Alegría, pasión y mucho pádel. Un ambientazo desborda las instalaciones del club Reserva del Higuerón. Allí, en tan insigne escenario, donde tantas y tantas estrellas del pádel han exhibido su talento en los últimos años, un grupo de mujeres alza la voz y acapara los focos para poner fin a la temporada de la Liga Femenina Padelazo, la clausura de una competición única que ha pasado de 32 a más de 100 jugadoras en apenas un año.
Vestigios de aquella época inicial (junio de 2012) son los vestidos azules del club Cerrado del Águila (sede de las finales de la primera edición de la liga) que todavía utilizan muchas de las jugadoras. Después, llegaron los blanquinegros de a40º, los morados, los naranjas, los negro-turquesas, los amarillos y azules de Black Crown, toda una pasarela de moda de pádel que luce con esplendor el centenar de protagonistas en su desfile por el photocall.
Porque hasta photocall tiene esta liga a la que no le faltan detalles, una competición que surgió de la iniciativa de sus propias jugadoras, y que siguen autogestionando ellas mismas. Es la gran lección que ofrecen, sin quererlo, estas mujeres. Suyas son las reglas, las decisiones, los aciertos y los errores. Y muy mal no le va así a una prueba que además de sumar jugadoras de Fuengirola, Benalmádena, Torremolinos, Alhaurín de la Torre, Rincón de la Victoria, Cártama y Málaga, ahora además ha creado una liga particular en Mijas.
Paloma, Kaarina, Begoña, Pilar M., Pilar, Marta, María, Eli y Luisa componen un comité que representa cada una de las cinco categorías de juego, cinco niveles en los que las jugadoras compiten en parejas pero puntúan de manera individual. Y es que ese es uno de los encantos de la Liga Femenina Padelazo. Lo saben las protagonistas. Sus adversarias de hoy son sus aliadas mañana. Y viceversa.
Ello, tal vez, sea parte del éxito de esta prueba, de su ambiente saludable, de su capacidad de convocatoria, de su elevado grado de fidelidad. Ello, y también que no es el lucro ni el ego lo que dominan sus motivaciones. Bien lo sabe Elisa que promueve un liderazgo colectivo, que asume una representatividad tan solidaria como eficaz, que obtiene por ello, y sin quererlo, el reconocimiento de sus compañeras.
A todas lo que realmente les mueve es la pasión por el pádel, la afición por el deporte, el placer de relacionarse, las ganas de conocer gente, la disposición a crear nuevas amistades. En plena época de fans, seguidores y otros indicadores de hipócrita sociabilidad (virtual), estas mujeres rompen con ello a través de la sonrisa cara a cara y protagonizan cada semana con su esfuerzo honesto y sincero toda una oda al pádel femenino.
El reluciente sol que calienta las pistas de la Reserva del Higuerón ese 29 de junio de 2013 es testigo de ello. Tras nueve meses de competición, todo está por decidir. El apasionante duelo por el liderato de la 3ª A incluye una trepidante remontada en el tercer set del último partido. Begoña Urresti compite contra sus rivales, pero también se enfrenta a sí misma. Persigue un trofeo mientras busca superar sus límites. Su victoria, sufrida, peleada, casi agónica, es por tanto doble. El trofeo de campeona corona una actuación magnífica a la que, en buena medida, han contribuido tanto rivales como compañeras. Toñi es quien recibe el galardón que acredita su merecida segunda posición.
En la 3ª B, la ganadora es Ángelica Gómez y la subcampeona, Marcela Ostrolucka. La ovación de sus compañeras reconoce sus respectivos logros y, al tiempo, de manera implícita, sirve para premiar el esfuerzo colectivo de todas ellas. Montse Rosales y Yolanda se reparten los dos primeros puestos de la tabla de la 4ª A y Cristina y Marina hacen lo propio en la B.
La liga mijeña también presenta a sus primeras ganadoras. Melania Torres y Carolina Ruiz son las jugadoras que estrenan el palmarés de una prueba que en su próxima edición crecerá con más categorías, al igual que toda la Liga Femenina Padelazo.
Y es que el valor de esta liga no reside en la categoría de las jugadoras (enormes, dentro y fuera de la pista), ni en su entrega (incuestionable), ni en los premios (magnífico el apoyo que reciben de empresas patrocinadoras). El gran mérito, el elemento que diferencia su aventura es que la Liga Femenina Padelazo únicamente les pertenece a ellas. O dicho de otro modo, ellas son la Liga Femenina Padelazo. Es el orgullo de formar parte de un proyecto sensacional, ideado y desarrollado por ellas mismas, que se prolongará todo el tiempo que sus jugadoras decidan. Ya suman un año. ¡Y prometen mucho pádel para el segundo!