Trece años formando pareja, 13 temporadas como números uno del pádel profesional. 170 finales ganadas juntos de 190 jugadas. El récord de un año y 9 meses invictos y 22 torneos consecutivos conquistados. Su leyenda como binomio es imborrable, tanto que su denominación conjunta sale sola. Aunque no esta vez. En el día del adiós, fue Juan y Lamperti, Juan y Lebrón, Juan y cualquiera pero ni rastro de Juan y Bela. El de Pehuajó, coprotagonista imprescindible de una pareja única, desapareció del relato.
World Padel Tour homenajeó con acierto a Juan Martín Díaz en la tarde del pasado sábado durante la jornada de semifinales del Boss Barcelona Master Final. Lo hizo en un acto sencillo, ante una gradas abarrotadas (con récord de asistencia), en el que El Galleguito, presentado como el mejor de todos los tiempos, recogió una distinción de manos del presidente del circuito, Ramón Agenjo, y del consejero delegado, José Luis Serrano.
Ahí, ante 15.779 espectadores, se mostró en los videomarcadores del Palau Sant Jordi un breve vídeo con algunos momentos de la carrera de este argentino de Mar del Plata, nacionalizado español. Aparecieron algunos de sus compañeros como Lebrón o Lamperti (con el que ha jugado los últimos meses de este año), también se incluyeron declaraciones de Tapia, Sanyo y Coello (los dos últimos ni han jugado con Juan Martín). Pero no hubo ni un solo plano junto a Fernando Belasteguin.
De hecho, aunque sí hubo algunas imágenes del jugador en la época en la que formó con Bela, un oportuno recorte evitó mostrar al de Pehuajó.
El absurdo fin provocó lo contrario de lo buscado. La invisibilidad del mito resultó tan significativa que, por momentos, acabó convirtiendo su ausencia en presencia. A la entrada de pista, en cada una de las dos puertas, el claim del patrocinador del torneo, Play like a Boss, burló su propósito y se sumó a la causa rescatando a la grada de la amnesia obligada.
Es cierto que el homenaje era para Juan Martín, el protagonismo era, indiscutiblemente, suyo. Pero no se entiende la intencionada, burda e innecesaria omisión de Bela, no cuando sí hubo espacio para jugadores con los que El Galleguito apenas compartió un puñado de meses.
En este cierre de etapa, World Padel Tour ha querido escribir un gran final a la narrativa que ha construido durante 10 años. Es lógico y está en su derecho. Ha sido una década en la que ha elevado el pádel profesional a la categoría de espectáculo, construyéndole un escaparate formidable del que jugadores, marcas y espectadores se han beneficiado.
Sus méritos son notables, pero también hay errores. El convulso final vivido en este último año y medio, con demandas, cruce de declaraciones y toda suerte de agravios visibles y subterráneos, ha terminado de hacer añicos las deterioradas relaciones entre algunos jugadores y el circuito. En este sentido, es evidente que el matrimonio de World Padel Tour y Bela finalizó hace tiempo.
Sin embargo, por mucha distancia que haya entre el jugador y el circuito, no hay justificación posible a la forzada invisibilidad de quien ha sido parte imprescindible en el triunfal relato de Juan Martín Díaz. No si se quiere respetar a este deporte siendo fiel a su historia.
Fue en el Master Final de 2014 cuando World Padel Tour rindió tributo a Juan y Bela con motivo de su separación como pareja. El circuito les otorgó el espacio, les concedió el momento, y subrayó el valor de su significado histórico en esta disciplina. También homenajeó a Belasteguin en noviembre de 2016 por su decimoquinto año en la cima. Un acierto de otra época.
El sábado no ocurrió así. Hubiera bastado con algún que otro plano de ambos (y ya puestos de Pablo Lima en el homenaje a Juani Mieres). No hacía falta más. Bela no se retira todavía (aunque continúa siendo el jugador con más títulos en la era WPT, lo que podría haber dado para un reconocimiento) pero es indispensable para entender la dimensión de la trayectoria de Juan; del mismo modo que ocurre al contrario.
Hace un par de semanas, en Milán, Premier Pádel, el circuito que coge el relevo de World Padel Tour tras haberlo adquirido, rindió homenaje en su última prueba de la temporada al propio Juan Martín Díaz. El pasado sábado, el responsable de Comunicación de World Padel Tour, Nacho Palencia, conductor del acto en el Palau Sant Jordi, terminó su intervención preguntándole a El Galleguito: “Juan, ¿estás en nuestro equipo?”. La pregunta descolocó al ex jugador que apenas logró emitir un balbuceo afirmativo. El evidente intento de World Padel Tour por forzar el relato dejó clara su intención de reclamar al mito. Premier se puede quedar con Bela pero WPT tiene a Juan. Un disparate.

El récord de espectadores, la despedida de nombres ilustres, el espectáculo en un escenario imponente, las victorias de Paquito y Chingotto, el triunfo de Bea y Delfi, las múltiples muestras de cariño de jugadores… World Padel Tour ha tratado de cerrar su relato con un final de altura. Lo merece, sin duda.
Pero la historia se escribe, no se reescribe. Circunscribir los logros de los homenajeados solo a su circuito e ignorar el resto de sus trayectorias es una mirada reduccionista que constata que World Padel Tour, lejos de aprender de lo ocurrido, insiste en repetir hasta el último día uno de sus peores errores: actuar como si el pádel y sus protagonistas les pertenecieran.
La leyenda de Juan Martín, de Bela, de Carolina Navarro o Ceci Reiter, de las Alayeto, de Mieres, de Lima, de Lamperti y de tantos otros trasciende World Padel Tour por importante que haya sido la etapa de este circuito en la historia del pádel (que lo ha sido). Todos estos nombres son patrimonio de un deporte que tampoco es propiedad de nadie. Ni de World Padel Tour hasta hoy, ni de PPT ayer, ni de Premier Pádel mañana.
Estos detalles rescatan actitudes que han formado parte también de la historia de World Padel Tour y, en alguna medida, ayudan a explicar su final. Y es una lástima porque el circuito de Damm acumula méritos de sobra para haber dejado estos gestos innecesarios fuera del brillante cierre de su extraordinario recorrido.
Lo peor es que el intento resulta estéril. Juan Martín, Bela y el pádel van más allá de World Padel Tour. Y de Premier Pádel. Al igual que el resto de jugadores. Conviene tenerlo presente. Las dificultades para terminar de rubricar el acuerdo con los deportistas del nuevo circuito de QSI y la Federación Internacional de Pádel por intentar mantener la repudiada exclusividad constata que tampoco los nuevos parecen tener del todo claro los errores del pasado.
World Padel Tour termina; comienza la era Premier. ¿El pádel aprendió algo?