En realidad, hay mucho menos partido del que insinúa el espectáculo. Desde luego, hay mucho menos encuentro de lo que el marcador refleja en la central del club Puente Romano. La final masculina del World Padel Tour Marbella 2014, inédita, vibrante, vuelve a situar a los Reyes del Padel en el centro de la escena, su hábitat natural tras dos pruebas exiliados de la gloria.
En Castellón, Fernando Belasteguin y Juan Martín Díaz perdieron el último partido ante Juani Mieres y Pablo Lima (su primera derrota del año), y en Málaga, hace una semana, Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez les apearon de la disputa por el título en semifinales. Ahora, en Marbella, recuperan de nuevo el pulso para cerrar el paréntesis y pelear por su cuarto entorchado de la temporada.
Enfrente, dos rivales que se han apropiado del corazón del público marbellí con su juego y sus resultados. El español Paquito Navarro y el argentino Adrián Allemandi, tras derrotar Los Maestros, en cuartos, y a Los Príncipes, en semis; se preparan para asaltar el trono de Los Reyes en la gran final.
La ovación del público durante las presentaciones disipa cualquier duda sobre el mayoritario apoyo hacia el sevillano de Middle Moon. Sobre la pista, en cambio, los acontecimientos inclinan el juego hacia el lado contrario. Esta vez es Juan Martín, hiperactivo, brillante, el que asume el mando en el arranque. Paquito y Allemandi apenas le encuentran hilo al juego. Al resto son incapaces de sortear la célebre y formidable presión que imponen con su saque los números uno; y con el servicio, no logran evitar el muro rival en torno a la cinta. El resultado es un juego anotado en 28 minutos, dos breaks encajados con el saque, tres juegos en blanco cedidos al resto. Todo ello retrata el 6-1 con el que Juan y Bela firman el estreno.
En ese tramo, no hay ni rastro del Paquito intenso, afilado, incluso histriónico, que pone al público en pie, de su lado, para hacer frente a cualquier desafío. Tampoco Allemandi resulta fiable. El escenario, el reto, los rivales. Todo supera a la dupla hispano-argentina en el comienzo de la que es su primera final desde 2012.
Un detalle, sin embargo, se revela pronto al otro lado de la red. El remate de Belasteguin no es hoy una opción. El de Pehuajó, sobre todo al principio, es atendido en el banco en cada cambio por un problema a la altura de su hombro derecho. Tras el partido, el argentino desvela que se trata de un pinzamiento que casi le impide competir. La dolencia, en cualquier caso, anula el intimidatorio mazo de Bela, resta capacidad resolutiva al juego de los números uno y obliga a El Mago de Drop Shot a asumir el gobierno del partido al comienzo.
En la segunda manga, Paquito y Tito siguen sufriendo al resto. Los tres primeros saques rivales los encajan en blanco. Con el servicio, sin embargo, se corrigen. Descubierta la falta de pegada que el juego de sus oponentes exhibe, Navarro y Allemandi buscan a Bela por arriba para probarle, para moverle, para exigirle. Aprovecha ahí el sevillano para dar un paso al frente. Con Paquito y Juan Martín, frente a frente, a un palmo de la cinta, el duelo en paralelo de Bela y el argentino de Black Crown adquiere una nueva dimensión.
Se ajusta así el juego. No tiene el dúo hispano-argentino opción alguna de break. Pero tampoco conceden alguna con su saque, pese al sufrimiento que les supone conservarlo. Así hasta el undécimo. Con el set a las puertas del tie break. Bela, imperial, devuelve dos remates de Paquito. El de Head está tocado de la espalda, pero sus piernas siguen intactas y le conservan como una centella. El 15-40 asoma el encuentro a un desenlace rápido.
Sin embargo, salvan las dos bolas. Un remate prodigioso de Paquito desde la línea de saque y una fenomenal bandeja que Tito aprieta contra Bela. Aún así, Los Reyes provocan dos opciones de rotura más. Pero tampoco convierten ninguna.
Con el saque a buen recaudo (5-6), llega la muerte súbita. Es este duelo sobre el alambre lo que confiere emoción al encuentro. Aquí emerge Paquito Navarro, ahora sí, soberbio, portentoso, liberado de la sombría tristeza que le inundaba en el primer acto, y decanta el tie break. ¡Sí se puede, sí se puede! El público expresa su anhelo. Cumplida la hora y 26 minutos de partido, Paquito, con el segundo set en la alforja (6-7), reclama sin tapujo alguno el apoyo de la grada.
Lo cierto es que la emersión del sevillano y el argentino tiene su argumento. La pareja número 8 del ranking World Padel Tour encuentra oxígeno sobre la cabeza de Bela, toda vez que su remate está hoy oxidado. Los Reyes se ven obligados a prolongar la discusión en los puntos, a ofrecer cuatro o cinco golpes más en jugadas que demandan directamente el mazo. Aún así, y pese a la formidable oposición de sus adversarios, la autoridad con la que trazan el juego resulta incontestable. Con el saque son inabordables. Al resto, son una amenaza.
En el tercer set, la emoción, el espectáculo, ocultan que Juan y Bela se abalanzan a la menor ocasión en busca del break. Allemandi y Navarro lo sufren. En tres de sus cuatro saques durante el tercer set, el español y el argentino padecen una o varias bolas de break en contra. Ellos, en cambio, no logran ninguna.
En el segundo juego, con saque de Paquito, evitan las dos amenazas. Un mal resto de Bela lo destroza Tito con el remate. Y un duelo cara a cara entre el de Middle Moon y Martín Díaz, lo gana el primero. El juego (1-1) les concede una vida extra que acaban perdiendo en el cuarto. Juan y Bela pulverizan el servicio de Allemandi con un break en blanco (3-1). Es una consecuencia lógica de los hechos que ocurren sobre la moqueta.
Pese a ello, el ejercicio de supervivencia que Paquito y Adrián protagonizan es encomiable. Vibran con cada golpe. Dan su alma en cada punto. La pareja hispano-argentina se agarra a la pista con todo. En el quinto, la cinta desvía una cuchilla de Paquito desde el fondo de la pista. A continuación, el revés de Bela que se marcha directamente evita una nueva rotura. Salvan el servicio de Navarro (4-2) pero desde el resto no son capaces de liberarse de la mazmorra que Los Reyes imponen con su propio saque. Y eso acaba por condenarles.
El ritual de Juan Martín en el calentamiento previo a cada partido no es una simple cuestión de superstición. Con sus rivales y su compañero en el banco, El Galleguito Díaz apura siempre los últimos instantes en pista para poner a punto su saque. No se trata de un asunto menor. El afilado servicio del de Drop Shot le otorga la iniciativa en cada punto. Su maestría en la red le eleva casi siempre por encima de sus oponentes. También Bela manda mucho con su saque.
Allemandi y Navarro pasan un calvario con el resto. Cuando transcurren tres minutos de las dos horas de partido, los números uno se han apoderado ya del tercer set (6-3), de nuevo, con un juego en blanco al servicio de Juan Martín.
En la cuarta manga, de nuevo, Juan y Bela abren opciones de break en tres de los cuatros servicios de sus oponentes. No les dan respiro, no se lo dan ellos mismos. Son dos errores de Belasteguin los que impiden la rotura en el primer juego.
El de Head, primero, falla una bandeja. Después, en un intercambio, busca cambiar el ritmo con una chiquita para entrar a la red. Le queda demasiado alta. Allemandi, un rayo, destroza la bola en el pecho de Martín Díaz. Sobre el alambre, aún sobreviven Navarro y el de Black Crown (0-1).
A estas alturas, Fernando ha probado algo su remate pero en situaciones obligatorias. Apenas se ha concedido licencia alguna. Los automatismos que conectan a los números uno traicionan en muchas ocasiones a su compañero de Drop Shot. ¡Rompelo, rompelo! pide a veces Juan olvidando la incapacidad de su compañero que debe trabajar con la volea lo que habitualmente zanja con el remate.
Es en el tercer juego cuando ambos vuelven a fracturar el marcador. Lo hacen al saque de Allemandi. Con el juego apretado, Paquito deja en la red una víbora que buscaba contener la subida de sus rivales. Con la oportunidad, se lanzan Bela y Juan a la red y, desde allí, el zurdo de Drop Shot culmina con una maliciosa volea de seda por el medio (2-1).
¡Paquito, Paquito! Son dos horas y 20 minutos de partido. Parte del público acude al rescate del español. Otra parte, sin embargo, asume la imponente superiodad de Juan y Bela que consolidan el break con un servicio en blanco del primero (3-1).
El de Middle Moon y el de Black Crown tienen que levantar otra bola de rotura en contra en el quinto. Lo hace Paquito con dos remates y Bela desatado corriendo por la pista. La grada valora el tremendo esfuerzo de la dupla hispano-argentina para sostenerse en pie, para plantear batalla ante dos leyendas que no dan tregua en ningún punto.
Tres bolas de break y una tortura con el saque aguantan Paquito y Allemandi en el séptimo. El empuje de Los Reyes es definitivo para tratar de cerrar el encuentro ya. Que no lo consigan es, desde luego, mérito de la heroica resistencia que encuentran al otro lado de la cinta. Bela falla un globo. A continuación, Juan tira fuera su bandeja cruzada después de Paquito les frenara en su ofensiva con dos globos kilométricos. La última la salva Allemandi con un nuevo ejercicio de tiro sobre el de Drop Shot.
De nuevo, Paquito y Tito Allemandi esquivan el abismo (4-3). Pero no les alcanza para nada más. El 15-30 del último juego, con saque de Juan Martín para cerrar, es puro espejismo que jalea la grada deseosa de una alegría del sevillano y su compañero, de un quinto set. La magia de El Galleguito entierra la ilusión. Allemandi alcanza fuera de pista un remate del zurdo que cierra con la volea en la red (6-1, 6-7, 6-3 y 6-4).
Con el triunfo ya lgorado, el gesto de rabiosa celebración de Belasteguin es significativo. La exhibición de coraje y raza del de Pehuajó le ha abierto camino hacia el cuarto título de la temporada. El sacrificio y la magia de Juan Martín le han vuelto a coronar. No es que sean los más grandes, es que demuestran serlo cada vez que pisan una pista. Esta vez, es Marbella la que vuelve a rendir tributo a Los Reyes del Padel.
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