Es la última jugada de un duelo que corona a las maestras del padel infantil de 2014. La última acción de una final vibrante. Es el último esfuerzo que acaba por desatar la alegría. Paula Bellver, la perla valenciana de Drop Shot, es quien, en la victoria, busca a su compañera. Es ella quien aprieta los puños y lanza al aire un grito que expresa alivio y libera tensiones. Es quien se lanza sobre Bea González nada más terminar el duelo definitivo para regalarle un abrazo de felicidad y un beso de complicidad.
Es una acción que retrata todo un año. Un pequeño acto que simboliza la entrega y el sacrificio de toda una temporada. Un gesto que, por encima de todo, radiografía una manera de entender el padel.
Porque así es Paula Bellver, una jugadora que no reclama los focos. Los comparte; incluso los cede. Tras un año de ensueño, después de una temporada única en la que ha conquistado los mayores títulos de su categoría, en la que se ha alzado hasta la cima del ranking nacional infantil, la valenciana no cambia el discurso: generosidad y esfuerzo; humildad y sacrificio.
Por eso, cuando busca su mejor recuerdo de la temporada, no elige una acción propia. “La final del Campeonato de España. Yo estaba muy mal y recordar que Bea me ayudó, que luchó conmigo…”.
Es el reconocimiento a su compañera, a la malagueña Beatriz González. Un gesto sincero de humildad. Un concepto que la lleva directamente a comprender la esencia del padel, que le permite incorporar un axioma irrefutable: este es un deporte en el que se necesitan dos para ganar y basta con uno para perder.

Lo tiene claro Paula Bellver. Muy claro. Y, seguramente ahí, radica una buena parte del éxito de esta temporada. “Para mí, el año ha sido buenísimo”, afirma a Padelazo.com la de Benaguacil, tras haber ganado todo lo que ha jugado en su categoría. “Hemos ganado todas las pruebas en nuestra categoría y jugamos un TYC Premium en cadete y llegamos a semis”.
El triunfal periplo de Paula comenzó en el Master de Padel de Menores de 2013. Fue su primera gran prueba junto a la malagueña Bea González. “Cuando vi que jugaba el Master con Bea y que iba a ser mi compañera pues dije el año que viene tiene que ser nuestro año”. Así ha sido.
Para ello, Paula ha cambiado de posición en la pista. Ha afilado su juego. Ha reforzado su preparación física. Todo ello le ha servido para dar ese salto de calidad que necesitaba para alcanzar las grandes metas. “Cuando me vi en las semis del Campeonato de España del año pasado sí que dije: ostras, me he quedado a un paso de la final; si entreno más sí que puedo meterme en la final el año que viene y hacer un buen año”.
Y es justo lo que ha hecho esta valenciana de 13 años. “Estoy jugando mucho mejor en la derecha que cuando jugaba al revés”–confiesa Paula–“estoy entrenando más duro. Hago más físico”. Y es que esas dos ocasiones en las que se quedó a las puertas del título de campeona de España (en benjamín y en alevín) le dieron una motivación extra que la impulsó aún más en 2013 al caer en las semifinales del Campeonato de España. “En el momento en el que me quedé en las semis dije: he estado a un paso, tengo que entrenar más, tengo que luchar más y voy a darlo todo en cada partido, porque si lo doy todo, voy a ganar”.
Padel x3, el club de los Bellver Rodríguez, fue el centro de operaciones desde el que se impulsó este paso al frente, con su padre y su hermano, ambos Paco Bellver, como responsables de su preparación técnica y táctica, (el físico lo ha entrenado en el Centro Deportivo Masía del Pilar). Son éstas, dos figuras indispensables en la trayectoria de la jugadora. En especial, su padre que ejerce de coach en los partidos de su hija. “Lo necesito, tengo que tenerlo a mi lado”, reconoce Paula que “siempre que fallo en un partido suelo mirarle; me gusta verle y tenerle ahí; es como que si está ahí, sé que puedo sacar el partido adelante”.
Una proximidad que extiende la preparación de Bellver más allá de la pista. “En el partido me corrige, me anima, y en casa, cuando me graba un partido, lo vemos, me apunta los detalles y lo trabajamos cuando entrenamos”.
También busca la presencia de su madre, Ana Rodríguez, en las competiciones, su apoyo moral, su complicidad. “Es la que más me anima, la que me dice que no pasa nada, que a la próxima se les gana”, celebra la perla valenciana. Aunque ambas, madre e hija, en el momento del partido, procuran mantener una distancia de seguridad que no altere la calma en los momentos clave. “Como se pone muy nerviosa y hace gestos, pues también me pone nerviosa a mí”, sonríe Bellver, que no se olvida de su hermano tras cada victoria o derrota. “En cuanto acabo el partido siempre estoy con él al teléfono, me gusta contarle como ha sido”.
Y este año, la benaguacilera ha exprimido al máximo su tarifa telefónica a tenor de los grandísimos resultados obtenidos junto a la malagueña Bea González, una alianza que ha trascendido la cancha. “Desde el Master (de 2013), congeniamos perfectamente”, afirma Paula que recalca que “me lo he pasado genial este año con ella, dentro y fuera de la pista”.
Esa complicidad ha contribuido a elevarlas en una temporada de ensueño no exenta de dificultades que han sabido superar. “Bea me ayudó en todos los partidos”, se apresura a destacar, de nuevo, la valenciana de Drop Shot, siempre generosa. Sin embargo, en muchos momentos del año, ha sido Paula la que ha tratado de rescatar a su compañera en mitad de la ofensiva de sus rivales. “Algunas veces ella ha estado mal”–reconoce Bellver tras insistirle–“entonces le digo juega paralelo y yo aprieto más, le ayudo y la animo, hago que se ría para que vea que no tiene que estar mal, que lo vamos a sacar igualmente”. Confianza en sí misma y en su compañera.
Y es que, más allá de los títulos, Paula pone en valor la importancia de la pareja en el padel. “La otra apoya a la compañera siempre”, subraya quien, en 2013, vivió “un año horrible”, con hasta cinco compañeras diferentes.
La estabilidad lograda esta temporada con Bea, su magnífica relación, su esfuerzo para adaptarse a la derecha y hacer crecer en su juego ha dado finalmente sus frutos. Los títulos no sólo reconfortan, también dan prestigio. “Antes salía a la pista y las otras decían es Paula, se le puede ganar. Este año, en cambio, salen en plan: es que ésta es campeona de España, va a ser muy difícil”.

El reconocimiento no procede sólo de sus rivales. En su municipio, el Ayuntamiento de Benaguacil le ha concedido el Premio al Mérito Deportivo, un galardón que fue acompañado de una aportación económica y de material escolar personalizado con su nombre y que habían elaborado en una asociación de personas con síndrome de Down y otras discapacidades (Centro Ocupacional El Prat de Lliria).
“Me pongo muy feliz, es como que todo el mundo tiene en cuenta lo que he hecho, lo que he luchado”, asegura Bellver que recibe también el cariño y las felicitaciones de sus compañeros y compañeras de colegio y del club Padel x3.
Ahora, para 2015, la sociedad Paula-Bea se disuelve. “Voy a jugar con Teresa Castillo”, anuncia la valenciana que mantiene su discurso impecable. “Vamos a salir a darlo todo y a ver si hacemos buenos resultados”. Ambas jugadoras afrontarán la temporada en su primer año de cadetes. “Como mínimo, me gustaría pasar los cuartos del Campeonato de España e intentar entrar en el Master”. Y es que después de dos victorias consecutivas en esta prueba, “estaría bien estar entre las ocho mejores siendo de primer año”.

Antes, cerrará la temporada actual. Tras jugar con la selección española el enfrentamiento amistoso contra Argentina durante el Mundial de Padel en Palma de Mallorca, ahora tratará de conquistar el Campeonato de España de Menores por Equipos. Será su última gran prueba junto a Bea, ambas enroladas en las filas de Shark Padel.
Para el futuro, no hay nada previsto. “Supongo que daré clases en el club”, anticipa la jugadora que ni atisba su salida profesional (“no tengo claro nada, estoy muy perdida”), ni tampoco sueña con el World Padel Tour. “Sí que me gustaría”, reconoce Paula “pero primero son los resultados del año en el que esté y, sobre todo, los estudios (cursa 3º de ESO)”.
Eso sí, no pierde de vista a sus referentes del padel: Icíar Montes y, sobre todo, Cata Tenorio. “Tiene mucha cabeza, me encanta”, subraya la valenciana acerca de una jugadora a la que ha seguido desde que se interesó por el padel. “Es un ejemplo a seguir, sigue luchando siempre hasta el final”.
Tal como Paula Bellver traza su camino. Con la atención en su compañera y el empeño de seguir creciendo. Generosidad y esfuerzo de una campeona.