Han pasado seis años. Siete. Quizá ocho desde la última vez que compartieron el mismo lado de la pista. Un abismo en el tiempo que acabó engullendo la mística de una pareja malagueña formidable, una dupla majestuosa, llena de talento, rebosante de magia. Un dúo que llegó a dominar el padel andaluz, que fue más allá para competir contra los mejores, que disputó las semifinales del Mundial de 2006, en Murcia, ante Pitu Losada y Juani Mieres.
Ahora, con todo aquello arrinconado por el tiempo, invisible para las nuevas hornadas del padel; el azar, el destino, o quizá, simplemente, la magia que nunca se apaga, ha vuelto a reunirles. La pasada semana, con la red de por medio, y el título en juego durante la final de la VIII Prueba del Circuito Provincial de la FAP en Málaga, la chispa volvió a prender entre ambos.
Willy Ruiz de la Herrán y José Luis Gutiérrez Guti se escrutaron entonces como rivales. Se recordaron también como compañeros. Ahí decidieron volver a formar pareja, poner a prueba el paso del tiempo, medir su oficio ante el empuje de nuevas y pujantes generaciones. Al menos, una prueba más. Todo un regalo de Navidad para quienes pueden asistir a ello.
De esta forma, estos dos maestros del padel malagueño oponen su juego hoy al maravilloso y creciente juego de dos jóvenes también de la tierra, José Carlos Gaspar y Momo González, dos campeones de España, dos jugadores, uno de Málaga y el otro de Antequera, que anuncian un futuro deslumbrante al tiempo que exhiben un presente majestuoso.

Lo cierto es que el duelo, que concluye el cuadro masculino de la octava y última prueba absoluta del Circuito de la FAP en Málaga en este 2014, está lleno de matices que elevan su interés. A la vuelta de Willy y Guti se une la posibilidad de revancha del propio Willy ante Momo (con quien perdió el pasado domingo en Fantasy Padel) y el duelo entre José Carlos Gaspar y Guti, alumno y maestro durante mucho tiempo.
Todo ello conforma un enfrentamiento de altura que mide generaciones, velocidades y estilos en la pista número 2 de Belife Wellness Center.
Y el arranque es trepidante. Con Gaspar al saque, Momo poniendo el filo en torno a la red y Willy y Guti presionando desde el resto. Tres errores del joven de Dunlop, sin embargo, acaban por condenar su propio servicio. El último es un saque y volea directamente a la red que entrega el break a sus oponentes (0-1).
De inmediato, la radiografía del partido traza una vía directa entre Guti y José Carlos, entrenador y alumno, que se buscan por alto y se aprietan a ras de cinta. A uno le sobra mano y al otro piernas. A uno le puede acabar faltando fuelle y al otro, experiencia. Se conocen de sobra y su duelo es apasionante.
Con la brecha abierta, Willy y Guti amplían la distancia con el saque (2-0) en un acelerón que parece abrir un abismo con sus contrarios. Sin embargo, José Carlos y Momo afianzan el paso y empiezan a dictar un ritmo infernal. Gaspar se agita en su esquina, reduce sus errores y realiza un despliegue imponente por la pista. Momo, a su lado, gobierna el vértigo con una portentosa calma. Por momentos, sufren Guti y Willy que no consiguen atemperar el duelo.
El desequilibrio se traduce un parcial de 3-0 que recompone a la joven pareja, con un break entremedias que firman al saque de Willy. El padel de Gaspar y González se eleva a cada paso. El intercambio es hermoso. Intensos y valientes, los dos juniors se filtran por cualquier rendija para ganar la red y apretar desde allí a sus contrarios. El talento y el oficio de Guti para frenarles en el cara a cara y la sublime maestría de Willy para imponerse en el cuerpo a cuerpo configuran una final de muchos quilates… de puro oro malagueño.
En el sexto, a punto están Momo y José Carlos de fracturar el marcador a su favor. Es el saque de Guti el que amenazan con un 15-40 que retrata su estupendo atrevimiento. El propio Guti trabaja a destajo para contener a sus contrarios mientras Momo estrella en la red una derecha de aproximación. La segunda opción la cierra de forma brillante Willy por tres metros tras otro gran despliegue de Guti (3-3).

Cada punto es ya un desafío auténtico y cada fallo, una tortura. Con el juego apretado, de repente, en el noveno, Momo y José Carlos, de forma imprevisible, se despeñan con el saque de éste último. Es un traspié estrepitoso, una caída que les condena. Un break en blanco que les distancia, de nuevo, de sus oponentes. Un portentoso resto de Guti, ajustadísimo, acaricia la cinta y despista a su pupilo (4-5).
Con su propio saque, el maestro de El Candado abrocha la primera manga. ¡Bien! celebra el propio Guti. ¡Vamos! responde Willy, mientras sus contrarios enfilan las sillas sopesando sus opciones de asaltar el segundo acto.
Momo y José Carlos reactivan su padel
Conscientes de sus errores, Momo y José Carlos se activan en el segundo set. Sufren pero sacan adelante su servicio (1-0) y, de inmediato, asaltan el saque de sus rivales. Es el segundo juego. Sirve Willy que falla dos voleas sencillas. Tampoco ayuda el error de Guti en otra volea que apretó demasiado y se marchó al cristal. El antequerano de Babolat y el malagueño de Dunlop aceptan el regalo y convierten el break (2-0).
La brecha se amplía en el tercero. Momo y José Carlos esquivan el arrebato de sus oponentes. El error de González, que saca, al volear a la red, les concede una opción de rotura a sus adversarios. Pero un revés de Willy que se marcha entierra la ocasión. Finalmente, los dos juniors consolidan la conquista y ponen tierra de por medio (3-0).
Willy y Guti padecen al fondo el intenso ritmo de sus contrarios. Una tempestad de padel que les exige en cada golpe, que les desgasta en un ejercicio de precisión y firmeza a una velocidad de vértigo para sostener el díálogo en cada punto. El resultado es precioso, con dos parejas pugnando sobre el alambre por imponer su propio estilo.

La conquista de Momo y José Carlos se aprecia ya sobre la pista más allá del marcador, por encima de cualquier resultado. Su presencia en la final, tras apear a Javi Cárdenas y Juanma Fernández, y ahora su fabuloso despliegue en el duelo definitivo es una prueba más de la consolidación de estas dos deslumbrantes perlas en el primer nivel del padel malagueño. Y lo mejor es que ambos tienen aún millas de margen para seguir creciendo, para mejorar, para derribar límites y elevar su juego.
Ahí, en ese progreso, irán encontrando soluciones que, seguramente, les ayudarán a evitar despistes capitales en momentos inoportunos. Como el que sucede en el séptimo. Momo saca pero ni él ni José Carlos cierran a tiempo. La volea del propio Momo a la red pone en peligro su servicio. El paso al frente de sus oponentes encuentra recompensa con un break providencial (4-3).
El tropiezo vuelve a igualar un encuentro (4-4) que transita irremisiblemente hasta enfilar la senda del tie break. Ahí, la necesidad se impone a la experiencia. El hambre vence al oficio. La joven pareja no se amilana y decanta el duelo a su favor. Un imperial Momo y un titánico José Carlos regalan un tercer set al público presente.
Guti y Willy doman el intercambio
El último capítulo de este hermoso enfrentamiento se abre con ambas duplas tratando de gobernar desde el inicio. José Carlos y Momo no aflojan, conscientes de que, en teoría, su exuberante físico debe brillar en la prolongación del duelo. Guti y Willy, en cambio, tampoco ceden, llenan de trampas el terreno e incomodan el despliegue contrario.
Así, en el cuarto juego, el de El Candado y el del Club de Tenis Málaga a punto están de arrebatarles el saque a sus oponentes. El 15-40 amenaza con devorar el servicio de José Carlos tras varios errores suyos y de Momo. Pero es Gaspar quien deshace la primera oportunidad con dos magníficos remates; y después, Guti quien hunde la segunda bola al estrellar en la red una salida volcadita que trataba de abrirle paso hasta la cinta para presionar desde allí (2-2).

De inmediato, el peligro cambia de lado. El 0-30 de Momo y José Carlos al saque de Guti es la respuesta de ambos a la advertencia anterior. No consiguen ir más allá porque sus rivales se afanan para mantener el servicio (2-3).
En el sexto, desatadas las hostilidades, tras los dos amagos anteriores, se repite la secuencia del primer set. Esta vez, sin embargo, no son fallos propios los que condenan el saque de Momo, sino aciertos de sus adversarios. Emergen Willy y Guti con un padel magistral para firmar un break en blanco. El paso atrás de Guti para manejar desde allí el encuentro no sólo desajusta a los dos jóvenes contrincantes sino que, además, le abre camino a Willy para imponer la guadaña en torno a la red. Esa rotura (2-4) es un golpe demasiado duro, demasiado profundo, que ahora sí, tambalea la resistencia de Momo y José Carlos.
Los juniors malagueños aprietan al saque de Willy pero no consiguen recuperar el terreno perdido (2-5) y, finalmente, en el octavo, un nuevo break, otra vez en blanco, encumbra la vuelta de una pareja fabulosa. Es un triunfo que va más allá de un título. Es una victoria que rescata el esplendor de una dupla malagueña que convierte cada partido en un tratado de padel.
Es cierto que se trata de una simple probatura, una unión circunstancial sin pretensiones inmediatas. Pero es, en cualquier caso, un fabuloso regalo, una despedida inmemojarable que engalana la clausura del Circuito Provincial de la FAP en Málaga en este 2014.
