¡Vamos Johnny! ¡Grande Lemon! Los gritos atronaban alrederor de la pista. ¡Paiz, animal! ¡Vivo Adri! Sobre el verde, cuatro gladiadores mantenían una pugna épica por dirimir el Campeonato de Andalucía por Equipos de 1ª categoría, disputado el 10 y 11 de marzo de 2012 en las instalaciones del club La Capellanía (Alhaurín de la Torre).
El azar quiso que la expectación fuera máxima en torno a este partido. El retraso de algunos de los encuentros de la final femenina entre el Shark Pádel los Boliches y La Capellanía, demoró a su vez la disputa de algunos partidos de la decisiva eliminatoria masculina. Tras jugarse cuatro de los cinco puntos en juego, el marcador entre la Real Sociedad Tenis de Granada y el Sato Sport reflejaba un 2 – 2, lo que convertía en determinante el último partido, el que enfrentaba a las parejas número 3, Javier Limones y Jonathan Aguilar por el conjunto granadino; Adrián Allemandi y Javier de Paiz, por el cuadro sevillano.
Antes, Fran Iglesias y Manuel Linares habían vencido a Carlos Vega y Kiko Navarro (6-1 y 6-3); y Pedro Criado y José Benavides habían hecho lo propio contra Francisco Pérez y Nico Moral (6-2 y 6-2), logrando 2 puntos para la RST Granada.
Mientras que las victorias de Gonzalo Rubio y Paquito Navarro (6-4 y 6-2) frente a Antonio Luque y Jesús Espejo; y de Willy Nimo y Dani Gutiérrez (6-1 y 7-5) contra Álex Pellicer y Álex Ribas, habían dado otros dos puntos para el Sato Sport.
Estaba, por tanto, todo por decidir, cuando Limones-Aguilar y Allemandi-Paiz entraron en la pista y empezaron a intercambiar miradas, golpes y aullidos.
El final de la final comenzó con ambas parejas muy metidas, firmes al servicio, sabedoras de que un despiste obligaría a remar contracorriente y a cargar con todo el peso de la final. Así que Allemandi y Paiz (magnífico su inicio de partido) mantuvieron su servicio, al igual que Limones y Aguilar. Un empate a 2 que se convirtió en un 2-3 merced a un juego en blanco con servicio de Allemandi. Pero se anunciaba tormenta en la cancha. Limones, en el sexto juego, tuvo enormes dificultades para mantenerlo. Hasta ese momento, la pista estuvo inclinada hacia Javier Paiz que se mostró muy consistente. Sin embargo, dos oportunidades tuvo Allemandi de pasar al ataque y no las desaprovechó para meter presión a sus rivales. Primera bola de break para los jugadores del conjunto sevillano que, sin embargo, desbarató bien Limones con un potente remate tras una bola corta de Paiz. Dos remates más cerraron el juego (3-3) e hicieron respirar a los granadinos. Pero el aviso estaba dado. Las hostilidades habían comenzado.
Al servicio Allemandi y Paiz se mostrataban intratables, en parte por lo mal que estaban jugando al resto sus oponentes, que recibieron varios juegos en blanco. Conscientes de que si no conquistaban ese terreno, lo tendrían muy complicado, Aguilar y Limones subieron el nivel de agresividad en ataque. El encuentro entró en una dinámica de victorias al servicio (sólo hubo una bola de break en toda la primera manga, y no fue aprovechada) que llevó el marcador directamente al tie break (6-6). Ahí crecieron los granadinos, aupados por su equipo que apretó desde fuera de la pista, y se hicieron con el primer set (6-7) tras imponerse en la muerte súbita (4-7) perdiendo sólo uno de sus saques.
Comenzó ahí otro partido: el psicológico. Subieron los decibelios en las gradas y los gritos de cada bando iban dirigidos tanto a sus propios jugadores como al rival.
Allemandi y Paiz, a por todas
Esa derrota en el tie break espoléo a Allemandi y a Paiz que volvieron a la cancha muy metidos. Tanto que lograron algo inédito en todo el encuentro: un break. Fue en el primer juego, con servicio de Johnny Aguilar, quien se encargó él mismo de certificar la ruptura con tres errores imperdonables. (1-0). La balanza anímica se inclinó del lado sevillano, sobre todo, al comprobar que su pareja mantenía el saque de Allemandi y consolidaba así el break (2-0).
Tenían muchos problemas los granadinos al resto, incapaces de presionar, no digamos de recuperar la iniciativa, y cometiendo errores que lastraban sus opciones sistemáticamente. No así, Allemandi y Paiz, en especial, éste último, que se había recuperado de un leve bache en su juego, y se desenvolvía de manera impecable durante este tramo. Él sólo, prácticamente, anotó el 3-1. Y en el siguiente, los jugadores del Sato volvieron a romper, otra vez el saque de Aguilar (4-1). Ese break, además, hizo añicos la confianza de Aguilar y Limones, que no volvieron a ganar un juego más y acabaron sucumbiando en el segundo parcial por un contundente 6-1.
Pese a ello, por cierto, es digno de destacar la elogiable deportividad de Javier Limones, quien no dudó al conceder como buena una pelota dudosa que suponía el 5-1. La acción, reconocida por el equipo del Sato, sirvió, además, para atemperar los ánimos en ambos conjuntos.
Así llegó el último set del último partido de todo un Campeonato de Andalucía entre equipos de primer nivel, con jugadores extraordinarios.
La fuerza de la discrepancia
Limones y Aguilar son una pareja peculiar en la pista. No disimulan sus diferencias, no esconden su discrepancia. Todo lo contrario. Javier y Johnny parecen encontrar su fuerza en la discusión. Así, tanto uno como otro ofrecen un amplio repertorio de reproches al compañero durante el encuentro que les sirve para incrementar su tensión, para revolucionar su propio motor anímico. Lo hicieron durante el partido, y sobre todo, a la hora de afrontar el último parcial, el definitivo.
Al regreso a la pista, de inmediato se vio que los granadinos habían dejado atrás su crisis. O más bien, se la habían traspasado a Javier Paiz que estrelló dos pelotas en la red y abrió la senda del break para Aguilar y Limones. Éste último selló la ruptura del saque de Allemandi con un extraordinario remate que sacó la bola por tres (0-1). Era el primer break que conseguían los jugadores de la RST Granada en todo el encuentro (ni siquiera habían gozado de oportunidades de rotura), pero lo consiguieron en un momento crucial.
De ello, se dio cuenta Allemandi, que ante el bajón de su compañero, empujó a la pareja hacia adelante, aumentó su agresividad y logró su propósito: devolver el break. Esta vez al saque de Limones. (1-1). Parecía, de nuevo, que la batalla psicológica se volvía a decantar del lado del Sato, pero pronto se destapó el error. Lo que tardó Javier Paiz en mostrar síntomas de debilidad en su juego. Lo hizo con su propio servicio. Tres pelotas suyas erradas, una directamente al cristal y dos a la red, regalaron una pelota de break a sus rivales; que, sin embargo, salvó con dos grandes remates (2-1).
Johnny Aguilar y Javier Limones olieron, no obstante, la sangre de su presa y trazaron el plan de caza. Los granadinos redujeron de forma considerable su porcentaje de errores, aumentaron su agresividad en la red y volvieron a inclinar la pista hacia Paiz. Así obtuvieron una nueva rotura, esta vez, del saque de Allemandi (2-3). Un break que lograron consolidar en el siguiente juego, con Limones al servicio, merced a tres nuevos errores de Paiz (2-4).
El 3-4 (el propio Paiz mantuvo el saque) dio paso al juego capital. Ahí se decidió la batalla anímica del encuentro. Los granadinos, con Limones al servicio, concedieron hasta dos bolas de break a sus rivales. Una rotura para el Sato, no sólo hubiera supuesto el empate a 4, sino que hubiese otorgado la iniciativa a los jugadores del conjunto sevillano a los que, probablemente, les hubiera empujado hacia el set. Pero ello no ocurrió así. Emergió Aguilar para impedirlo por dos veces y dejó el partido en ruta para su cierre.
Pese a que Allemandi, con apuros, mantuvo su servicio, ni él ni Paiz fueron capaces de romper en el definitivo 4-6 que dio paso a un atronador grito de los ganadores. A partir de ahí, una amalgama de cuerpos entrelazados, botando, orgullosos por volver a alzar el nombre de su club y de su ciudad a lo más alto del podio, festejó la gesta de revalidar el título de Campeones de Andalucía de Equipos de 1ª categoría masculina.
Con éste, son ya dos campeonatos y tres subcampeonatos los que alcanza el club de la ciudad de la Alhambra en esta competición.