Las semifinales masculinas del Estrella Damm Valencia Open 2019 configuran un duelo inédito por el título. Tanto que sólo uno de los cuatro jugadores que disputará la final sabe lo que es levantar un trofeo esta temporada.
Son las dos parejas supervivientes a un torneo lleno de sorpresas y revolcones de favoritos.
Semifinales masculinas Estrella Damm Valencia Open 2019
Descabalgaron los favoritos en un duelo de más dudas que certezas. En el otro, se impusieron los veteranos con una lección de oficio y experiencia que disolvió a los debutantes.
Lima serena a Galán y le marca el paso hacia la final
Era la primera gran prueba para medir el cuajo de la nueva pareja formada por Alejandro Galán y Pablo Lima. Un partido que bien podía haber sido la final de este Open de Valencia. Un duelo que puede servir para inaugurar la rivalidad entre dos duplas destinadas a pelearlo todo.
Dede luego, hubo batalla, alternativas, remontada pero no fue un gran partido. Las dudas pesaron más que las certezas y acabó primando la frescura física y mental de los ‘nuevos’ ante el desgaste que ya acusan los flamantes tetracampeones españoles.
El inicio decepcionó por la puesta en escena precipitada, sin sentido, de un Ale Galán pasado de vueltas, que desbarró sin control. Enfrente, Lebrón y Paquito, que venían de sufrir un calvario ante Chingotto y Tello, encontraron vía libre para gobernar desde la red.
Se repusieron a una amenaza de quiebre en el inicio y, a partir de ahí, el vapuleo fue tremendo. Los andaluces revolvieron el primer acto por la vía rápida y negaron la opción de calibrar el alcance real de la pugna.
Nada hacía presagiar lo que se barruntaba en el segundo set.

Dos hechos coincidieron en el tiempo. Lima, desnortado por la agitación sin rumbo de su compañero, atemperó el paso, le bajó una marcha y señaló el itinerario para la ofensiva.
Al otro lado de la red, los implacables dominadores del juego, de manera inesperada, sucumbieron a las dudas. Era el segundo juego, con saque de Lebrón, y dos errores de Paquito (una bajada al cristal de fondo y un remate que no encontró ni moqueta) no sólo costaron un break (0-2) sino que, sobre todo, abrieron una grieta en el sevillano. Resultaría decisiva.
Porque, con apenas tres fallos, el de Bullpadel se afligió. Esa versión apagada del genial jugador andaluz que irrumpió en el segundo acto de los cuartos de final del día anterior, reapareció en este segundo set de la semifinal.
El parcial de 0-3 a favor de Galán y Lima registró el cambio de escenario y provocó la reacción de Lebrón que salió al rescate de su compañero. El gaditano se multiplicó en la pista y cogió las riendas del juego. A su paso, volvieron a crecer, recuperando la red. A partir de ahí, un parcial de 4-0, con dos roturas, les permitió cerrar la brecha, primero; y, luego, coger ventaja (4-3).
Se situaron los andaluces a dos juegos de llevarse el partido. Pero Lima y Galán tenían clara la hoja de ruta. El madrileño, al son de Lima, achicó espacios y levantó la barricada en la red mientras su compañero le negaba el oxígeno a Paquito en el paralelo. Devolvieron el break (4-4) y, en el duodécimo, amarraron el set con un break providencial (5-7).
Por más que el marcador anunciara tablas, el encuentro se había decantado hacia el lado de los aspirantes. Hoy, Paquito y Lebrón, sobrados de juego y exuberantes en lo físico, tenían plomo en los tobillos y tinieblas en la mente. Dos rémoras demasiado pesadas para afrontar la cumbre que tenían delante.
Sólo se anotaron el primer juego del tercer set. Perdieron amperaje emocional y acabaron desconectándose de ellos y de todo. Ni siquiera pudieron aprovechar la opción de quiebre de que dispusieron en el quinto juego. Fue la última oportunidad de engancharse pero sus rivales no lo permitieron.
A esas alturas, Galán, recuperado, era un titán en la cinta mientras Lima mecía el juego. La mazmorra asfixió a Paquito y dejó sin respuesta a Lebrón.
El triunfo (1-6, 7-5 y 6-1) deja a los favoritos fuera de la final y confirma el poso de pareja grande que tienen Pablo Lima y Ale Galán.
Silingo y Allemandi, intratables
El oficio de dos veteranos curtidos en mil batallas apagó la ilusión de dos debutantes en semifinales, tal como había ocurrido con las aspiraciones de los jóvenes Garrido y Di Nenno en cuartos de final.
Agustín Gómez Silingo y Adrián Allemandi no dieron opción alguna a a sus rivales. La fogosidad de Nacho G. Gadea y el talento emergente de Agustín Tapia presentaron sus credenciales con un break inaugural.
Fue prácticamente la única alegría que se dieron. Los argentinos, cabezas de serie número 8, maniataron a sus contrarios. Confinaron a Tapia en una prisión hecha a medida y atosigaron sin descanso a un Gadea que no encontró nunca el timing adecuado.
Un Silingo, imperial; y un Allemandi, muy efectivo, recuperaron el break y golpearon para coger ventaja. Gadea, arrinconado; y Tapia, fuera de foco, cedieron sin objeción (6-2).
En el segundo, poco cambió el panorama. Le echaron coraje los aspirantes pero sus rivales, inaccesibles, encontraron la fisura definitiva en el sexto para lograr el break que les impulsó a su primera final de la temporada (6-2 y 6-3).