La pelota, en picado, cae a un palmo de la red. Una auténtica delicia para una pegadora como Mapi Sánchez Alayeto. Una oportunidad de imponer su potencia, una vez más, para anotarse un punto muy importante. Pero ni siquiera impacta en la bola. No es un error. Es todo un síntoma en esta final femenina del Master Final de World Padel Tour 2015.
Lo que tantas veces ha servido para definirlas, hoy retrata una desdibujada actuación que las sitúa a merced de dos adversarias imponentes. Porque, tras una temporada sobresaliente, con siete títulos de diez posibles, las hermanas aragonesas pinchan en su intento de revalidar el título de maestras. Y no es una cuestión de resultado. Mapi y Majo, en el peor momento posible, no consiguen ser ellas mismas, por más que lo intentan.
El mérito, hoy, es de Alejandra Salazar y Marta Marrero, que les golpean donde más les duele. La madrileña y la canaria se apoderan de la red para firmar una actuación impecable, su mejor encuentro de la temporada.
Para llegar hasta ahí, las parejas número 1 y 2 del ranking femenino de World Padel Tour cumplen los pronósticos.
Mapi y Majo Sánchez Alayeto se imponen con autoridad a Gemma Triay y Paula Eyheraguibel (6-2 y 6-1) y superan la resistencia de Eli Amatriain y Patty Llaguno (7-5 y 7-6). De esta forma, como primeras del grupo A se miden en semis a Carolina Navarro y Ceci Reiter a quienes derrotan en un partido que la malagueña no está en condiciones de disputar tras el fallecimiento de su tío (6-2 y 6-2).
En el grupo B, Ale Salazar y Marta Marrero superan a Cata Tenorio y Victoria Iglesias (6-4 y 6-2) y a Navarro y Reiter (6-3 y 6-1) para alcanzar las semis como primeras de grupo. En el penúltimo peldaño, logran vencer la oposición de Eli Amatriain y Patty Llaguno (6-4 y 7-5) y se meten en la final.
El duelo por el título dibuja precedentes muy favorables para las hermanas de Star Vie. De hecho, sólo una vez en toda la temporada, en la final de San Fernando, Salazar y Marrero lograron imponerse a las Sánchez Alayeto.

Hoy, sin embargo, la radiografía es muy diferente. Se aprecia pronto. Ale y Marta se abalanzan hacia la red desde la primera bola. Su determinación resulta admirable. La madrileña es un tornado que se agita desde la derecha. Achica espacios, recorta metros y despliega un juego impredecible que fija a sus rivales con un afilado cruzado y un malicioso paralelo. La canaria, su compañera, se muestra tan arrebatadoramente sólida como atrevida. Defiende a conciencia y gana la red en cuanto encuentra pista. Allí es temible.
El efecto es inmediato al otro lado de la cinta. Las gemelas sufren desde su primer servicio. Su propuesta, siempre intimidante, queda a rebufo de sus contrarias. Incluso, en el cuarto juego, el segundo saque de que disponen, se ven obligadas a levantar la primera bola de break en contra.
Es Majo quien sortea el instintivo movimiento de Marrero que trata de finiquitar por el medio de la red, y cruza para evitar el quiebre tempranero (2-2).

No lo consiguen, sin embargo, en el sexto. Ale y Marta no dan tregua y mantienen su dictado. Contrasta la consistencia de ambas con la tremulante actuación de sus contrarias que, incluso, se permiten una doble falta al saque de Mapi. Finalmente, una víbora apretada de Marrero acaba bloqueada directamente a la red por Majo y fractura el electrónico (4-2).
En otras circunstancias, las Sánchez Alayeto hubieran tocado a rebato desde el resto para tratar de devolver el golpe de inmediato. Esta vez, sin embargo, el abismo que las engulle es demasiado profundo. Tres restos fallidos, consecutivos, impiden la reacción de las aragonesas y reflejan el inédito estado de dos grandísimas jugadoras que hoy no encuentran su espacio, que han extraviado su esencia.
Con un nuevo break, en el octavo, Ale y Marta culminan en 33 minutos su imperial trayecto por el primer set. La primera oportunidad la desperdicia Marrero con un resto directo al cristal de fondo. La segunda, en cambio, la aprovecha Salazar con una bandeja que fulmina a Mapi (6-2).
Salazar y Marrero aplacan la reacción de las gemelas
Pese a la debacle del primer acto, la reactivación de dos jugadoras de la categoría de Mapi y Majo se esconde detrás de cada bola. Lo saben sus contrarias que tratan de no aflojar en el arranque del segundo set.

Pero las aragonesas, faltas de inspiración, se entregan al tajo y en el tercero aprovechan su opción para destrozar el saque de Salazar. Majo hace añicos un globo corto de Marta. A continuación, tras una defensa abnegada de las de Star Vie, es Ale quien envía al cristal un globo y entrega su servicio (1-2).
Se enciende la llama de las reinas del padel. El camino se ilumina para quienes han protagonizado este año una exhibición de autoridad en el circuito. Pero los focos los reclaman hoy Salazar y Marrero, más firmes, más decididas que en todo el año. Ese cuarto juego, justo después de la rotura de las gemelas, retrata bien el estado de unas y otras. Ale y Marta vuelan sobre la pista para devolver el break y lo hacen en blanco. Una dolorosa estocada que entierra las opciones de las hermanas (2-2).
En el octavo, Marrero y Salazar demarran definitivamente. Dos errores de Majo y un tremendo fallo de Mapi en un remate franco que ni siquiera impacta complican el servicio de ésta. La pegada de Marta certifica el break y da paso al grito unísono de ambas, una celebración anticipada tras un ejercicio formidable de valentía (5-3).

En ese último tramo hasta la gloria, emerge Marta, una fiera desde el revés, que aprieta y aguanta, que defiende e irrumpe, que pide calma a su compañera y se agita sin descanso hasta que ambas se funden en un abrazo intenso sobre la moqueta azul en el Pabellón 9 de IFEMA, en Madrid. La victoria (6-2 y 6-3), la mejor del año, no es el broche a una gran temporada, sino la ruta para 2016.
El esplendor de las triunfadoras no puede, sin embargo, eclipsar la sobresaliente actuación de las gemelas. Derrotadas hoy por las maestras, las hermanas exhiben con orgullo la corona de reinas del padel en 2015, un trono conquistado a base de esfuerzo, confianza y estilo.
El padel femenino crece sobre su talento por más que la organización, con varios detalles, siga tratándolo como telonero del espectáculo masculino.
