¡Cómo estamos! ¡Cómo estamos! Se lamenta uno. Están muy finos ellos. ¡No estamos tan mal! Replica el otro. Palabras en mitad de la tormenta. Un breve diálogo, certero, esclarecedor. Un diagnóstico que radiografía un instante de la final de 1ª del Adidas Málaga Open 2014, la última parada del International Padel Challenge de Madison que tiene lugar en el club Reserva del Higuerón.
Allí, los argentinos Pablo Zalguizuri y Fede Posadas, tras imponer su dictado en la primera manga, sufren ahora para agarrarse a la pista en medio del tornado que les llega desde el otro lado de la cinta. Los malagueños, Dani Salcedo y Carlos Pérez, han hallado el modo de voltear un encuentro que se les torció de primeras.
Así que, ahora, conversan Zalguizuri y Posadas. Uno, impulsivo, se lamenta; el otro, racional, se explica. Buscan respuestas a un lado de la cinta. Al otro, sin embargo, no hay respiro toda vez que Salcedo y Pérez parecen haber descifrado el código de la final.
El duelo mide generaciones diferentes, estilos bien distintos.
Tras derrotar en semifinales a los tarraconenses Marino Pérez y Gerard Francino, vencedores del Adidas Madrid Open 2014; Pablo y Fede gobiernan en el arranque del duelo definitivo.
Dani y Carlos llegan a esta pugna en la cima tras firmar un torneo sensacional, con victorias magníficas como la que logran ante Manolo Gómez y Carlos David del Moral en su estreno; o el triunfo de semifinales frente a la joya cordobesa, Javi Garrido, y el poderoso Paquito Ruiz. Ahora, ya en la gran final, se afanan por domar el juego que se mueve al dictado de sus dos expertos adversarios.
Porque son Posadas y Zalguizuri quienes, de inicio, consiguen desnaturalizar a sus contrarios. Lo hacen cambiando ritmos, modificando alturas, construyendo con la pausa y golpeando con la centella. La propuesta frena el estilo más eléctrico de Salcedo y, sobre todo de Pérez, amordazado en su despliegue, confinado a una mazmorra que le mantiene en su esquina.
Pese a todo, Carlos y Dani a punto están de golpear primero. En el tercero, con saque de Fede, un error de éste con su remate compromete su propio servicio. La opción de break, sin embargo, acaba por diluirse cuando el de Cerrado del Águila ajusta el saque a la T y provoca el fallo del junior malagueño (2-1).
Quienes no desaprovechan su ocasión son Posadas y Zalguizuri que obtienen en el cuarto la recompensa a su labor de desgaste. Certifica la rotura Fede con un portentoso resto paralelo que se clava directo en campo contrario y abre la primera brecha (3-1). Es éste un recurso que explota el maestro argentino con asiduidad en el encuentro cuando tiene a Carlos Pérez enfrente. La tendencia del pupilo de Antonio Portillo a buscar el medio para añadirle filo al juego descubre una autopista en su revés, una delicia para la diabólica mano de Fede.
A su lado, Pablo se multiplica. El anfitrión (es monitor de padel en el club Reserva del Higuerón) se maneja al ritmo que impone su compañero y le añade vértigo en cuanto la ocasión se presenta. Por arriba, con el mazo; o con un intenso y sinuoso juego de fondo con claras reminiscencias tenísticas.
En el sexto, entregados al gobierno rival, Salcedo y Pérez casi sucumben con saque del primero. Dos nuevas ocasiones de quiebre para sus oponentes amenazan con despeñarles en la primera manga. La primera la provoca Fede cuando pilla los pies de Carlos. La segunda la genera Zalguizuri, de manera imponente, cuando, fuera de pista y de espaldas a ella, duerme en la red un remate por tres metros de Salcedo. ¡Pura magia!
Sin embargo, ninguna de las dos bolas se transforma en rotura. Dani y Carlos resisten la ofensiva y mantienen el pulso (4-2). Aunque la fractura abierta en el marcador, en manos de los dos argentinos, artesanos del padel, acaba resultando definitiva. La dupla malagueña no encuentra opción alguna para recortar la distancia y termina por entregar el set (6-3).
El súbito despertar de Carlos Pérez y Dani Salcedo
Hasta el momento, la falta de un plan claro, común; una propuesta compartida por ambos, penaliza las opciones de Salcedo y Carlos. El primero, con el cuentakilómetros en marcha, acepta la propuesta de sus contrarios, tira millas y barre la pista para poner a prueba la resistencia rival. Su compañero, en cambio, exuberante en lo físico, intimidante en torno a la cinta, busca atajos que le liberen de la tela de araña y le permitan imponer el mazo.
Esta divergencia en la respuesta de ambos acaba por desaparecer, sin embargo, en el segundo set. El juego en blanco con el que arrancan les pone rumbo a la recuperación. De repente, Carlos y Dani deciden sumar golpes y no descontarlos; mientras que, al otro lado, Posadas y Zalguizuri aflojan de manera imprevista.
¡Dale! ¡Sin presión! La voz de Fede suena en mitad de un desplome incomprensible que les lleva a encajar los 11 primeros puntos en contra de manera consecutiva. O lo que es lo mismo, un parcial de 0-3 a favor de Salcedo y Pérez, con break incluido en el segundo, voltean el partido.
En esta emersión resulta providencial el de Malakapadel. Inteligente y trabajador, paciente y constante, firme por arriba e intenso por abajo. Dani edifica una remontada a la que su compañero otorga brío y brillo. Juntos, ahora sí, se elevan y arrinconan a sus contrarios.
¡Venga, va, va, va! Se desespera Zalguizuri en busca de respuestas mientras cae a la fosa de la que ya salen sus contrarios. Ese ¡Están muy finos ellos! No estamos tan mal nosotros que argumenta Posadas, precede al error de Pablo con una víbora que estrella en el cristal de fondo las opciones de recuperarse (1-5).
Finalmente, y tras desperdiciar una bola de break en el séptimo, un espejismo en la agónica travesía por el desierto, Posadas y Zalguizuri ven como sus contrarios abren la puerta del tercer set (1-6).
Un marcador embustero
El relato enfila un desenlace repleto de incertidumbres tras comprobar la mejor y la peor versión de ambas parejas. La oportunidad de break que se procuran Salcedo y Pérez en el inicio del tercer set, al saque de Pablo, insinúa una continuación de la manga anterior. Sobre todo, tras ver el portentoso despliegue de Dani, de lado a lado de la pista, rescatando bolas con el corazón a mil y las rodillas peladas para que su compañero, un cañonero sin escrúpulos, culmine su trabajo en la red. ¡Qué bueno eres, Dani! celebra Carlos ante la oportunidad de romper el servicio de su adversario.
Sin embargo, Zalguizuri acude al rescate a tiempo y aborta la amenaza con un monumental remate que vuela de vuelta a su campo (1-0).
Vistos los antecedentes de los dos primeros sets, el encuentro se sitúa ya sobre el alambre a la espera de un golpe que puede acabar resultando decisivo. Fede y Pablo cambian la ruta y optan por agitar a Carlos Pérez. La apuesta da sus frutos. Dos errores del joven malagueño ponen en riesgo su saque en el segundo juego. Una salida de pared de Dani que se marcha al lateral confirma el break (2-0).
Se aprieta el juego. Salcedo y Pérez buscan responder de inmediato. No quieren ceder distancia. Lo hacen con mucha valentía y determinación al resto. Así se procuran la ocasión de devolver la rotura en el tercero. Pero la resistencia de Fede en la red y un desajuste de ambos por el medio les impide convertir la opción (3-0). ¡Vamos carajo! El grito liberador rompe la aparente calma de Posadas.
Ahora sí, la brecha añade kilos a la mochila de la pareja malagueña que ya no es capaz de mantener el temple necesario. El duelo entre Carlos y Fede se decanta ya sobre el veterano jugador argentino que, tras devolver un remate de su contrario, certifica un break que acaba con las esperanzas de remontada (4-0).
Es un marcador contundente que, sin embargo, no sirve para narrar lo ocurrido en la pista. Salcedo y Carlos, a un palmo ya del abismo, acaban siendo engullidos definitivamente con el tercer y último break de esta manga.
De nuevo remata Pérez. Otra vez, Fede, atento, devuelve junto a la cinta. Esta vez no recupera su posición el argentino. Su puño apretado, el abrazo a su compañero. El saludo a sus contrarios. La gloria encumbra a los campeones de la final de 1ª del Adidas Málaga Open 2014 en Reserva del Higuerón, una prueba que echa el telón a la tercera edición del International Padel Challenge Adidas de Madison.