La dejada es hipnótica. Pero Belasteguin corre hacia la bola y se lanza de cabeza para darle continuidad a una jugada que debió morir en ese instante. El punto acaba cayendo del lado del argentino y de su compañero. Como ocurre con ese juego. Como ocurre con el partido, la final masculina del Estrella Damm Master Final 2018, el último título de la temporada.
La jugada define una final que se desnivela por el hambre que exhiben quienes no han podido competir en plenitud de condiciones.
El triunfo de Bela y Pablo Lima es inapelable y, al mismo tiempo, admirable. Tras cuatro meses sin competir juntos (con el argentino de baja por su lesión de codo), se elevaron hasta la final sin ceder ni un solo set. En cuartos, noquearon a Lamperti y Mieres (6-2 y 7-6) en la vuelta a la competición de un Belasteguin que sumaba cuatro meses en el dique seco. En semis, también se sobrepusieron al empuje de Juan Martín Díaz y Juan Lebrón (7-6 y 6-3) para acceder a la final, escalón que no pisaban desde el Open de Bastad en el mes de julio.
Los actuales números uno, Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez, ratificaron su condición de favoritos con la misma autoridad que Bela y Lima. Los puntanos demostraron el idilio que mantienen con esta competición de maestros y solventaron sus dos primeros escollos en dos sets (6-0 y 7-5 a Cristian Gutiérrez y Franco Stupaczuk; y 7-6 y 6-2 a Matías Díaz y Alejandro Galán).
La final, la última del año, midió a las dos parejas que estaban destinadas a pelear por el trono esta temporada. Un regalo para el epílogo del año.

El Madrid Arena acogió el desenlace de este sexto Master Final de la era World Padel Tour con un ambiente espectacular en las gradas. Los puntanos gobernaron el inicio con un arranque imponente. Maxi emergió imperial para negarle espacios a Pablo Lima en el paralelo y desbordar a Bela en el cruzado.
El argentino comenzó demasiado parado. El brasileño, en cambio, se desplegó hiperactivo, ansioso, precipitado. Lo pagaron con dos roturas que les situaron al borde del precipicio (5-1).
Pero la dupla argentino-brasileña no se abandona ni en los momentos más complicados. El de Pehuajó llamó a la calma. Pidió a su compañero que le achicase el campo a Maxi y le cogió el hilo al duelo. El efecto fue inmediato. Se apuró el de Villa Mercedes en el séptimo y sumó más errores que en los seis juegos anteriores. Encontraron así la rendija que aprovecharon para devolver las dos roturas en contra y equilibrar el encuentro (5-5).
El tie break resolvió el primer acto. El oficio de Bela equilibró, primero, a su compañero y luego lo liberó. El de Porto Alegre pulverizó el intento de sus contrarios de inclinar la pista de su lado (6-7).
La remontada fue sensacional. Como la respuesta de Maxi y Sanyo en el segundo set. Avisaron en el juego inaugural con un 0-40 que no pudieron transformar en break. Sí lo consiguieron en el tercero. Maxi recuperó terreno en la red y volvió a incomodar su oponente en el paralelo. Le tapó la salida y se hizo grande en la cinta.
La rotura y su consolidación abrió brecha a favor de los puntanos (3-1). Pero Bela y Lima volvieron a retomar el mando con la misma fórmula que les funcionó en el primer parcial. Cerraron la fractura (3-3) y decidieron el duelo en el octavo al saque de Sanyo (3-5).
Llegó el triunfo (7-6 y 6-3). Asombroso. Incuestionable. El cuarto de una temporada infernal. El segundo Master Final de World Padel Tour para Fernando Belasteguin y Pablo Lima. Maestros de la superación.
