Asomadas al abismo, las vigentes campeonas de España de padel padecen un calvario sin fin. Alejandra Salazar e Icíar Montes son incapaces de dar respuesta al colosal despliegue que sus imponentes rivales ofrecen sobre la central de La Moraleja en la final femenina del Campeonato de España de Padel 2014.
Sin errores, muy ordenadas, firmes en la red y muy pacientes al fondo, las números uno, Patty Llaguno y Eli Amatriain, manejan el ritmo a su antojo y regalan un recital de padel en la primera hora y cuarto de partido.
El marcador resulta apabullante a favor de estas. 6-2 en el primero y 4-2 en el segundo. Las sensaciones en la pista son todavía peores para Icíar y Ale que no encuentran modo alguno de alterar un rumbo que las condena, inevitablemente, a la derrota.
Sin embargo, en una final, y a este nivel, los detalles pueden cambiar cualquier partido. A veces, una simple distracción genera un fallo. Este provoca dudas. Vuelve a suceder otro error que agrieta una seguridad plena hasta ese momento. La secuencia, aunque breve, puede voltear por completo un partido ya encarrilado. Bien lo saben Eli Amatriain y Patty Llaguno, que asisten a un encuentro diferente a partir del séptimo juego.
Patty Llaguno y Eli Amatriain arrollan de inicio
Hasta ahí, no obstante, la mejor pareja de 2013 es la dueña del enfrentamiento. Desde la primera bola, fortifican su pista con un notable ejercicio de paciencia y mucho orden. No dejan al azar ninguna pelota. No arriesgan sin tener en cuenta la siguiente jugada. La puesta en escena, impecable, sorprende de inmediato a sus rivales. En el tercer juego, las números uno asaltan ya, con esta fórmula, el saque rival.
Alejandra e Icíar contribuyen a ello. Con un 40-0 no son capaces de cerrar un juego en el que sirve la madrileña de Head. De repente, la dupla murciano – riojana nivela el marcador y abre tres bolas de break. El despliegue de Eli es sensacional. La logroñesa de Head, como el bambú, resiste flexible, oscilante, incesante. Va y viene, recupera y aprieta en la red. Todo lo contrario que Ale, incómoda en este inicio, fuera de sitio ante la fortaleza de su rival en el cruzado.

Tres errores de Salazar amenazan su propio saque. El último, una bandeja que estrella en la red tras ser exigida repetidamente por sus contrincantes, entrega el servicio (2-1).
El break eleva la apuesta de Llaguno y Amatriain. Sus rivales, en cambio, no hallan el modo de discutir el gobierno del encuentro. Ale e Icíar sufren con el saque y no inquietan al resto. Ceden en blanco los dos siguientes servicios de sus oponentes. Y lo que es peor; en el séptimo, con saque de Ale, de nuevo pierden comba. Eli se desliza, de atrás hacia delante; en una danza constante que tortura a sus contrarias. Patty es una amenaza que marca su afilada huella cada vez que irrumpe en el juego.
Un revés cruzado de la cartagenera de Dunlop rubrica un magnífico trabajo previo de su compañera, con cambio de ritmo incluido, y abre la puerta al segundo break. La bandeja de Alejandra, directamente fuera, amplía la brecha (5-2).
Intratables, Patty y Eli cierran un set impecable, un ejercicio táctico sublime, una exhibición de padel portentosa que les acerca al título (6-2).

La sangre: Ale e Icíar reaccionan en el último suspiro
¡Valiente, valiente! Anima parte del público a las madrileñas. Tratan de rescatarlas de su deambular por la caverna, allá donde la oscuridad devora el padel, donde las dudas aplastan las esperanzas. Enfrente, Amatriain persiste con su exhibición. Una bandeja profunda, una chiquita picante y una volea firme en paralelo que le abre pasillo a Icíar conquistan el punto que vuelve a poner en cuarentena el saque de sus oponentes. Esta vez, sin embargo, Ale responde con una gran bandeja cruzada que pilla a Eli cuando tapaba el medio.
La de Bullpadel, que apenas ha ofrecido algún destello de su talento, conserva el saque (1-0). Aunque la advertencia se confirma en el tercero, de nuevo al servicio de Alejandra. Otra vez, como en el primer set, las madrileñas desaprovechan un 40-15. Sus oponentes no desdeñan ni un punto, no se conceden respiro alguno, no aligeran la presión. La consistencia de Eli y un error de Icíar nivelan el marcador. La magia de Patty con la volea y su pegada les proporcionan una nueva opción de rotura. Esta vez, Llaguno y Amatriain, de manera conjunta, acorralan a Ale en la esquina hasta que acaban con su resistencia (2-1).

En el intercambio, Salazar retrasa su incorporación. Aparece el fisio en las sillas para detener la leve hemorragia que presenta la jugadora en su nariz. Con un ostentoso tapón, recupera su lugar en la pista. El detalle anecdótico encierra, sin embargo, el principio de una transformación.
Zarandeada, vapuleada, impotente en el trayecto hacia el ko propio, la sangre que mana de su nariz le despierta su ardor guerrero, su instinto de supervivencia, casta y su genio. El pasado año, una miocarditis la apartó de las pistas. Cuando regresó, se anotó el primer título World Padel Tour (en Valencia) y el Master. Hay un simbolismo latente que conecta ambos episodios. Una resurrección que emana del corazón y de la sangre. Una reactivación que toma cuerpo en su regreso a la pista.
Porque es ahora Alejandra quien aprieta los puños donde antes bajaba los brazos; quien ruge donde antes se lamentaba; quien reacciona de forma portentosa donde antes se resignaba. La de Head, de pronto, recuerda quién es, lo que es, lo que quiere. Afianza su juego para desterrar errores y se acopla con su compañera para ejecutar una nueva propuesta que resta velocidad y busca más las alturas para ocupar un lugar de privilegio en la cinta.
Ella e Icíar encuentran, ahora sí, una salida al laberinto. El afilado juego de Salazar resulta más eficaz en este nuevo escenario, similar al que construye sus rivales. Por primera vez, presionan el saque contrario. Suficiente para asestar el golpe. Icíar Montes resiste en la esquina la ofensiva adversaria, se recompone, y acaba regalando una sublime salida de pared que provoca el break al servicio de Eli (2-2).

De inmediato pierden lo ganado, aunque no el valor de lo conseguido. En un horrible juego al saque de Icíar, entregan una nueva rotura. Levantan un 0-40 pero acaban cediendo tras otro cambio de ritmo de Eli que pilla los pies de Ale con una salida de pared tocadita (3-2).
Consolidada la ventaja, Eli y Patty rozan la gloria (4-2). Tras un magisterio de padel, están a un palmo de estrenar su corona World Padel Tour con el título de campeonas de españa 2014. Les basta con gestionar la ventaja. Les sirve con mantener el pulso. Pero, en muchas ocasiones, la presión del triunfo supera con creces a la de la derrota.
En el séptimo, cambia todo. Una derecha que falla. Dos globos que se van fuera. Un resto a la red. Cuatro errores casi consecutivos humanizan la actuación de Amatriain. En su interior, sin embargo, esos cuatro fallos cortocircuitan una maquinaria que venía funcionando a la perfección. El quinto error en el octavo juego, una bola a media pista que deja en la red, convierte el síntoma en enfermedad.
Sus rivales, dos depredadoras de olfato experto diagnostican pronto el mal: miedo a ganar. El rugido de Ale Salazar, tras ganar con su volea el punto de break al saque de Eli, es algo más que alegría. El grito es una advertencia, un aviso intimatorio de su regreso a la batalla (4-4).
En blanco se anotan sus dos siguientes servicios. La escena revela la mutación a ambos lados de la red. Son Icíar y Ale quienes ahora se despliegan con rumbo fijo sobre la pista. Eli, súbitamente, ha perdido el filo de su juego y Patty no pesa.
La confianza cambia de bando. Ale, monumental, suelta su padel. La Bullpadel de Icíar dicta el ritmo, ahora sí, de manera magistral. La volea de Eli que se queda en la red provoca algo más que un break. Echa el telón al set (5-7) y entierra definitivamente a aquella exuberante pareja que arrolló a sus contrarias en la primera hora y cuarto de partido. Ahora, sobre la pista, forman una dupla bien distinta.

Las reinas ratifican su mando
Aquel break conseguido en el cuarto juego del segundo acto. El valor de esa rotura surgida de la sangre se hace presente ahora. Entonces, Icíar y Ale hallaron el camino que buscaban. Ahora, atrapadas sus oponentes, recorren la senda con mucha determinación.
Salazar ha dejado de ser precedible. Ora busca altura, ora encuentra ángulos. Su brazo atormenta a una Amatriain que ha cambiado el bambú por la simple caña. Tampoco Patty encuentra sostén en la caída. Su error con una bandeja en el segundo se une a otro de su compañera para complicar el saque propio. Alejandra resuelve un intercambio con una bola que pilla los pies de la cartagenera y devora su saque (0-2).
En el tercero, una brillante Icíar y una imperial Salazar suman con saque propio (3-0) un parcial de 5-0.

El marcador refleja la distancia que se abre en la pista. Eli y Patty han perdido pulso, ritmo, juego. No les alcanza para recortar la brecha. Al resto, ya no son capaces de irse arriba, de presionar, de arrebatar la iniciativa para imponer su dictado. Cada juego que cae es un paso de las reinas para mantener la corona. A las dos horas y media de partido, el marcador no oculta lo que sucede (2-5). La primera opción de cerrar el partido les llega a Ale e Icíar en el octavo. Patty, providencial, aborta la conclusión desde la red.
El remate por tres metros de la de Dunlop les concede una bocana de oxígeno (5-3). Pero no les llega para salir a flote. El saque de Icíar entierra definitivamente sus opciones. Es Alejandra, con una volea en paralelo, la que convierte su sangre en un triunfo exultante.
El abrazo de las madrileñas es todo un homenaje al sufrimiento, al trabajo, a la superación de dos jugadoras que han logrado elevarse en esta final femenina del Campeonato de España de Padel 2014 por encima de dos rivales sublimes, Patty Llaguno y Eli Amatriain, la mejor pareja de 2013.

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