Pues al final, no hubo relevo en la Federación Española de Padel. No hubo fuerza de cambio. No hubo votación. Y lo que es peor, en todo este movimiento, apenas ha habido debate útil.
Las posiciones han acabado aún más encontradas. La polarización parece haberse apoderado del análisis en torno a una institución que encara la segunda mitad de legislatura con un escenario de gran inestabilidad y tensiones internas.
Qué ha ocurrido: los hechos
El pasado 19 de diciembre tuvo lugar la Asamblea Extraordinaria de la FEP convocada para resolver la moción de censura que un grupo de ocho presidentes territoriales impulsó contra el actual presidente Alfredo Garbisu.
Pese a que recabaron el apoyo de 25 firmas para presentar la moción, finalmente a la asamblea únicamente se presentaron 22 de ellos, una cifra claramente insuficiente ya que necesitaban 31 votos para conseguir cesar al presidente.
La falta de respaldo impidió siquiera la votación y provocó que la moción de censura fuera rechazada.
Los críticos sin autocrítica
El triunfo de Garbisu y los suyos les ha permitido salvar este match ball pero no ha disuelto la amenaza; todo lo contrario, los críticos han reforzado su oposición. O, al menos, así lo quieren hacer ver tras el fiasco de su apuesta.
Porque lo cierto es que los 8 presidentes que se lanzaron a la aventura de esta moción de censura han fracasado en su propósito. “Nadie presenta una moción de censura para no ganarla”, advertían ufanos desde sus filas hace algunas semanas cuando exhibieron las 25 firmas que avalaban su escrito de cambio. Hoy, sin embargo, tras la derrota, algunos de ellos se han instalado en el pataleo pero siguen evitando cualquier gesto de autocrítica.
Estos ocho mandatarios decidieron abrir el melón de la moción de censura, confiados de su fortaleza y sin reparar en las consecuencias que una iniciativa así (con independencia del resultado) provoca en la vida de una institución. Lo hicieron, les ha salido mal pero rehúsan hacerse cargo de factura alguna por ello. Todo lo contrario. Se la endosan también a Garbisu. Ellos, únicamente, estaban para gestionar la victoria.
Es un error más de los que han cometido estos dirigentes federativos que, desde el primer día, han tratado de manejar los tiempos y marcar el ritmo. Desde aquel 12 de octubre en que hicieran pública una carta llena de reproches hacia el presidente de la FEP, han intentado llevar las riendas y, en ocasiones, lo han logrado. Pero han acabado cometiendo errores de cálculo. Algunos, de bulto.
El candidato silencioso
El mayor de todos ha sido la grotesca estrategia de ocultar al candidato y su proyecto alternativo para la Federación Española de Padel. Resguardaron al elegido, el presidente del ente balear, Francisco Sanz, de los escarceos iniciales; quisieron evitarle ‘fajarse en el fango’; protegerle con el objetivo de que, a última hora, pudiera asomar virgen, inmaculado, para dar la puntilla al ‘cuestionado’ proyecto de Garbisu y liderar una etapa de consenso y unión. Pero tanto lo han tapado que, al final, el impoluto candidato se ha quedado sin hablar.
Ciertamente, resulta insólito que quien aceptó liderar al grupo que presentó una moción de censura en la FEP no se haya pronunciado en todo este tiempo. Reprochan los críticos al presidente que no les dejara hablar en la Asamblea del 19 de diciembre, pese a que ni siquiera hacía falta votar por falta de apoyos. Pero equivocan el tiro. La responsabilidad es de su mal calibrada táctica; también de su falta de valentía para aparecer y confrontar ideas cara a cara. Oportunidades tuvo pero Paco Sanz se quedó finalmente sin hablar. Culminó el esperpento un día después de la asamblea, cuando se asomó al fin por un programa de radio (El Padel Marca, de Radio Marca Baleares) para leer literalmente el discurso que tenía preparado y que nunca pronunció donde debía.
Sin programa
Tan oculto como el candidato han mantenido el programa de gobierno. Los críticos han dedicado la mayor parte de su exposición pública a arremeter contra Alfredo Garbisu. Han criticado su gestión e incluso han tratado de demonizar su figura. Pero no han querido confrontar un modelo alternativo para la FEP.
Sin proyecto concreto (al menos conocido), su reclamo ha sido un cheque en blanco. A todos han pedido apoyos para desalojar al actual presidente de su cargo pero sin exponer para qué.
El objetivo, evidentemente, no lo han cumplido.
El doble rasero de la transparencia
En un sorprendente ejercicio de temeridad, los críticos reprochan a Alfredo Garbisu sus movimientos para expulsar a Daniel Patti de la Federación Internacional de Padel. Le arrojan a la cara que no informara a la Asamblea de la FEP de sus intenciones y le añaden el poco peso que la Española tiene en la FIP ahora mismo porque Garbisu apoyó a otro candidato en las elecciones del pasado mes de noviembre (el portugués Ricardo Da Silva Oliveira) y no al actual presidente Luigi Carraro.
El mensaje lo repiten sin descanso allí donde pueden sin detenerse a comprobar la consideración real que el dirigente italiano tiene hacia el español. Pero lo peor es que ninguno de los presidentes firmantes de la moción de censura contra Garbisu se atreve a explicar si ha sometido a su asamblea territorial esta iniciativa de censura contra el dirigente de la FEP, si cuenta con el respaldo de sus asambleístas, o al menos, si lo han sometido a debate. Tampoco parecen querer aclarar cuándo irán a sus respectivas asambleas a explicar la situación de inestabilidad institucional que han provocado en la Federación Española y en qué posición han situado a la federación territorial que presiden.
El hecho catalán y las relaciones con WPT
El mayor pecado de los críticos ha sido el mayor reproche que utilizan contra quienes pretendían derribar: la falta de transparencia. Pura paradoja.
Los presidentes de estas ocho federaciones han intentado que, en este debate, sólo se hablara de aquellos temas que ellos consideraban adecuados para sus intereses, ignorando e incluso ocultando aquello que consideraban perjudicial.
Dos ejemplos de ello son significativos.
Por un lado, lo relacionado con la polémica por el cese del presidente de la Federación Catalana de Padel, Pere Hernández. Fueron los críticos quienes lo situaron como un asunto capital para sustentar la moción de censura. Clamaron contra el modo de Alfredo Garbisu de justificar la destitución para que expulsaran a Hernández también de la FIP. Pero tuvieron el descaro de ocultar por qué se produjo el cese. No lo mencionaron ni de pasada en el argumentario de la moción.
Incluso, el propio Pere Hernández evitó hablar de ello hasta en tres ocasiones en el programa Esto es Padel, de Capital Radio.
El otro tema que explica el atrevimiento de los díscolos en su reclamación de transparencia guarda relación con las relaciones de Garbisu con World Padel Tour.
Los dirigentes territoriales que buscaban su cabeza, critican al mandatario de la Española por haber apoyado a Fabrice Pastor en su órdago a World Padel Tour (con la presentación de un circuito alternativo), le reprochan que no les informara de ello y le culpan de las malas relaciones con la competición del Grupo Damm. Por momentos, incluso, le piden al mismo tiempo neutralidad (la que ellos han incumplido con un posicionamiento muy evidente) y también que se postule a favor de WPT.
Todos, no obstante, han decidido ocultar la existencia de un correo electrónico que recibieron los presidentes de todas las federaciones territoriales de padel el pasado 13 de junio en el que Garbisu les pone al corriente de la situación en la FIP y les informa de la presentación de una moción de censura contra Daniel Patti y algunos motivos de ello.
Pero es que, además, les anuncia en dicho email que su empeño próximo es “acercar posturas entre el World Padel Tour y Fabrice Pastor, ahora distanciados, para unir a todos y construir todos juntos el presente y futuro de nuestro deporte del padel”.
Los críticos jamás han hablado de este email e incluso alguno ha negado haberlo recibido. No han querido hablar de aquello que entorpecía su propósito.
Fórmula calcada
Por cierto, en ese email que el presidente Alfredo Garbisu envió a los dirigentes territoriales, les detalló la hoja de ruta que habían diseñado junto a otros mandatarios federativos para acabar con el mandato presidencial de Daniel Patti en la FIP.
El primer paso de todo era la presentación de una carta pública para poner al descubierto las «irregularidades en su gestión» al frente del organismo internacional. Curiosamente, esa fue justo la primera medida que tomaron cuatro meses después los presidentes díscolos en su ofensiva contra el propio Garbisu. ¿Coincidencia? ¿Inspiración? ¿Lo que criticaban les servía de plan para sus intereses?
Presiones vs persuasión
Deslizan los críticos que en estas semanas previas a la moción de censura, desde la directiva de Garbisu se ha presionado a asambleístas (clubes, jugadores, presidentes territoriales,…) para que no apoyaran la iniciativa en su contra. Alguno, incluso, habla de actuaciones de otra época.
Al mismo tiempo que lanzan la acusación, pretenden hacer creer que los apoyos que ellos han conseguido a su propósito, han sido fruto de la persuasión, del poder de sus argumentos, de una estrategia infalible con un candidato en la sombra y un proyecto sin descubrir.
Sí, en la trastienda se han movido ambas partes tratando de establecer alianzas, recurrir a compromisos institucionales y también personales, obtener apoyos en un pulso que se decidió por muy pocos votos.
No, no resulta creíble el discurso de los críticos que insinúa las malas artes de sus adversarios mientras pone a salvo las propias. No es creíble, en absoluto. Basta comprobar cómo se manejan algunos de estos presidentes con los medios de comunicación.
La imagen de los derrotados
Fueron 25 firmas las que avalaron la presentación de la moción de censura pero el día D sólo se presentaron 22 (23 votos). ¿Por qué? Los críticos tenían más apoyos de los que mostraron en la fotografía que se hicieron para retratar su unión pero prefirieron no exhibirlos. Algunos decidieron ahorrarse el trago de mostrarse en la derrota y a otros les invitaron a no ir. Los que aparecen son los que quisieron y los que no tuvieron otra opción.
No calcularon bien el mensaje que trasladaron al mostrar menos apoyos incluso que las firmas obtenidas para presentar la moción de censura.
Los críticos anuncian batalla
Han perdido el pulso, incapaces de sacar adelante la moción de censura. Su enrevesada estrategia les ha impedido articular un discurso creíble. Aún así, los críticos quieren rearmarse. Ahora, tras la falta de votos con los que validar su emboscada, los presidentes territoriales díscolos recurren al peso de sus licencias (incluso aquellas que no declararon ayer y hoy ponen el día) para sacar músculo y anunciar batalla estos dos años de mandato que restan.
Tiempo van a tener, desde luego, para explicar un proyecto real que vaya más allá de la crítica. A ver si esta vez lo consiguen y, además, resulta creíble.
¿Y Garbisu y su directiva?
El presidente de la FEP y su Junta Directiva ha cometido errores, desde luego. Su posición es hoy algo más débil y debe hacer frente a la gestión del máximo ente federativo del padel español en un escenario lleno de amenazas. ¿Cuáles son esos errores? Los puedes leer a continuación…