Lo que deslumbra en la pista es un tornado de pádel que arrolla a los rivales. Un auténtico vendaval que no da tregua, que aprieta desde la cinta, que barre a los contrarios con un juego eléctrico, poderoso, indomable.
Visto y no visto son los primeros cuatro juegos de la final de 1ª masculina del Torneo Memorial Jesús Marquet Muñio. Guille Demianiuk y Chiqui Cepero vuelan sobre la central de Cerrado del Águila.
Su puesta en escena saca de rueda a Sergio Beracierto y Gonzalo Rubio que no pueden contenerles en el arranque.
El malagueño y el sevillano llegan al último partido tras imponerse con autoridad a Jesús Marquet y Fran Tobaria. En cambio, la dupla gaditano-argentina pasa un calvario para imponerse a Cayetano Rocafort y Pablo Herrera en semifinales (7-6 y 6-4).
En la final, sin embargo, nada de eso importa. El escenario es radicalmente diferente. Queda claro desde el primer juego. El servicio de Beracierto, que inaugura el partido, sucumbe a la velocidad de sus oponentes (0-1). El Rayo y el reciente fichaje de Mystica no dan opción alguna y se lo anotan en blanco.
Una altísima intensidad de juego, una velocidad de bola endiablada, transiciones defensa-ataque a todo trapo. Sergio y Gonzalo apenas pueden sostener el intercambio. De hecho, su primer punto del partido llega en el tercer juego y el segundo, en el cuarto. Es un 0-4 en contra inapelable.
Demianiuk y Cepero, incluso, disponen de otra bola de break para el 0-5. Pero un arrebato de rabia de Rubio impide la tercera rotura consecutiva contra sus intereses. El sevillano salva la ocasión de los rivales con una volea potente. Después, con una afilada bajada de pared cierra el juego.
Aprieta los puños el jugador de Head tras firmar el primer juego del partido para él y su compañero. Es apenas un paso en mitad de la tormenta; un tablón de madera al que agarrarse tras el naufragio en mitad de la tempestad (1-4).
Cepero y el argentino de Dunlop siguen a lo suyo. Son dos jugadores de derecha unidos en torno al vértigo. El isleño es quien ocupa el revés y desde allí despliega su magia. A su lado, Demianiuk atormenta a su cruzado, perfora su revés con insistencia, zurdo, junto a la malla; y sorprende con el paralelo.
Sobrados en el fondo, la extrema rapidez de ambos les permite alcanzar la red en apenas dos golpes. Desde allí, proponen un eléctrico duelo de voleas que acaba cayendo de su lado siempre.
Tardan mucho Beracierto y Rubio en conseguir ralentizar el ritmo del partido y cambiar el escenario. Cuando lo hacen, se encuentran ya con un set en contra (2-6), una manga en la que han cedido los dos primeros servicios, han concedido bolas de break en sus otros dos saques, y en cambio, nunca han sumado más de dos puntos en los servicios del rival.
Y no pinta bien la cosa en el inicio del segundo parcial. De nuevo, el saque de Beracierto vuelve a ser presa del empuje de sus contrincantes. Un error de Gonzalo, con todo a favor, pone en bandeja el juego. Demianiuk firma el break en una espectacular jugada, un duelo de velocistas con su compañero que asombra al público.
Rubio intenta sacar por cuatro un resto de Cepero. La bola, sin embargo, no sale pero vuela alto de regreso a la red. El gaditano ya está en marcha hacia la cinta. A su lado, pasa como una exhalación su compañero que cruza la pista desde el lado derecho y gana el punto junto a la puerta. ¡Vamos Rayito!, celebra el argentino (0-1).
Este punto que cierra el primer juego retrata la velocidad de esta pareja. El último tanto del siguiente juego escenifica la capacidad defensiva de ambos jugadores. Guille y Chiqui, desde el fondo, defienden junto las esquinas. Se cruzan, se cambian de lado, arrastran las rodillas y rebañan con la pala el verde de la pista bolas que están a punto de morir. Acaba fallando Beracierto un remate que buscaba poner fin a la formidable resistencia (0-2).
Cambia el guión
Pese a ello, Gonzalo y Sergio, en ese mismo juego, al saque de Cepero, disponen por primera vez en todo el encuentro de una pelota de break. Un resto del jugador de La Capellanía tira por la borda la ocasión.
Pero la oportunidad espolea a Rubio y Beracierto, algo está cambiando. Por fin, encuentran el modo de detener la sangría. La pareja rehuye el combate cuerpo a cuerpo desde la red y apunta sobre Chiqui, a las alturas, para ganar metros, para ganar tiempo.
Coincide, además, que Cepero y Demianiuk se recrean, se conforman con que la inercia que mantienen les lleve hasta la línea de meta. Esperan a que asome la bandera blanca al otro lado de la red. No contemplan la reacción de sus rivales. Pero sucede.
El servicio de El Rayo se complica desde el inicio con un error suyo, primero; y un golpe de la cinta que interviene, esta vez, a favor de Beracierto. El de Steel Custom está más cómodo, despliega su juego, ya sin la asfixia rival. Gonzalo ha conseguido tapar las grietas que Demianiuk le había abierto desde el cruzado. Ahora son ellos los que empujan junto a la cinta.
La primera pelota de break para quebrar el saque del argentino la desbarata Cepero con un amago de remate que no devuelven sus adversarios. La segunda, en cambio, es el gaditano el que la regala con un remate que se marcha al cristal tras ser deslumbrado por el sol (2-2).
¡Joder, macho!, se lamenta Chiqui. ¡Ya está!, le consuela Guille. La rotura, sin embargo, anuncia un nuevo relato del partido. Por primera vez, Rubio y Beracierto ganan el saque de éste con solvencia, sin apuros (3-2).
Se nivela la contienda.Ya no es un frenético duelo junto a la red. Ahora, la bola toma más altura, recorre más distancia. Los servicios dictan el mando. Los restos ya no aprietan tanto.
Cepero descuelga, una y otra vez, los globos que le empujan al fondo. El de Mystica es hiperactivo. Ora vuela, ora volea junto a la cinta. El público reconoce su esfuerzo, aplaude su calidad y sus reflejos, sobre todo, en una acción en la que detiene un remate del rival, casi de rodillas, a un palmo de la cinta y con la pala cubriéndose el rostro.
Se confrontan los estilos, se suceden los juegos. Hasta el undécimo. Es Beracierto quien, primero, con una gran volea que no levanta Demianiuk evita la rotura del saque de su compañero. Sin embargo, el de Steel Custom no puede con la segunda. Una bandeja suya se marcha por poco al cristal lateral y entrega el break en el peor momento (5-6).
Guille y Cepero tienen la final a un paso. El saque del argentino puede finiquitar la final. El gaditano, sin embargo, se echa la mano al muslo derecho. Se duele de una sobrecarga. El esfuerzo de la pretemporada le pasa factura.
El instante se torna de esta forma dramático con una posible lesión de Chiqui. Más aún cuando Sergio se anota el primer punto con un remate que vuela de vuelta a su campo. Un tercer set no sólo pondría en peligro el resultado del partido, sino que incrementaría el riesgo de lesión de un Cepero de cara al inminente comienzo del World Padel Tour.
La dupla hispano-argentina, sin embargo, cierra las puertas a un posible empate. Un saque de Demianiuk que no acierta a restar Gonzalo Rubio echa el telón al encuentro (5-7) y corona su gran partido.
La victoria de El Rayo y de Cepero les pone ya rumbo a Murcia para el estreno del nuevo circuito profesional de pádel.