Se desespera el bravo jugador de Steel Custom. Con los brazos abiertos, mirando más allá de las pistas, buscando asideros para evitar el desplome. Su compañero tampoco encuentra el modo de frenar la caída. Enfrente, dos hermanos forman un vendaval que les zarandean a cada paso, en cada golpe.
La final de 1ª del Torneo de Padel de marzo de 2014 en Reserva del Higuerón se desnivela desde el principio. Cayetano Rocafort que comienza el torneo con el mexicano Gabo Loredo, busca recambio para el de Daspadel por enfermedad y lo encuentra en su hermano, Manu Rocafort.
La permuta, aceptada por los rivales, supera con brillantez la prueba de las semifinales ante Julio Martínez y Lauty del Negro. Enfrente, Germán Schaffer y Nico Moral libran una batalla trepidante contra Manu Fernández y Chino Muñoz para alcanzar la final.

En el último desafío, sin embargo, son los hermanos Rocafort quienes encuentran el hilo al juego desde el primer punto. Conscientes de que el estado de la pista y de las bolas anulan la pegada, Manu y Cayetano, agazapados al fondo, asumen el rol de fajadores, plantean un encuentro de muchas piernas y mucho temple.
Sus adversarios, en cambio, no aciertan con la lectura del partido. Su puesta en escena es poco consistente y eso es una temeridad ante estos dos rivales.
Ya en el estreno, el saque del argentino de Padel n Sports Estepona cae en manos contrarias. Define este errático inicio el último punto. Una bajada de Schaffer, tocadita, suave, buscando ángulos, imprudente con 15-40, certifica el break inicial (0-1).
El tropiezo es, en realidad, el primer paso del despeñamiento que protagonizan Nico y Germán. El plan de los dos esteponeros de Steel Custom no surte efecto. Ambos tratan de inclinar la pista sobre el menor de los Rocafort, pero éste, espléndido, imponente, se faja con mucha autoridad, les mantiene a raya y acaba por desarbolarles.
En realidad, el mayor síntoma de todo ello lo aporta el marcador. Apenas tres puntos en cuatros juegos es el reflejo inequívoco del derrumbe que sufren Nico y Germán en el comienzo del partido. Son dos breaks que abren una sangrante brecha de 0-4 a favor de los hermanos.

A esas alturas, Manu es ya un auténtico espectáculo. Hace kilómetros, descuelga cada envío con bandejas profundas que mantienen atrás a sus rivales, percute desde la red con un juego eléctrico, vibrante, sólido. A su lado, Cayetano es un puñal que irrumpe en el intercambio para acabar con el debate.
Germán y Nico, desesperados, a punto están de encajar el quinto juego consecutivo. Sufren una enormidad e incluso levantan una bola de break en contra, pero finalmente, frenan la caída y mantienen el saque de Schaffer. El logro les sirve para tomarle algo el pulso al duelo. Durante un momento, despejan parte de las sombras que oscurecen su juego y se abalanzan sobre el saque de Cayetano.
Lo hacen con golpes sensacionales, como dos bajadas de pared telescópicas que perforan el muro rival, un atisbo del padel que suman estos dos sensacionales jugadores. Aunque alternan también con fallos incomprensibles que interrumpen constantemente su relato.
Aún así, consiguen asaltar el servicio contrario. ¡Vamos! El rugido de Nico Moral es toda una liberación para un jugador que percute y no domina, que se busca permanentemente y no se encuentra, que se afana por superar un calvario para el que no halla explicación. El break, inesperado, acorta la distancia en el marcador (2-4) aunque sobre la pista, las sensaciones son bien distintas.
En el séptimo, Caye y Manu encuentran el hueco en el lado de Germán Schaffer. No se impone en ningún momento el argentino a Manu Rocafort; todo lo contrario. El junior que luce Babolat le doblega en varias ocasiones hasta certificar el break con un envío cruzado, sutil, diabólico que acaba con Germán por los suelos al tratar de alcanzar en vano la bola (2-5).

Es la antesala del set que llega, irremediablemente, con el saque del propio Manu Rocafort, protagonista de una actuación soberbia (2-6). Esta perla marbellí del padel malagueño, habituado a jugar en el revés junto al zurdo de José Carlos Gaspar, asume con maestría el rol de hoy a la derecha de su hermano, que dicta el patrón de juego.
Manu y Cayetano Rocafort mantienen el guión en Reserva del Higuerón
En la segunda manga, la inercia mantiene el desplome de Schaffer y Moral hacia las profundidades del padel. Lo retrata bien el primer juego. Los de Estepona, incapaces de cerrar el servicio de Germán cuando disponen de un 40-0, acaban entregándolo a sus oponentes. ¡Mucho Manu! La celebración es de Cayetano que asiste al despliegue fantástico de su hermano para imponerse en cada palmo de la central de Reserva del Higuerón (0-1).
La inconsistencia de Nico y de su compañero convierte los intercambios largos en una tortura. En ese escenario, cada golpe aprieta aún más la soga a los de Steel Custom que no encuentran forma de iluminar su juego.
Esa rotura inicial destroza las aspiraciones de ambos de reescribir la historia en el segundo set. Tras ceder en blanco el segundo juego, encajan un nuevo break sin apenas resistencia. El remate de Caye devora el saque de Nico que acaba junto a la red lateral atormentado por las dudas (0-3). Lo intenta una y otra vez pero su pegada no pesa, su juego, sin filo, se resiente. Tampoco Germán sostiene desde la derecha.

La formidable solidez de los hermanos Rocafort, definitivamente, saca de pista a sus oponentes que en el quinto encajan otra vez una rotura de servicio. Es al saque de Germán. Dos errores del argentino (una dejada y una volea), y un sensacional amago de remate de Manu complican el servicio propio. La víbora de Nico que se estrella en el cristal de fondo rubrica el break (0-5).
A un palmo de la gloria, Caye y Manu relajan el juego; Schaffer y Moral reaccionan para evitar, al menos, el rosco y de paso, reducir distancia. Lo consiguen al servicio de Cayetano. Ahora sí, espléndido el argentino en la cinta; portentoso Nico en el juego aéreo. Ambos logran conquistar el saque contrario (1-5). El síntoma, sin embargo, se rebela pronto como un espejismo. El séptimo juego, con saque de Nico, certifica la defunción de las exiguas posibilidades de los de Estepona. Es Caye quien se eleva para cerrar el partido. Lo rubrica Manu con un remate que anota el último break en blanco (1-6).
El abrazo de los dos hermanos, interrumpido sólo por el saludo a sus rivales, no sólo celebra la magistral victoria de los Rocafort, sino además, el estreno victorioso de Manu, a sus 17 años, en una final de 1ª más allá de los cristales de Nueva Alcántara.
¿Te ha gustado la crónica? ¡Anímate y compártela en las redes sociales! Y no olvides suscribirte al Boletín Padelazo para recibir todas las novedades de la web en tu email.
[wysija_form id=»1″]