La impactante lesión de Alejandra Salazar en la final femenina del Valladolid Open 2017 eclipsó cualquier aspecto deportivo del que estaba siendo la mejor final del año y una de las mejores de la era World Padel Tour.
Sin embargo, el duelo por el título, más allá del dramático percance de la madrileña, sirvió para confirmar la (r)evolución de las gemelas Sánchez Alayeto quienes, de la mano de Jorge Martínez, le han dado una vuelta de tuerca a su juego.
El despegue de Mapi y Majo Sánchez Alayeto
En la central de la Plaza Mayor de Valladolid, mientras hubo partido, las aragonesas exhibieron las claves que han logrado la recuperación de su formidable padel, algo extraviado en un irregular 2016.
Tercer título 2017 para las gemelas: lo mismo que en todo 2016
Con independencia de la manera en que terminó el Open deValladolid, las hermanas Sánchez Alayeto han firmado allí su tercer título World Padel Tour en este 2017.
Primero fue el Open de A Coruña, con un gran triunfo, precisamente, sobre Salazar y Marrero.
Después llegó el Master de Barcelona en el que se impusieron a las locales Gemma Triay y Lucía Sainz, y que les valió para recuperar el liderato del ranking femenino de World Padel Tour.
Y ahora se anotan el Open de Valladolid, con la accidentada victoria sobre la pareja número dos.
Desde la derrota que sufrieron en semifinales de Santander ante Patty Llaguno y Eli Amatriain, las de Star Vie no han vuelto a perder un partido en el circuito profesional de padel. Ello les ha llevado a estar presentes en tres de las cuatro finales disputadas. En todas, se han hecho con el triunfo. Este impresionante triplete consecutivo suponen los mismos títulos WPT regulares (sin contar el Master Final) que Mapi y Majo Sánchez Alayeto se anotaron en todo 2016.
Tras un 2015 arrollador (con 7 títulos de 10 posibles), a las pupilas de Jorge Martínez les costó estrenar el palmarés la pasada temporada. No lo lograron hasta la cuarta prueba, en Mallorca, con una trabajadísima victoria sobre Salazar y Marrero.
Enlazaron ese triunfo con el que lograron a continuación en Valladolid, de forma muy contundente, ante Gemma Triay y Lucía Sainz.
Y completaron su triunfal recorrido con su tercer título consecutivo, el logrado en La Nucía también ante Alejandra Salazar y Marta Marrero.
A partir de ahí, no volvieron a ganar trofeo alguno hasta el Master de final de año.
Claves de la mejoría de las hermanas Sánchez Alayeto
Por encima del palmarés, más allá de la estadística, las sensaciones sobre la moqueta este año son bien diferentes.
En 2016, las gemelas Sánchez Alayeto perdieron el control de los partidos en muchos instantes. Sobre todo, en sus enfrentamientos contra Alejandra Salazar y Marta Marrero. La madrileña y la canaria desactivaron el juego de sus rivales con un padel muy agresivo y firme que les permitió discutir e incluso conquistar la iniciativa en muchos duelos. A Mapi y Majo les costó encontrar respuestas.
De las cuatro derrotas que encajaron contra sus rivales directas por el número uno, tres de ellas se produjeron en dos sets (en Valencia, en Zaragoza y en Euskadi). Únicamente, plantaron batalla en la derrota de Las Rozas.
En este 2017, todo es diferente. El juego de las hermanas ha evolucionado; ha mejorado su competitividad y su confianza es mucho mayor. Algunos factores que lo explican:

Mejora física
Las hermanas Atómikas son hoy una centella. Su condición física es portentosa gracias a un exigente trabajo de pretemporada, como confirmó la propia Mapi tras obtener el título en A Coruña.
Ello les permite recuperar la intensidad de juego que habían perdido en determinados momentos en 2016; mejorar su capacidad defensiva, acelerar las transiciones defensa-ataque e incrementar la velocidad de la bola al ganar la red.
Todo ello se vio, por ejemplo, en la final de Valladolid, donde exhibieron un nivel físico algo superior a sus contrarias.

Disciplina táctica
Las gemelas Sánchez Alayeto son dos jugadoras de perfil ofensivo, de juego muy agresivo. Sin embargo, no son una pareja que domine el cuerpo a cuerpo. Su respuesta defensiva busca casi siempre el globo para poder abrirse paso hasta la cinta.
Al contrario, por ejemplo, que jugadoras como Ale Salazar o Lucía Sainz, capaces de buscar variantes distintas para discutir la red; Mapi y Majo recurren a un gran dominio del globo para expulsar a sus contrarias de la cinta.
Ello les exige un trabajo táctico elaborado y constante como se vio en Valladolid. En la final, el entramado de las gemelas asfixió, por momentos, a Marrero y aisló a Salazar. En este sentido, Majo firmó un duelo impecable en el que trabajó mucho y muy bien sobre la canaria desde el cruzado y le achicó pista en cuanto pudo para imponer su dictado. Mapi, desde el paralelo, reforzó el plan con rigor y brillantez.
Las gemelas lograron así gobernar el juego casi siempre, y cuando no, al menos, discutir la iniciativa de cada punto con más facilidad de lo que era habitual en la temporada anterior.
Una detalle que refleja esa mayor seriedad táctica lo encontramos en los remates. Dos jugadoras de potencia, como ellas, rehuyeron el smash en el primer set conscientes de que, al contrario que en anteriores jornadas, las condiciones (temperatura inferior a 20º y nublado) no favorecían la pegada. Lo habían interiorizado tanto que, en tres ocasiones, a un palmo de la cinta, optaron por amagar un remate franco en lugar de pulverizar la bola.

Consistencia mental
Las gemelas zaragozanas son dos jugadoras descomunales aunque su juego sufre algunos baches significativos. Son capaces de alternar rachas arrolladoras con lagunas incomprensibles en un mismo encuentro. Por ahí se les ha escapado algún partido y, también, han remontado alguno que otro.
Esta temporada, las hermanas parecen exhibir una mayor firmeza psicológica. En el primer set de la final de Valladolid, con las de Star Vie sacando en busca del 5-3, Majo cometió cuatro errores no forzados (dos bajadas de pared a la red, una volea al cristal y un globo con el mismo destino). Finalmente, Salazar y Marrero lograron el break y equilibraron 4-4 el primer set.
Esa secuencia de fallos hubiera minado la confianza de la jugadora aragonesa no hace mucho. En Valladolid, no fue así. Majo no sólo se sobrepuso sin problemas sino que firmó una actuación monumental.
Sostuvo la arquitectura táctica trazada desde el banco, confinó a Marrero a su esquina y abrió camino a la red para que Mapi exhibiera filo. Fue la mejor de las cuatro mientras hubo final.

Actitud valiente
Mapi y Majo son dos jugadoras decididas pero, por momentos, en 2016, su juego resultó algo más conservador en los instantes clave de algunas finales.
En Valladolid, fueron consistentes casi siempre y valientes cuando les tocó serlo. Un detalle lo revela a la perfección. En pleno tie break, entre el tañido de las campanas, una voz (muy familiar para las hermanas) resonó desde el graderío. ¡Valientes, geme!, reclamó. Y vaya si lo fueron.
Pese a ver cómo sus rivales recuperaban el break en contra e incluso disponían de dos bolas de set para amarrar el primer acto, las Sánchez Alayeto no dudaron. Todo lo contrario. Se ajustaron al plan, defendieron con el alma y atacaron con todo. Con una Majo imperial, las de Star Vie recurrieron al remate y decantaron el set sobre el alambre.
Es la determinación que otorga la confianza.

Alegría
No es un aspecto capital pero sí resulta sintomático del cambio de las número uno. Mapi y Majo, a lo largo de un encuentro, exhiben un rostro de concentración absoluto. Dialogan mucho entre ellas pero no suelen expresarse a través de la sonrisa.
En Valladolid, las gemelas sonrieron durante el juego por primera vez en mucho tiempo. Lo hicieron en la pista, tras algún punto logrado. Y también en el banco. Su diversión es el disfrute de todos.