“La temporada 2023 de World Padel Tour será la más ambiciosa de la historia”. Así anunció ayer el circuito de Damm su programación deportiva para la presente temporada. La consigna, sin embargo, no alcanza a tapar la sensación de urgencia que desprende una puesta en escena con significativas sombras.
En este sentido, la insólita demora en publicar un calendario cuyo lanzamiento estaba comprometido para el pasado Master Final es insoslayable. No ha sido, desde luego, una salida acorde a la ampulosa proclama oficial. La temporada más ambiciosa de la historia del circuito World Padel Tour se ha dado a conocer sobre la bocina, a 33 días del inicio de la competición.
Y lo hace con un “calendario sujeto a modificaciones y/o a la incorporación de nuevas pruebas oficiales”, en el que no figuran los torneos Challenger, y que, por el tortuoso camino hacia la luz, ya se ha dejado algún jirón.
La prueba de Mallorca, anunciada como arranque del nuevo curso con el reclamo de la Rafa Nadal Academy by Movistar como sede, ha desaparecido sin dejar rastro. Ni una sola aclaración por parte de una organización que, en ocasiones, pretende actuar al más puro estilo Men in Black: neuralizador y recuerdo borrado.
De acuerdo que el actual no es el mejor contexto posible para una entidad que ha dirigido el pádel profesional en solitario durante la última década.
La irrupción de Premier Pádel ha zarandeado los cimientos de World Padel Tour y le ha situado de lleno en una confrontación que todavía no ha logrado descrifar. Por más que parezca apuntar hacia la competición de la Federación Internacional de Pádel y Qatar, en realidad le sitúa ante los propios jugadores. Frente a ello, los de Damm implementan cambios para que nada cambie mientras desvaría con una estrategia que adolece de coherencia; palo y zanahoria, a veces por separado, otras, todo a la vez.
Sin embargo, en una organización que afronta su undécima temporada, que ha elevado esta disciplina deportiva profesional con notable acierto, se presupone la existencia de un engranaje que ponga a salvo de cualquier marejada, por intensa que sea, las cuestiones más elementales. Ello está hoy en cuestión.
Ayer, World Padel Tour no solo anunció su calendario sino que también se descubrió con una nueva tipología de torneos. Desdobla la categoría Open en dos: Open 1000 y Open 500 (guarismo que indica la cantidad de puntos que se embolsan los campeones). También modifica el reparto de puntos de las pruebas Master que alcanza los 2000 para las duplas campeonas.
Nada raro hasta aquí en un circuito vivo. La anomalía surge en la materialización de las novedades.
Mientras se hacía pública la programación deportiva del año, el Departamento Deportivo de World Padel Tour envió una comunicación interna a los jugadores en la que, además de recordarles que se trata de “la temporada más ambiciosa jamás propuesta por WPT”, les puso al corriente de la provisionalidad de la misma.
“Teniendo en cuenta el crecimiento del Pádel Profesional, WPT actualizará provisionalmente la Normativa Técnica 2023, que regulará todo lo relacionado a nivel deportivo de los primeros 5 torneos de la temporada, y que se publicará en los próximos días junto con el desglose actualizado de las tablas de puntuación, premios, programaciones y demás situaciones”.
De hecho, no será hasta marzo, con la competición ya en marcha, cuando World Padel Tour actualice el reglamento de manera definitiva y lo haga público. Un detalle menor pero revelador.
La tardía presentación del calendario y su lanzamiento sin una normativa técnica definitiva que lo sostenga no parece estar a la altura de la ambición declarada por el propio circuito.
2023 es la última temporada del contrato que la mayor parte de los jugadores tienen en vigor y que finaliza el próximo 31 de diciembre. Con una nueva propuesta sobre la mesa y demandas millonarias pendientes de resolución en instancias judiciales (suspendidas temporalmente las de arbitraje, vigente la que mantienen contra la PPA en los juzgados), los jugadores (y jugadoras, sin más margen para su prudencia) deben tomar una decisión: o mantienen su vinculación con World Padel Tour o convierten la temporada más ambiciosa del circuito en la última.
Es cierto que la aparición de Premier Pádel y la rebelión de los deportistas ha provocado cambios de consideración en WPT. A nivel deportivo, logístico, tecnológico, de estructura directiva y técnica, las novedades, varias de ellas de calado, se han sucedido en la organización en respuesta a la creciente amenaza que afronta.
Mientras llega el desenlace, hará bien el circuito en no descuidar aspectos menores que parecían consolidados y que pueden acabar socavando sus propias aspiraciones.