Dos rodillas, ambas víctimas del infortunio, presa de la exigencia máxima del deporte de élite, secuestran el espectáculo en las finales del World Padel Tour Valladolid Open 2017.
Busca la competición, tras una semana repleta de historias y emociones, un broche a la altura de la prueba. Las gradas llenas en torno a la central de la Plaza Mayor, el público expectante ante la pugna de las dos mejores parejas del ranking masculino y femenino del circuito profesional de padel. Dos lesiones, sin embargo, echan el cierre antes de tiempo.
Lesiones en WPT Valladolid Open 2017

Final masculina Valladolid Open 2017: la rodilla derrota a Bela
La última final programada en la jornada dominical, la de hombres, ni siquiera empieza. Las molestias de Fernando Belasteguin en su rodilla, al final de la durísima semifinal contra Maxi Sánchez y Matías Díaz, van a más y le impiden luchar por su tercer título WPT de la temporada.
Resulta insólito ver al número uno retirarse sin jugar. El compromiso de Bela, su capacidad de sacrificio, está a salvo de cualquier cuestionamiento. Alejarle de la competición es muy complicado. El argentino ha jugado acalambrado (final WPT Málaga 2015); sin poder rematar (final WPT Marbella 2014); con el brazo agarrotado por el dolor en el codo hasta acabar pasando por el quirófano (temporada 2012); con tremendos dolores en sus pies por una fascitis plantar (temporada 2013);… Únicamente ha parado cuando ha sido imposible continuar.

La retirada de hoy repite la escena de La Nucía 2016. Y como entonces, como siempre, el de Pehuajó da la cara. Cambia la para por el micro y se planta sobre la moqueta, ante la grada que en dos días pasó de silbarle a aplaudirle, para darle las explicaciones convenientes. Habla la leyenda, respira la organización (una estampa llena de simbolismo que muestra a Bela, micro en mano, sobre la moqueta, con el director del circuito, brazos cruzados, en un palco al fondo).
Paquito Navarro y Sanyo Gutiérrez son los vencedores de la final masculina del Valladolid Open 2017. La anhelada batalla en la central deja paso a los fuegos de artificio. Cuatro jugadores (Sanyo y Paquito, Pablo Lima y Rafa Méndez) tratan de compensar al público con una simpática exhibición. Puro fogueo para tamaña decepción.

Final femenina Valladolid Open 2017: terrible lesión de Salazar

Mucho más dramática es la suspensión de la final femenina del Valladolid Open 2017. Por el espectáculo que estaban regalando las dos parejas (la mejor final del año y, seguramente, una de las mejores de la era World Padel Tour). Pero sobre todo, por el dolor de su protagonista. Por la conmoción de los presentes. Por la incertidumbre sobre las consecuencias futuras de su dolencia.
Con Ale Salazar y Marta Marrero buscando amarrar el segundo set, a falta de dos puntos para abrir el tercer acto, tras encontrarle una rendija al sólido juego de sus rivales, las gemelas Sánchez Alayeto; la madrileña salta por una bola, fuerza el gesto en una bandeja y al caer apoya mal la pierna izquierda. De inmediato se derrumba por el suelo, sus quejidos transmiten la alarma.
El juego se congela. Su compañera va en su ayuda. Sus rivales dejan de serlo, cruzan la red y acuden también hacia la jugadora de manera instantánea. Entra la asistencia médica mientras su coach, Juan Alday, en el banco, sin apenas visión, siente la gravedad de la lesión y se lleva las manos a la cabeza. El gesto lo repiten las gemelas cuando ven la rodilla de Salazar. Su compañera, Marta Marrero, se tapa la cara.
La madrileña, tendida sobre la moqueta, junto al cristal de fondo, también oculta con las dos manos su rostro, ese territorio que ilumina el mundo cuando asoma su angelical sonrisa y que ahora, en cambio, está asolado por el dolor, la tristeza y la rabia en forma de lágrimas.
Todo ello forma parte de una escena que conmueve al público, que se siente parte de ella, que se implica con sus aplausos, con su preocupación, con su cariño.

A partir de ahí, lo inevitable a través de una serie de escenas que dan sentido al momento. La inspección médica que confirma lo peor. El llanto de Salazar que sale en camilla entre la ovación del público. Las lágrimas de Marrero, por el ahora y por el mañana. La tristeza de las gemelas mientras su coach, Jorge Martínez, se adentra en solitario en la pista para recoger las bolas de una final robada.
Ese salto buscando esa pelota que caía, ese gesto tratando de golpear con su afilada bandeja una pelota que buscaba su perfil de revés, esa rodilla que busca otro camino al impactar el pie en el suelo. Ahí se acaba un encuentro que recorría el camino de la épica. Un duelo por el título y por el trono del ranking de mujeres. Un partido para recordar en un entorno para no olvidar.
La lesión de Alejandra Salazar en Valladolid lo eclipsa todo. Infortunio terrible. Injusticia inevitable. Porque su dolor, su desconsuelo sepulta todo lo ocurrido. Y ha sido mucho. Un espectáculo sensacional, un auténtico regalo que eleva el padel femenino. Un duelo entre las dos mejores parejas del circuito, por ranking, por estilo. Todo se difumina a través de las lágrimas. Se oscurece por el dolor. Se diluye ante la preocupación y el temor de lo que puede ser.

Las gemelas Sánchez Alayeto suman en Valladolid su tercer título World Padel Tour en este 2017. Sin celebración, ni alegría. Cierto. Pero las aragonesas, conveniente es recordarlo, lo hacen todo para conseguirlo (aquí será contado así). Su actuación táctica frente a la exigencia de sus rivales está a la altura de su reacción humana ante la lesión de una compañera. Ese abrazo sincero, profundo, conmovedor a una inconsolable Alejandra Salazar ya en el banco. Su compañía en el dolor. Su aliento en el tormento. La respuesta de ambas las define bien dentro y fuera de la pista. Y justo es que no pase desapercibido.

Ahora, sin embargo, el foco no es un trofeo sino una rodilla. Empieza la cuenta atrás para volver a disfrutar de la indomable fierita madrileña. ¡Fuerza, Ale!