió a pierna suelta, pero «cuando me levanté por la mañana, sí pensé en la final»–desvela Momo–«, en que tenía que ganarla sí o sí; que no quería quedar otro año segundo». Y vaya si lo hicieron. 6-1 y 6-3 para dar cuenta de los subcampeones, Miguel Benítez Lara y Julio Herrera Frías.
Los dos cadetes llegaron al campeonato bien de forma al igual que Beatriz, que se había preparado a conciencia durante el verano. No ocurrió igual con Ernesto y Ale. «Yo llegué un poco fatigado, venía de hacer octavos en el PPT de Ibiza«, relata Alejandro que se metió en el avión hacia Madrid cansado y sin ducharse.
A esa circunstancia hay que añadir el hecho de que el entrenador de ambos, «Jordi (Muñoz) estaba yendo a Madrid a entrenar con Maxi Sánchez y Rodri (Quinteros, su preparador físico) estaba de viaje por Europa», lo que provocó que ambos estuvieran sin entrenar casi dos meses «y eso se nota en la pista», añade Ernesto.
No fue obstáculo, sin embargo, para que se hicieran con el triunfo en una apretada final (7-6, 6-7 y 7-6). Tras el último punto, «tiramos la pala y nos abrazamos», recuerda Ernesto, gesto que repitieron Momo y José Carlos al ganar su último partido. «Solté la pala, le di un abrazo a José Carlos, saludamos a los rivales y vi a todos fuera muy felices, medio llorando», cuenta Momo.
Bea, en cambio, trató de imitar el gesto de Rafa Nadal al ganar su partido pero «se me enganchó la pala y no pude hacerlo», explica sonriendo la jugadora que se fundió en un abrazo con su compañera de Cádiz.
Generosos y agradecidos
Estas cinco perlas del pádel malagueño son generosas en el esfuerzo, honestas con los rivales, agradecidas con la ayuda. Tras una victoria como ésta, «me acuerdo de mi familia, de toda la gente que me ha dado ánimos, de mis vecinos, amigos, y de mis entrenadores Javier (Cárdenas) y Fabián (Galibster)», repasa Bea, que, entre otras, ha recibido la felicitación de la número uno del pádel, Carolina Navarro.
Hace lo propio Momo con su familia y los profesionales que le han preparado, citando a Carlos Muñoz, Manolo Montilla y Manolo Chacón. «Me sentí importante» reconoce el antequerano que fue invitado a cenar por sus padres «al restaurante que más me gusta de Antequera» e incluso recibió la felicitación del alcalde del municipio. Lo mismo le ocurrió a Ernesto Moreno con el primer edil de Torremolinos. Él y Alejandro tuvieron palabras de agradecimiento hacia sus familias, sus actuales entrenadores y los pasados, gente como «Pablo Chica, Gustavo Machuca, Willy… todos los que han trabajado muy duro para que seamos mejores jugadores», dice Ale, que ha recibido numerosísimas felicitaciones a través de las redes sociales, entre ellas, de Hernán Bebe Auguste. «Además, Seba Nerone me deseó suerte antes de empezar el campeonato», agradece el alhaurino.
Tampoco olvida este apartado José Carlos que se acuerda de sus entrenadores de El Candado, Guti (José Luis Gutiérrez) y Dani (Piqué), sin olvidar a la familia, en especial, a sus abuelos. «A mí me sale muy bien cuando gano porque mis abuelos siempre me regalan cosas», bromea el joven cadete. «Cuando quedé subcampeón del mundo me dio 50 euros, ahora me ha dado otros 50 euros», asegura José Carlos. «Mi abuelo de Córdoba me regaló un portátil cuando quedé Campeón de España y el año pasado me dio otro portátil», revela el joven cadete que ya hace cábalas con el premio de esta vez. «Tengo que ir pidiéndole el cochecito ya», anuncia sonriente.
La cantera malagueña aprieta
Alejandro Ruiz y Ernesto Moreno están ya despidiéndose de su etapa de menores en el pádel. Aunque por detrás, el relevo parece asegurado. «Hay una cantera muy buena, con muy buenos jugadores y muy buenas personas, que eso es también muy importante», afirma Ale.
«Me da orgullo que cinco malagueños ganen el Campeonato de España»– rubrica José Carlos– «no creo que otra ciudad haya hecho lo mismo».
En un año en el que no hay Mundial, por el horizonte aparecen ya las dos grandes pruebas que faltan por disputarse del calendario de Menores: el Master Final (del 29 de octubre al 4 de noviembre en Sevilla) y el Campeonato de Andalucía (del 9 al 11 de noviembre en Marbella). Dos oportunidades magníficas para exhibir el tremendo poderío de la inagotable cantera del pádel malagueño.