El sol castiga con dureza. Son ya tres horas de maratoniano esfuerzo, de duro desgaste psicológico. A estas alturas, a ninguna de las dos parejas les sobra ya nada aunque ambas están dispuestas a entregar incluso aquello que no tienen.
La final femenina del Córdoba Estrella Damm Open 2015 define el primer título del año para unas, la prolongación de una racha brillante para otras.
Patty Llaguno y Eli Amatriain se asoman a una final por primera vez en la temporada. Para conseguirlo, logran superar por fin el escollo que ha venido venido frenando su trayectoria en este 2015: las semifinales ante las gemelas Sánchez Alayeto.
Las aragonesas, que derrotaron a las reinas de 2013 en Barcelona y San Fernando, ceden esta vez sin paliativos (6-2 y 6-4). Su desafío ahora, apeadas las número uno, es superar a las números dos, la dupla de moda, Ale Salazar y Marta Marrero, que alcanzan el último duelo del cuadro en Córdoba de forma arrolladora. La madrileña y la canaria llegan además tras su enorme triunfo en San Fernando World Padel Tour 2015 y su gran victoria en el Campeonato de España de Padel Absoluto de 2015.
Ambiciones opuestas en torno a un enfrentamiento vibrante que arranca con dos trazos muy claros. Salazar y Marrero buscan por alto a Eli para abrirse paso hasta la cinta. Llaguno y Amatriain, por su parte, se despliegan atrevidas e insistentes, no ceden el paso y aprietan para mantener la iniciativa a toda costa y marcar el ritmo, conscientes de que es el alimento de sus contrarias.
El juego es apretadísimo. El esfuerzo de Patty y Eli es sobrecogedor. La riojana tira millas y descuelga una y otra vez los envíos de sus contrarias. Su empeño contiene a Marta y a Ale al fondo y le da pista a su compañera para que imponga su sello en la red. Y eso, tratándose de una hechicera como Llaguno, es una garantía.
La receta, en el cuarto juego, da el primer fruto. El espléndido inicio de las números tres del ranking femenino World Padel Tour les permite cobrarse la primera presa. Tras un fenomenal despliegue de ambas, el error de Salazar con su derecha desde el fondo certifica la rotura de su propio saque (1-3).
La madrileña arranca sin vuelo, con plomo en las piernas. Es Marrero quien busca atajos hacia la red pero sin demasiado éxito. Sus rivales sostienen la cinta con una determinación portentosa que les permite gobernar con claridad.
El descomunal trabajo de Eli y el magistral dictado de Llaguno amplían una brecha (4-1) que amenaza con engullir a Marta y Ale. El peligro, sin embargo, les empuja hacia adelante. Marrero y Salazar aceleran el juego, se liberan de la mazmorra y asfixian el saque de Amatriain con un 0-40. Ésta y Llaguno salvan las tres amenazas, pero no la cuarta. Una bandeja de Eli directamente a la red reduce la fractura (3-4).
Pese al traspié, la dupla Dunlop – Head tiene bien clara la ruta y a punto está de devolver el golpe de inmediato. Hasta cinco oportunidades de rotura generan al saque de Salazar. La madrileña emerge portentosa para disolver cuatro de ellas. La quinta lleva la firma del poderoso remate de Marrero (4-4).
El duelo, intenso, precioso, mide dos estilos bien distintos bajo un sol que aumenta el desgaste sobre la moqueta. Luce la insignia de Mercedes en el pecho de Patty y Eli. Brilla el emblema de Ford en la espalda de Marrero y Salazar. La contienda se eleva a todos los niveles.
Con el marcador apretado y la bola echando chispas, Eli y Patty obtienen recompensa a su determinación. La de La Manga regala una clase de padel en cada intervención. Por más que sus oponentes traten de aislarla, la de Dunlop se procura espacios para irrumpir en el juego. Sus intervenciones, todas llenas de sentido y malicia, decantan los intercambios.
Así, en el décimo, el saque de Marrero acaba hecho trizas. Salazar salva la primera bola de set. La segunda, en cambio, la envía al cristal de fondo tras un remate repentino de Amatriain (4-6). A esas alturas, la de Head ha corrido ya tres partidos en un sólo set, un esfuerzo tan generoso como efectivo. Su trabajo contiene los arreones del otro lado de la cinta y da vuelo a su compañera.
Salazar y Marrero encuentran el hueco
Conscientes de la situación, Ale Salazar y Marta Marrero dan un paso al frente. Acentúan su ruta sobre Eli y aprietan el paso hacia la red. De primeras, a punto están de cambiar el rumbo del partido cuando logran comprometer el saque de Llaguno.
¡Punto a punto! ¿Vale?, le dice Amatriain a su compañera ante la presión de sus oponentes. ¡Venga! responde Salazar al otro lado cuando, tras apretar desde la red, Marta cierra con la pegada y abre una oportunidad de rotura. Pero la derecha de la madrileña, directa al cristal de fondo, aborta el objetivo (1-0).
Incluso, en mitad de la tormenta, cuando la ofensiva de sus contrarias se incrementa, Patty se apodera del tempo cada vez que interviene. Su mano mece el juego, le da la pausa que requiere, descubre caminos ocultos, ordena efectos, altera velocidades y modifica alturas. Un enigma formidable que sacude a sus rivales.
Salvado el peligro, la ocasión les llega a Llaguno y Amatriain de inmediato. Con el saque de Marrero en disputa, Eli descuelga el enésimo globo y pilla a Ale en tierra de nadie. ¡Qué buena eres! festeja Patty ante la oportunidad de quiebre. Pero la opción se desvanece enseguida cuando el resto de la de La Manga se queda en la red.
Tampoco aprovechan la segunda ocasión tras un error de Marrero con su remate. Es la jugadora canaria de Black Crown quien trata de evitar la rotura con su pegada. Eli, una centella, llega a la red pero no define bien. Trata de sacar la bola por la puerta y no acierta. El rebote en la malla lo gana Ale Salazar que salva la segunda bola de break en contra (1-1).
El calor aprieta de lo lindo. El golpeo de cada bola reivindica el espectáculo entre el murmullo del público que abarrota las gradas. Aún presentes, ni siquiera los restos de la molesta plaga de mosquitos que obligó a trasladar la prueba en la primera jornada consiguen despistar a las jugadoras.
Todo ello forma parte del paisaje de una pugna que se eleva y se disputa ya en cada palmo de la pista. Un duelo formidable ante dos parejas entregadas sin reserva alguna. Cada punto es un pequeño triunfo. Cada juego, un alivio en mitad de la contienda. Resisten los servicios el fabuloso acoso de los restos.
Aún así, la persistente carga de Salazar y Marrero va, poco a poco, erosionando el despliegue de Eli. Lo sabe Neki que, en los descansos, se afana por conectar con sus jugadoras. Aprieta el puño la coach, agita el brazo con vehemencia, busca la mirada directa de Amatriain y Llaguno. Sus palabras conectan con el corazón, apuntan al alma, la diana de un discurso de complicidad y empatía de alguien que va más allá de los secretos de este juego para adentrarse en el terreno de las emociones.
En la cancha, el empuje de Marta y Ale es sensacional. La resistencia de Patty y Eli, numantina. El tie break se anuncia como la única forma posible de resolver la feroz competencia por este segundo set. Caer o seguir, para unas. Triunfar o persistir, para otras.
La apuesta de Marta y Alejandra exige muchísimo a Amatriain, pero al mismo tiempo provoca que Llaguno se desplace al medio de la pista en su ayuda. Y esto supone un riesgo extremo para las aspiraciones de Marrero y Salazar.
La madrileña de Head lo percibe a tiempo y alterna el cruzado con precisos paralelos que buscan contener a su rival de Dunlop, enclaustrarla junto a la malla. Precisamente ahí, ya sobre el desfiladero de la muerte súbita, encuentra Salazar el camino. El paralelo le descubre el hueco para decantar el segundo acto. La agresividad de Marta, su intimidante pegada, termina por desequilibrar el juego (7-6).
Patty y Eli se imponen en el intercambio de golpes
La tercera manga convierte la estrategia en un ejercicio de fe y corazón. Salazar y Marrero persisten en su empeño de desfondar a Amatriain. Llaguno se afana en auxiliar a su compañera. Abarca campo, conquista metros. ¡Voy si quieres! le espeta la de Dunlop en una bola que sobrevuela por enésima vez sobre la cabeza de la riojana. La bajada de pared de la mangueña se queda en la red y su ayuda se convierte en condena.
Ale se apodera del juego y consigue abrir una tempranera opción de break, una oportunidad de inclinar decisivamente el encuentro. El inoportuno resbalón de Marta impide la disputa. La segunda ocasión surge tras un error de Eli en una volea baja. El castigo físico le resta velocidad y multiplica el espacio a cubrir. Esta vez es la propia Amatriain quien entrega el saque de su compañera al fallar una bajada de pared.
El break (2-0) refleja el cambio de escenario. La propuesta de Marrero y Salazar les da resultados. La canaria, caída instantes antes durante una acción del juego, solicita la asistencia para una cura rápida en su rodilla. La (incomprensible) demora que se produce en la llegada del botiquín le da aire a sus rivales. Una ayuda inesperada. Se emplea a fondo Neki con sus jugadoras. Les señala el camino. No es estrategia. Es voluntad. Es corazón. Es coraje.
Ante la ocasión de ampliar el encuentro con saque propio, Ale y Marta fallan cuando no deben. Eli, con fuerzas que le llegan de lugares desconocidos, emerge de manera providencial. Su extenuante esfuerzo es una lección de raza. Colosal, la riojana pilla los pies de Salazar que no acierta con el bote pronto. ¡Venga! se lamenta la madrileña instantes antes de que estrelle un saque y volea en la red para condenar su propio servicio (1-2).
El intercambio de golpes se sucede. La pugna es ya a pecho descubierto. Ahora son Llaguno y Amatriain, tras apretar de nuevo el marcador (2-2), quienes demarran al resto. Un remate por tres metros de Llaguno que casi devuelve desde fuera de la pista Marta, les da la ocasión de quebrar. Eli, con una salida de pared suave, deliciosamente diabólica, pilla a Alejandra en el cruzado y fractura el saque de Marrero (3-2).
Ya no les sobra nada a ninguna de las cuatro parejas. Si acaso corazón y fe, pundonor y arrojo. Lo que necesitan Salazar y Marta para devolver el break enseguida. Tras cuatro oportunidades desperdiciadas al saque de Llaguno, la quinta la convierte de manera magistral Ale con una volea paralela que vuelve a encontrar el hueco de Patty (3-3).
El ritmo ha caído de la misma forma que la emoción ha aumentado. Dos parejas. Dos púgiles combatiendo sobre el alambre. Cualquier directo puede resultar definitivo. Y éste llega de la mano de Patty y Eli.
Primero es la riojana quien, tras una titánica defensa, acaba imponiéndose en su duelo directo con Salazar. Un ángulo que descoloca y una volea al medio le sirven a Amatriain para abrir una bola de rotura al servicio de la madrileña. Después, una colosal Patty devuelve una afiladísima bajada de pared que sorprende a la propia Salazar.
Ahora sí, ese break (4-3) acaba por desnivelar definitivamente esta final femenina del Córdoba Estrella Damm Open 2015. Dos opciones de evitarlo tienen Marta y Ale en el décimo al saque de Llaguno. La primera la desperdicia Salazar con un bote pronto que no controla lo suficiente. La segunda la salva Patty en un cara a cara fabuloso con Marrero en la cinta que cae del lado de la mangueña.
Finalmente, es Patty, inmensa, quien se apodera de la red, se cruza por el medio, y abrocha el encuentro (6-4).
La victoria, la primera de la temporada para Llaguno y Amatriain, tiene un valor inmenso que va más allá de un título. El abrazo de ambas, la comunión con Neki, refleja su importancia capital. Es un triunfo de fe y coraje ante una dupla sobresaliente. Un éxito que puede catapultarles en el camino inmediato.
Salazar y Marrero caen y frenan su racha pero anuncian una batalla trepidante en un circuito femenino que ofrece ya tres parejas ganadoras diferentes.
La siguiente parada para ellas será en Valladolid.