Se aproxima el final. Así comienza un comunicado mentiroso, una información engañosa, una noticia imposible. Se busca anunciar la ruptura de algo que no se puede romper. La separación de algo que no se puede dividir. El final de algo que no acabará nunca.
El anuncio hoy de la separación de Fernando Belasteguin y Juan Martín Díaz ha provocado un torrente de reacciones, opiniones e incluso emociones. La pareja más grande de la historia del padel informa de que pondrá fin a su andadura en 2015 tras 13 años de magisterio en las pistas de medio mundo.
Siempre han habido especulaciones en torno a la continuidad del El Galleguito Díaz y el Bela. Mucha gente ha jugado a predecir su final. Ellos mismos han respondido hasta la saciedad que seguirían juntos hasta que quisieran. ¡Nos engañaron a nosotros! ¡Se engañaron ellos mismos!
Hoy han anunciado ellos la fecha de caducidad de su relación en las pistas. En 2015, el de Pehuajó tendrá un compañero diferente en el circuito profesional. Martín Díaz lucirá entonces su mano imposible junto a otra pareja distinta a Bela en el World Padel Tour.
Lo que no dicen, porque no lo saben, es que mientras ellos caminan separados, la dupla Juan y Bela permanecerá unida.
Tras más de una década elevando el padel a la categoría de arte, ese dúo es ya absolutamente indivisible, inquebrantable, inmortal. Estos dos lustros y medio de magia, clase, garra, coraje, lucha, superación constante, mejora infinita, les ha arrebatado a ambos el derecho a decidir sobre su destino como pareja. Juan y Bela, J&B, Los Reyes han pasado a formar parte del patrimonio del padel. ¡Nos pertenecen!
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Es imposible entender la historia de este joven deporte sin la trayectoria de estas dos estrellas. No es solo una cuestión de estadística. Títulos, trofeos, campeonatos, victorias. No hay posibilidad de que alguien los destrone en ese campo. Pero, sobre todo, la evolución constante de su juego, la capacidad de superarse cada día, de incorporar nuevos registros, la ambición de mejorar, la voracidad por ganar, ha empujado hacia arriba también a sus rivales. Todo ello ha hecho crecer de manera incuestionable este deporte. Ellos son los héroes modernos del padel, Juan y Bela, dos leyendas vivientes, una pareja irrepetible. 2015 será el primer año djb (después de Juan y Bela).
En su comunicado, no han aportado ni un solo motivo o argumento para explicar la decisión. Como toda pareja, hemos tenido nuestras crisis, algo normal después de 13 años, pero hemos sabido sobrellevarlas con mucho trabajo y esfuerzo, para llegar a hacernos un hueco en la historia de este deporte”. Las palabras de Juan y Bela apenas esbozan lo que han logrado. “Un hueco en la historia de este deporte”, dicen. ¡Un hueco!
Esa es la humildad que también (y tan bien) les ha retratado a ambos durante todo este tiempo. Han arrasado en las pistas, han barrido a sus rivales, lo han ganado todo. Pero siempre, en cada torneo, en cada partido, en cada entrenamiento, han peleado por dar algo más. Como si tuvieran la necesidad permanente de demostrar lo que el mundo ya les reconocía, lo que la historia ya les reservaba.
Anoche, en la central del club de Tenis Puente Romano, más de 3000 personas asistieron a una nueva exhibición de Los Reyes en la final del World Padel Tour Marbella. Con Bela tocado en la espalda, sin posibilidad de rematar en todo el partido, con dolores, siendo atendido en cada descanso, se reinventaron sobre la pista para sumar su cuarto título de la temporada. Podían haberse abandonado, podían haber perdido y haber esperado otra ocasión. Pero no hubieran sido ellos. Compitieron, exigieron a sus rivales, que dieron una formidable respuesta y ganaron un nuevo título. El enésimo de su carrera. La clave es que lo hicieron como si fuera el primero.
El público aplaudió más a los rivales de Juan y Bela; se decantó la grada desde el principio por el sevillano Paquito Navarro y al argentino Adrián Allemandi. No es la primera vez que ocurre. Una docena de años dominando el padel profesional genera hartazgo en la afición, provoca anhelos de cambio. Los héroes no pueden ser siempre los mismos. Lo saben bien otros deportistas en este país.
Pero Martín Díaz y Belasteguin convencen con su juego, con su entrega, con su magia. No necesitan palabras. No recurren al reproche. Su dictado en una pista, sea cual sea la predilección mayoritaria del respetable, acaba conquistando a cualquiera. Y anoche, en Marbella, volvió a suceder. Como en Madrid, como en Granada, como en Barcelona, como en Bilbao,…
La próxima temporada, Belasteguin y Martín Díaz caminarán por separado. Por razones de hartazgo, por cuestiones de patrocinio, por motivos económicos o por la causa que sea. Sólo ellos lo saben. No es eso lo importante. El rastro imborrable de los Reyes del Padel, su legado, va a permanecer vigente. Por siempre.
Lo siento, Fernando. Lo lamento Juan. Emprended vuestros caminos y que os vaya bonito a cada uno. Pero que os quede claro una cosa: la pareja Juan y Bela no se separa; simplemente se hace eterna.
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