El gallego Pablo Lijó ha hablado. No es un top-5 en el ranking. No está en la Junta Directiva de la PPA. No le llaman los grandes medios para que se pronuncie. Y, sin embargo, le han bastado un puñado de líneas, vomitadas en un arrebato de sinceridad, para explicar mejor que cualquiera cuál es el sentimiento generalizado de los jugadores respecto a su relación con World Padel Tour.
Coraje, sinceridad y también hartazgo. El de Santa Uxía de Ribeira ha hecho lo que nadie hasta ahora. En vísperas de la presentación convocada por el circuito de Damm, ha explicado por qué los jugadores, al menos una gran mayoría, no quieren acudir. Primero, en sus redes sociales. Después, en un directo en Lucky Losers. Un discurso reposado, claro y contundente.
Lijó forma parte de la PPA, como más de 200 jugadores, pero no tiene cargo de responsabilidad alguno en el ente. Y sin embargo, en una sola aparición ha conseguido representar mejor que cualquier otro la posición que defiende el colectivo. Y, además, lo ha hecho por iniciativa propia.
Ha reconocido que han incumplido una de las cláusulas del contrato con WPT (la de la exclusividad) porque la consideran abusiva e ilegal; y ha señalado como línea roja los procesos legales que WPT mantiene abiertos contra los jugadores por ese incumplimiento. Sin la retirada de los mismos, entiende, no se sentarán en la misma mesa.
Lo llamativo, no obstante, no es solo lo que dice sino de la forma y en el contexto en el que lo cuenta. Porque Lijó habla de miedo, de imposición, de sanciones, de humillación por parte de World Padel Tour. Términos que esbozan un escenario que desaconseja cualquier paso al frente de manera individual. Por ello, su gesto adquiere un significado que trasciende su mensaje.
Sobre cómo afrontar una posible negociación con el circuito de Damm, hay posiciones encontradas. Están los que, como Lijó, defienden la retirada de las demandas y el liderazgo de la PPA en las conversaciones como principios indispensables; y también los que apuestan por sentarse sin condiciones previas. Y luego habrá, seguro, los que ven la oportunidad de sacar tajada para lo que no necesitan ni focos que iluminen ni acompañamiento que estorbe.
En cualquier caso, no hay una posición unánime ante el desafío de reconfigurar el diálogo con una organización que ha gobernado el pádel profesional durante la última década con tanto acierto como mano de hierro. World Padel Tour ha catapultado a esta disciplina a un nivel formidable; pero, de igual forma, se ha manejado desde una posición de autoridad mal entendida que ha consumido la relación con los jugadores.
Por ello, que un jugador de ranking medio dé la cara de esta forma para poner luz sobre este asunto es un ejercicio de valor que le define bien; pero, al mismo tiempo, deja en evidencia al resto. Y es que el discurso de Lijó desnuda tanto a World Padel Tour al denunciar algunas de sus prácticas con los jugadores; como, sin quererlo, a sus propios compañeros, sobre todo a los que tienen más voz, responsabilidad y, también, protección.
En este sentido, tan llamativa ha sido la intervención del gallego como el silencio que emana de la propia asociación. Será cuestión de estrategia, pero mientras Lijó se juega el tipo, la directiva de la PPA no comparece. Mientras Lijó aparecía en directo la noche anterior a la reunión, la asociación enviaba al abogado a El Larguero de la Cadena Ser. Ni uno solo de los jugadores que componen la directiva, de los que representan a este órgano colectivo, ha salido a dar la cara ni en medios ni en sus redes para exponer la posición del colectivo de cara al ofrecimiento de World Padel Tour.
El gallego defiende a la asociación. Afirma que confía plenamente en el trabajo de su directiva y ensalza la unidad que ha logrado el colectivo al que pertenece. En el último año, no se ha escuchado un discurso con más sentido colectivo, de defensa del grupo, que el que este jugador ha pronunciado en las últimas horas.
Ni Galán, ni Lebrón, ni Paquito, ni Semmler o Gaspar. Ni uno solo de los pesos pesados de la PPA han conseguido articular con tanto acierto el mensaje que dé forma a los intereses del colectivo.
Los jugadores afrontan un desafío descomunal. No es cualquier cosa. Más que elegir entre un circuito u otro, tienen ante sí la oportunidad de cambiar el rumbo del pádel profesional y la consideración que tienen en él como deportistas. Y la PPA aspira a ser el interlocutor legítimo que canalice dichas aspiraciones. Igual debe replantearse cómo lo pretende hacer.
El paso de Pablo Lijó puede servirles de guía. A veces no es cuestión de votos, ranking o dinero; en ocasiones, en las importantes, es un asunto de valor, y de palabra.

*Foto de portada: FEP.