La primera semifinal masculina del Cervezas Victoria Marbella Master 2019 encumbró a los andaluces Paquito Navarro y Juan Lebrón. Los pupilos de Ramiro Choya supieron reponerse y firmar una remontada ante Fernando Belasteguin y Pablo Lima que les impulsa a su primera final juntos.
¿Cómo fue este duelo estelar?
Primera semifinal masculina Cervezas Victoria Marbella Master 2019
Antes de que la bola esté en juego, la grada del Polideportivo Elena Benítez ya ha formulado su elección. Sus favoritos están claros. Y no sólo para esta primera semifinal masculina del Master de Marbella. El sevillano Paquito Navarro y el gaditano Juan Lebrón juegan en casa.
Enfrente, Fernando Belasteguin y Pablo Lima buscan tener un inicio de temporada que les permita recuperar el trazo perdido en 2018 por la lesión del argentino. Todos es inusual para ambos. Van de dos, no son claros favoritos y juegan en el primer turno de semifinales.
Por eso tratan de marcar el territorio desde el principio. Salen a gobernar con mano firme. Quieren poner a prueba la confianza de sus rivales, conscientes de que su estado de ánimo es uno de sus principales motores.
En efecto, el comienzo de Bela y Lima es sensacional. Un parcial de 3-0 les impulsa a lomos del de Pehuajó, enchufadísimo.
El duelo es vibrante. El punto inaugural es una delicia y al tercero, ya se ha escuchado el célebre Dale candela de Paquito. Un runrún circula en la grada ante el despliegue imponente de Bela. Pero todo cambia de repente.
De pronto, el de Pehuajó se sumerge en las tinieblas. Es el cuarto juego. Encadena tres errores consecutivos fundamentales para perder su saque (3-1). El de Head se desespera. Con la mirada extraviada, besa la malla lateral y busca respuestas. Sabe que lo que está por venir es un calvario porque sus oponentes necesitan poco para crecer. Son vasos comunicantes que se retroalimentan, además, de la grada.
Los fallos de Bela son esporádicos pero ocurren en momentos clave y socavan la confianza de éste. El despliegue del ex-número uno es irregular. Sus piernas parecen tener plomo y su juego apenas tiene filo. Un pecado ante sus eléctricos oponentes.
El marcador explica que la pareja número dos se anota el primer acto. Lo hace tras superar dos bolas de break y un juego lleno de dudas, sobre todo, por parte de Belasteguin (6-4).
El triunfo parcial no las disipan. Todo lo contrario. Lebrón y Navarro detectan el tormento y buscan aprovecharlo. Por momentos les falta acierto y eso salva a la pareja argentino-brasileña. La fotografía de ello es el remate que Paquito, a un palmo de la red, estrella en el cristal de fondo con sus rivales vendidos tras un ejercicio milagroso de su compañero.
Pero no les pesa. Los andaluces están cómodos sobre la pista. Le han encontrado la vuelta al partido y han detectado sus opciones.
Tratan Lima y Bela de enjaular a Paquito en su esquina y agrietar el rol de Lebrón en la derecha. Sin éxito. Son indescifrables. Con una movilidad extrema, se intercambian posiciones en el saque. Aunque es el sevillano el que se apodera del juego, lo duerme cuando lo necesita y lo acelera cuando conviene. Es un dictado maestro el que sostiene el de Bullpadel. Sobre él, irrumpe como una centella Lebrón, indetectable, allí donde no se le espera.
En el segundo acto, hay opciones de break para cada dupla. En el sexto puede caer el saque de Lima. Atrona la grada ante la posibilidad pero Bela lo impide. De inmediato, la amenaza se traslada al servicio de Paquito. Hasta tres oportunidades tienen Lima y Belasteguin para romperlo pero no lo consiguen tampoco.
El electrónico parece anunciar un tie break como única vía de solución. Pero sobre la pista se larva otro destino. Paquito y Lebrón están cada vez más sueltos. Y en el duodécimo llega el golpe. La pareja andaluza va a por el break y lo certifica con mucha autoridad (5-7).
La grada enloquece con la igualdad y aprieta de lo lindo. Más combustible para Lebrón y Navarro que ya vuelan sobre la moqueta.
Contrasta con la incomodidad de Bela, atormentado con su juego. No logra agitar a sus rivales, parece llegar tarde a los instantes clave de cada punto y le falta mordiente.
El tercer set es la apoteosis para el público. Sobre todo, a partir del cuarto juego cuando los locales firman una rotura del saque de Bela. Emerge Lebrón y regala una estampa icónica. Su figura estampa de cara al público cuando gana por la puerta un remate por tres de su rival argentino. Es un acción que corona la rotura, que señala el principio del fin (1-3).
Se desquita el del Puerto de Santa María de las sensaciones del duelo de cuartos de final. El tramo final del encuentro le encumbra.
Un nuevo break en el sexto les abre la puerta de la gloria. Paquito y Lebrón confirman la remontada ante una afición exultante (4-6, 7-5 y 6-1).