El duelo, sobre el desfiladero, no admite vacilaciones. El abismo, hambriento, aguarda a los indecisos, devora a los precavidos, engulle a los misericordiosos. El sol del atardecer en Antequera alarga las sombras en la central del club Matagrande, donde cuatro formidables jugadores libran una batalla llena de matices y detalles, un enfrentamiento en el que las luces y las sombras se reparten, caprichosas, a cada lado de la red.
El prodigioso bote pronto de Fermín Novillo, la eléctrica velocidad de Guillermo Demianiuk, la inagotable capacidad de trabajo de Gonzalo Rubio y la pegada de Juan Lebrón. Las piezas componen diversos relatos que convierten esta final del VIII Open de Padel del club Matagrande en un partido que rebosa emoción, que brinda espectáculo.
Demianiuk y Novillo gobiernan el juego desde el inicio. El argentino de Dunlop, desde el revés, convierte la red en un muro contra el que Lebrón y Rubio se estrellan sin remedio. Fermín, a su lado, exhibe su brazo firme, sorprende con su «juego sin paredes» que da continuidad al vértigo de su compañero.
La dupla andaluza, desbordada, no ofrece respuestas. El gaditano de Middle Moon comienza desconectado en su juego, errático, sin la tensión necesaria para hacer frente al vendaval que se desata ante él.
El break (0-1) que abre el partido es la consecuencia de los errores que Gonzalo y Juanito cometen con el saque del primero. Poco a poco, sin embargo, el sevillano de Head va descifrando el encuentro. El desafío que afronta es doble. Encontrar camino en el muro rival y, al mismo tiempo, rescatar a su compañero de la fosa.
Tres errores de un Demianiuk inconmensurable hasta el momento dan vida a Lebrón y Rubio. El último fallo, una volea que se le marcha al argentino, entrega su servicio a los rivales y recupera las tablas en el marcador (3-3). Espejismo que apenas dura un suspiro. El Rayo y Novillo se agarran a la cinta y retoman el mando. El duelo de voleas que decanta el séptimo juego lo cierra Demianiuk al cruzarse en la red para lograr la segunda rotura a su favor, esta vez al saque de Lebrón (3-4).
Reabierta la brecha, la pareja hispano-argentina gestiona la ventaja y niega las concesiones. En blanco terminan los tres últimos juegos de este primer acto que cae del lado de Guillermo y Fermín (4-6).
Con la ruta muy clara, Demianiuk y el de Wilson buscan aprovechar la inercia y coger distancia. La prodigiosa mano de Novillo para jugar de bote pronto y su paralelo de revés es una tortura para sus rivales.
El del Puerto de Santa María apenas pesa en el juego. Ni rastro de su pegada, ni de su osadía para ir al frente. La combustión interior emerge cuando falla una volea y regala su saque a los contrarios. El break (1-2), a tenor de los precedentes, insinúa un desenlace prematuro, sobre todo, cuando Novillo y Demianiuk consolidan la rotura (1-3).
A dos pasos ya del triunfo, Fermín y El Rayo celebran el sexto juego (2-4). En el otro lado, Gonzalo Rubio lleva todo el partido sujetando a su compañero. Ese sustento es el que permite al gaditano evitar la caída.
Cambio radical en la central del club Matagrande
¡Vamos! El rugido de ambos anuncia un nuevo partido. Es la segunda ocasión de break que tienen en el séptimo, al saque de Demianiuk. En realidad, la última opción de seguir con vida en el partido. Novillo busca apretar la volea para abortar la amenaza, pero se le marcha. La rotura (3-4), providencial, cambia el curso del encuentro.
Ese pequeño paso encierra una resurrección. De lo que pudo ser el 2-5 para Demianiuk y el profesor de tenis del club El Candado, vira el partido hacia un 5-4 a favor de Gonzalo y Juanito. El trayecto recupera al de Middle Moon que asoma el mazo por primera vez en el juego. ¡Ese Juanito!, celebra el sevillano el despertar de Lebrón.
El ritmo de juego no es el mismo. El duelo entre Rubio y Novillo exige tantas piernas y como cabeza. Demianiuk, intratable en el primer set, pierde el paso en este tramo. Los desajustes entre él y Novillo aparecen con el empuje adversario. El propio Gonzalo es quien, con una volea en paralelo, cierra el duodécimo juego y abre la puerta a un inesperado tercer set (7-5).
El último capítulo del enfrentamiento presenta un guión inédito. Todo ha cambiado. ¿Va, Fermín?, le pregunta Guille a su compañero tras encajar en blanco el primer juego (1-0). La consistencia de Rubio ha permitido levantarse a Lebrón. Juntos, barren la pista y, a punto están de cobrarse una pieza mayor al saque de Novillo. Hasta dos opciones de break tiene la joven pareja andaluza, pero no confirman la conquista (1-1).
Sí, en cambio, anuncian el cambio de tendencia. Tras anotarse en blanco su segundo servicio, se abalanzan sobre el saque de Demianiuk. Muy cómodo en la esquina, Gonzalo traza el juego cruzado sobre la cabeza de Fermín; y su compañero exhibe su pegada. Asombra un remate de Lebrón con la espalda rozando el cristal de fondo que saca la pelota por tres metros.
Lo celebra el público presente que saluda el break a favor de las dos promesas cuando El Rayo estrella en la red una bajada de pared (3-1).
Las dudas cambian de lado. La guillotina se balancea ahora sobre las cabezas de la pareja hispano-argentina que encaja, otra vez en blanco, el cuarto juego y cede, de nuevo, el servicio propio. Otra vez el martillo de Juanito y un fallo, ahora, de Novillo, dejan el encuentro a un paso del cierre (5-1).
Es Lebrón quien sirve para ganar. El 40-15 les regala dos bolas de partido. La ansiedad, por lo sufrido hasta ese instante, les anima a la precipitación. Falla Gonzalo un remate con el que quiso ponerle su rúbrica al triunfo. La segunda puerta se cierra tras una acción enorme de Fermín que Demianiuk cierra en la red.
No son las únicas oportunidades que desperdician los andaluces. Tampoco aprovechan los dos siguientes match ball. El derroche les cuesta el servicio (5-2) y da un respiro a sus contrincantes.
A esas alturas, el sol ha ocultado ya su brillo en tierras antequeranas. La luz de los focos rescata a los cuatro gladiadores de la penumbra que se abre paso.
¡Dale que podemos!, grita Demianiuk cuando se anota su propio saque (5-3). ¡Vamos a apretar ahora!, se conjuran sus rivales para afrontar el noveno juego con servicio de Gonzalo. Pero Novillo y El Rayo han afilado sus colmillos al oler la debilidad al otro la cinta. Cuando Lebrón tira a la malla lateral un envío cruzado, el partido vuelve a girar de nuevo (5-4).
Llegados allí, Fermín y Guille firman en blanco el empate (5-5), consolidan la remontada de un 5-1 y convierten en historia todo lo ocurrido hasta el momento.
Es el tie break lo que debe desnivelar definitivamente la contienda. Tras protagonizar cada una de las parejas su propia resurrección, es ahora la muerte súbita la que sepultará el esfuerzo realizado de una de ellas. Rozan la gloria Demianiuk y Novillo con un minibreak, primero, y una ocasión de cerrar el partido con 5-6. Pero no consiguen conquistar lo que ya dejaron escapar en el segundo set.
Tras pillarle los pies a Novillo, un resto de este a la red devuelve a la ventaja a sus rivales. Gonzalo y Lebrón aprietan y aprovechan, ahora sí, un desajuste por el centro de sus contrincantes para finiquitar el debate. Lebrón, por cuatro metros, corona el sufrimiento con una trabajada victoria en el club Matagrande de Antequera.