Desbarró Pablo Lijó. El jugador gallego cayó en la trampa de La Rural y World Padel Tour, que estaba esperando al deportista tras las críticas que deslizó hace semanas contra la organización, afila los colmillos.
Ayer jueves, el circuito anunció en redes sociales la apertura de una investigación por los “presuntos comportamientos antideportivos hacia el público” en que pudo incurrir Pablo Lijó durante el partido de dieciseisavos de final del Buenos Aires Padel Master que le enfrentó a dos promesas locales, Leo Augsburger y Tino Libaak.
Las imágenes sobre los gestos del jugador dirigidos a la grada admiten poca duda. La provocación de una parte del público, que la hubo, no es eximente del error.
El gallego, en pleno tie break del tercer set, se dirigió a la grada con la mano en sus genitales. Lo hizo mirando a uno de los fondos; luego se giró, y repitió el gesto hacia otra parte de la grada. Después, abrió los brazos y se fue al banquillo.
Será el Comité de Disciplina de World Padel Tour quien evalúe los hechos y, en caso de que aprecie infracción, tipifique si esta fue grave o muy grave.
El jugador se enfrenta a una sanción que podría llegar a alcanzar los 12.000 euros llegado el caso, según la normativa.

Los hechos: la épica de los dos locales y la frustración de Lijó
El contexto está claro. Dos jóvenes promesas del pádel argentino, Leandro Augsburger (18 años, Posadas Misiones) y Valentino Libaak (17 años, Villa Mercedes), invitados mediante Wild Card, se enfrentan a una dupla española ya consolidada en la élite, Pablo Lijó y Javi Ruiz.
Los dos precoces jugadores exhiben descaro, atrevimiento y, desde luego, un talento incipiente que hace mella en sus contrarios, una dupla de trayectoria muy irregular en lo que va de temporada. Un caldo de cultivo perfecto para la épica.
A medida que los locales van sosteniéndose conforme avanza el partido, La Rural va incrementando su temperatura.
Lijó y Ruiz llegan a tener punto de oro en el undécimo juego del primer acto para amarrar el set. Despeja la amenaza Augsburger con un remate imponente tras cruzarse a la derecha como una centella. La acción enciende a la grada y sitúa la resolución del primer parcial en el tie break.
Sobre el alambre, los españoles se hunden. No anotan ni un solo punto y ceden la manga (7-6). Con 0-5, Lijó estrella un resto de derecha suicida en la red y evidencia su frustración. La Rural detecta de inmediato dónde está la fisura en la dupla española.
Un break en el séptimo juego del segundo set alivia a los visitantes que consiguen equilibrar el duelo (4-6).
Lijó y Ruiz tienen alguna oportunidad de abrir brecha en el desenlace del tercer set pero no la aprovechan. Los dos chicos argentinos no se amedrentan. Están disfrutando y se nota. Liberados, atrevidos, apuran sus opciones al máximo para delirio de una grada que ve posible la gesta y se crece. Algún sector añade más presión y empieza a celebrar algunos fallos de los contrarios. En particular, varios remates de Lijó, desacertado en esta suerte, que no encuentran ni moqueta.
En el paso por el banco del noveno juego, el ‘Argentina es un sentimiento, no puedo parar’ atrona en el recinto ante la ocasión de los locales de cerrar el partido desde el resto. El público quiere empujarles más. Hay, incluso, quien busca molestar a los españoles, sobre todo a Lijó, con la pelora en juego. El gallego le pide al juez árbitro que pida calma a la grada. Una parte de La Rural silba.
De nuevo, el tie break y esta vez dicta sentencia. Para Lijó y Ruiz es un suplicio. Con 1-4 abajo, el de Santa Uxía de Ribeira vuelve a fallar otro remate que la grada celebra como si fuera un título. La frustración hace el resto. El gallego se lleva la mano a los genitales y dedica el gesto, primero al fondo, y luego al resto de La Rural. (Puedes verlo aquí).
La reacción del público es ensordecedora. El español acude al banquillo a tratar de serenarse con un pabellón encendido. El joven Augsburger, a dos puntos de cerrar el partido, pide calma.
El juez árbitro, que no se ha enterado de nada (o ha hecho como no se enteraba), se desgañita para tratar de contener al público.
Lijó demora el saque ante las protestas de la gente y solo el talento deslumbrante de Leo Augsburguer reconduce la situación. Ganan los argentinos en el tie break. Los chicos viven un sueño. Para Lijó aún no ha terminado la pesadilla.
Posible sanción a Pablo Lijó
Ayer jueves, World Padel Tour hizo público en las redes sociales un anuncio oficial sobre la intervención del Comité de Disciplina Deportiva.
A partir de aquí el escenario que se abre, a tenor de las imágenes, es la más que probable sanción a Pablo Lijó. La clave está en qué consideración tendrán los hechos para el órgano disciplinario del circuito, un aspecto fundamental para determinar la cuantía de la multa.
El artículo 23, en su apartado 1, del Reglamento de Disciplina de World Padel Tour de la actual temporada, refleja las infracciones graves de los jugadores que podrían incluirse en esta tipificación. En lo que respecta a los gestos de Lijó al público, lo previsible es que sean encuadrados en el epígrafe c) que hace referencia a “las obscenidades audibles o visibles, que no sean constitutivas de otra infracción de carácter muy grave”.
En este sentido, en la redacción del texto se especifica que “se entenderá por obscenidades visibles la realización de signos o gestos con las manos, cuerpo, paleta y/o bolas que comúnmente tengan significado obsceno u ofendan a gente razonable”.
Si se aplica la categoría de Infracción Grave, Lijó, además de ser amonestado de forma pública, podría tener que hacer frente a una sanción que oscila entre los 200 euros y los 3.000 euros, según recoge el artículo 26 de la mencionada normativa.
No obstante, el propio documento refleja, a modo orientativo, una tabla económica que ajusta la posible multa al premio recibido por el deportista. Al respecto, y dado que los hechos se produjeron en dieciseisavos de final de una prueba Master, se recomienda una sanción de 350 euros.
En cambio, el Comité de Disciplina puede acogerse al artículo 22 que refleja las infracciones de naturaleza muy grave. En este aspecto, podrían aplicarle a lo sucedido el epígrafe f) que hace referencia a “Los actos notorios y públicos que atenten contra la dignidad y el decoro deportivos, cuando revistan una especial gravedad.
La clave está, por tanto, en el grado de gravedad que el Comité de Disciplina le otorgue a la infracción cometida por Lijó.
Si fuera el caso, las sanciones oscilarían entre los 500 euros y los 12.000 euros. No obstante, la recomendación incluida en el apartado 25 apunta a una multa de 600 euros a tenor de la ronda y del tipo de torneo.
La reacción de Lijó
El jugador gallego es temperamental. Lo reconoce abiertamente. Y en el caso de lo ocurrido en el partido en La Rural, sabe que se equivocó. Así lo manifestó en una publicación en sus redes sociales en la que alabó a sus rivales y, de paso, afeó la conducta de parte del público.
Otra cosa es su respuesta al anuncio de World Padel Tour de la apertura de una investigación. Lijó respondió al mensaje del circuito de forma directa: “Ya os he dicho que no os tengo miedo. No me vais a callar con esto”.
El jugador hace referencia a las críticas que realizó cuatro semanas atrás sobre la relación de los jugadores con World Padel Tour y la convocatoria del circuito para presentarles el nuevo modelo de competición.
Precedente de sanción
En 2015, Fernando Belasteguin y Pablo Lima fueron sancionados por World Padel Tour. Los hechos ocurrieron durante el Open de La Nucía. Los jugadores, que fueron increpados durante el encuentro desde la grada, perdieron el control y, al finalizar el partido de semifinales (que ganaron a Gómez Silingo y Cristian Gutiérrez), lanzaron las pelotas a la grada con demasiada fuerza. La fatalidad hizo que una de ellas impactara en una espectadora.
El Comité de Disciplina anunció la apertura de expediente y, pese al recurso de los dos deportistas, y tras catalogar los hechos como infracción muy grave, acabó imponiéndoles a ambos una multa de 7.000 euros (de una posible horquilla de entre 3.000 y 15.000 euros).
La Rural ‘se cobra’ otra víctima
La pasión de la grada de La Rural no es nueva. El promotor del Master de Buenos Aires, Lisandro Borges, utiliza el ambiente como reclamo de la competición y lo asemeja al de la Copa Davis.
Lo sabe bien Juan Lebrón que, en 2019, vivió un episodio intenso durante su participación en aquella edición de la prueba.
El gaditano, que formaba con Paquito Navarro entonces, fue víctima predilecta de las burlas y reprobaciones de la grada, y acabó desquiciado en un duelo que perdió ante Franco Stupaczuk y Matías Díaz.
El comportamiento del público aquel día superó con creces a lo ocurrido con Pablo Lijó hace dos días.