Y cuando parecía que la Federación Española de Pádel había tocado fondo, llega la realidad para mostrar que todavía quedan más metros de oscuridad por recorrer en ese pozo del desprestigio institucional en el que la inefable gestión del presidente Ramón Morcillo ha condenado a la entidad.
El pasado jueves 21 de noviembre, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) decretó la nulidad de las votaciones realizadas dos semanas antes para elegir la nueva Asamblea General, lo que ha provocado la suspensión del proceso electoral, la anulación de la Asamblea en la que se iba a elegir nuevo presidente, y la búsqueda de nueva fecha para repetir la jornada de votación.
La decisión, que se produce a raíz de recursos presentados por varios federados, deja en evidencia a la propia Junta Electoral de la FEP que había despachado todas las alegaciones presentadas. El TAD admite uno de los recursos sobre la incompatibilidad de la simultaneidad de las votaciones y un torneo oficial internacional, y no solo rechaza la argumentación del órgano electoral federativo si no que señala su responsabilidad por no cumplir con su cometido de supervisión, organización y control en este aspecto.
El varapalo apunta al presidente de esta Junta Electoral, Miguel García Caba, el que fuera vicesecretario general y director de Integridad de la Real Federación Española de Fútbol con Rubiales, destituido tras la salida del polémico dirigente por el episodio del beso a una jugadora; y autor, al parecer, del informe con el que el expresidente trató de justificar lo ocurrido.
Así es que el TAD enmienda la plana al órgano que debe velar por el buen desarrollo del proceso. Pero, lo ocurrido, sobre todo, señala a Morcillo y a su negligente Junta Directiva, incapaz siquiera de convocar unas elecciones conforme a lo dispuesto en la ley.
Es el último despropósito del peor presidente que tenido la FEP, una institución víctima del bochorno que provoca la incompetencia de un mandatario más atento a su propia supervivencia que al funcionamiento del ente que preside.

Jornada electoral con incidencias y alegaciones
El pasado 7 de noviembre, la Federación Española de Pádel vivió una jornada de votaciones electorales en tres sedes: las dependencias de la Federación Española de Pádel, las de la Federación Madrileña de Pádel y las de la Federación Catalana de Pádel.
En dicha jornada, el colectivo de federados (jugadores, jueces árbitro, técnicos y clubes) ejerció su derecho al voto de forma presencial en las tres localizaciones habilitadas para ello. A estas votaciones se unieron las enviadas por correo.
La jornada, que incluso tuvo que posponerse al siguiente día para finalizar el recuento de votos, registró diversas incidencias que dieron pie a varias alegaciones, entre ellas, una denuncia de una supuesta suplantación de identidad en el voto; otra por una posible falta de garantías en la custodia de los votos emitidos tras la interrupción del escutrinio; una reclamación por un incumplimiento masivo de la certificación del sobre con sello de Correos en el voto por correo; otra acerca de una posible infracción reglamentaria en torno a la creación de circunscripciones autonómicas y algunas sobre el incumplimiento de la Disposición Adicional 3ª de la Orden EFD/42/2024, que regula los procesos electorales de las federaciones deportivas en España, por haberse producido la jornada de votaciones durante la celebración de un torneo oficial de Premier Padel en Dubai.
Las alegaciones presentadas planteaban la impugnación del acta número 10 que fijaba los emplazamientos, detalles y condiciones de la celebración de las votaciones el 7 de noviembre y solicitaban la repetición o retroacción de las actuaciones que permitan un proceso electoral justo.
La Junta Electoral desestimó todos los recursos en un acta emitida el 11 de noviembre. Ese mismo día, en cuestión de minutos, dio paso a la siguiente etapa del proceso electoral al emitir la proclamación provisional de candidaturas a la Asamblea.
En su argumentación, el órgano electoral quiso dejar claro que, en contra de lo denunciado por los recurrentes, no se habían producido anomalías en el proceso y lo hizo con expresiones como esta: “Se habla de irregularidades por parte de los recurrentes, pero, como se ha visto, todos los argumentos expuestos por su parte tienen un fácil rebatimiento”.
El TAD, sin embargo, no lo ha visto igual.

La Junta Electoral de Caba y Arranz
La Junta Electoral de la Federación Española de Pádel para las elecciones de 2024 está formada por Miguel García Caba, como presidente, y Elena Arranz Cuesta, como secretaria. Inicialmente, con ellos, fue designado José Amador Berbel Navarro pero dimitió al ser recusado.
Su puesto o no llegó a ser ocupado, o al menos, no se comunicó tal hecho de forma pública. Las actas de la Junta Electoral solo van firmadas por los dos únicos componentes conocidos.
El presidente Miguel García Caba conoce muy bien los entresijos del ámbito federativo. Además de licenciado en Derecho Jurídico-Comunitario, cuenta con un Master en Derecho del Deporte por la Universidad de Lleida, y exhibe una intensa experiencia en el campo de batalla. Fue director de Integridad y vicesecretario general de la Real Federación Española de Fútbol en el mandato de Luis Rubiales.
Días después de la salida del expresidente en septiembre de 2023, García Caba fue destituido. Según informaciones publicadas en medios, el letrado fue señalado por las jugadoras internacionales de la selección española como “responsable del informe que exculpaba a Luis Rubiales de su beso no consentido a Jennifer Hermoso”.
Caba había trabajado también con anterioridad para el Real Madrid y para LaLiga.
Sus últimos meses en la RFEF se vieron salpicados por otro episodio polémico relacionado con la grabación de una conversación con Javier Tebas, presidente de LaLiga, parte de la cual terminó en algún medio de comunicación y que provocó una sanción a la propia federación. De ahí el apodo de «García Graba» o la «grabadora andante» que, según algunas informaciones de medios, se le atribuye.
Elena Arranz, por su parte, es, entre otras cosas, asesora jurídica de la Real Federación Española de Golf.

El varapalo del TAD pone en evidencia a la Junta Electoral
De todas las reclamaciones presentadas que pedían la anulación de la jornada electoral del 7 de noviembre y la repetición del proceso; una de ellas, en contra de lo que la Junta Electoral había dictado, encontró respaldo del Tribunal Administrativo del Deporte: la incompatibilidad de las elecciones y la celebración simultánea de una competición internacional, según establece la Disposición Adicional 3ª de la Orden EFD/42/2024.
La Junta Electoral había rechazado las alegaciones de varios federados que alertaban del incumplimiento de dicho requisito con los siguientes argumentos: los recurrentes actuaron fuera de plazo ya que no impugnaron el calendario electoral cuando se publicó; además, no les afectaba directamente la circunstancia recurrida (la simultaneidad de torneo y elecciones) ya que no participaban en la prueba de Dubai; el hecho recurrido no encajaba con la disposición pues, según interpretación propia de la Junta, esta hacía referencia a competiciones internacionales por equipos o selecciones nacionales, y no de jugadores a título particular y privado; y a todo ello se suma el hecho de que, según el órgano electoral, las pocas personas afectadas por esta coincidencia podrían haber ejercido su derecho al voto por correo.
La respuesta del TAD, en sus resoluciones número 535/2024 y 536/2024, ha sido contundente: “Ninguna de las alegaciones anteriores de la Junta Electoral puede ser atendida por este Tribunal Administrativo del Deporte”. El tribunal no solo ha rebatido cada uno de los argumentos del órgano electoral de la FEP si no que, además, lo ha terminado poniendo en evidencia al recordarle su responsabilidad en la organización, supervisión y control del proceso electoral.
Es decir, mientras que la Junta Electoral tiraba balones fuera argumentando que el recurso llegaba tarde y que el calendario electoral no había sufrido impugnación alguna en este tiempo, el TAD apunta directamente a la responsabilidad del órgano electoral que pudo haber evitado que se produjera la coincidencia de elecciones y una competición oficial: “Siendo la Junta Electoral el órgano competente para la organización y control del proceso electoral, entiende este Tribunal Administrativo del Deporte que se encuentra plenamente facultada para la modificación del calendario electoral en los casos en que ello fuera necesario para asegurar el correcto desarrollo del proceso electoral”.
En su justificación del rechazo a los recursos presentados que pedían la anulación de las votaciones y la repetición del proceso, la Junta Electoral había empleado como premisa el respeto al principio jurídico«lo útil no se vicia por lo inútil» (‘Útile pero inútile non vitiátur’), en base al cual, si la incidencia o irregularidad no afecta al escutrinio, no invalida el resultado. En su argumentación, en este sentido, el órgano que preside García Caba deslizó un párrafo que, hoy, visto el varapalo recibido, es poesía pura:
“La indicada es precisamente la tesis que el TAD viene manteniendo en sede de procesos electoral de federaciones deportivas españolas cuando, como es el caso, determinada persona o personas acaban por solicitar la anulación de actos electorales o la retroacción del proceso a anteriores estados del procedimiento. El TAD, con el mismo criterio que vemos que se sigue en los procesos electorales generales por la jurisprudencia y doctrina de nuestros juzgados y tribunales, mantiene la inalteración de los resultados”.
Esta afirmación del órgano electoral no resultó premonitoria ni tuvo efecto disuasorio en los recurrentes que han visto cómo el recurso planteado sobre el incumplimiento de una disposición de la orden reguladora de las elecciones federativas ha sido respaldado por el Tribunal Administrativo del Deporte. De tal forma que el TAD, contra el criterio de la Junta Electoral, ha decretado la anulación del acta impugnada y la anulación de las votaciones en la Federación Española de Pádel que deberán fijarse en otra fecha.
Suspensión del proceso electoral y repetición de las votaciones
La resolución del TAD ha motivado la paralización las elecciones en la FEP. La Junta Electoral, a raíz del dictamen favorable del Tribunal Administrativo del Deporte a uno de los recursos interpuestos, se ha visto obligada a decretar la suspensión inmediata del proceso electoral en que estaba inmersa la FEP. Ello supone que el calendario electoral definido ya no es válido.
Además, anula las votaciones a miembros de la Asamblea realizadas en la jornada del pasado 7 de noviembre y, por tanto, suspende la celebración de la Asamblea General de la FEP, convocada para el 14 de diciembre, en la que se debía votar al nuevo presidente y a los miembros de la comisión delegada.
Ahora será la propia Junta Electoral la que tendrá que elegir nueva fecha para las votaciones, teniendo en cuenta, esta vez sí, la celebración de competiciones deportivas de carácter oficial, nacional o internacional, con participación de clubes, deportistas, jueces o técnicos.
Para ello, desde el órgano electoral, ahora sí, instan a la FEP y a la FIP a que informen de las fechas libres de competición para evitar un nuevo conflicto de incompatibilidad.
Morcillo agranda su leyenda
La anulación de las votaciones ya realizadas, la suspensión del proceso electoral y la repetición de la jornada electoral dan forma al último bochorno institucional provocado por la gestión de Ramón Morcillo en la FEP.
Más allá de la responsabilidad de la Junta Electoral, señalada directamente por el TAD en su resolución, el episodio apunta directamente al presidente y a su Junta Directiva, órgano competente para la convocatoria de elecciones y la definición del calendario electoral.
El calendario de competición de la Federación Española de Pádel de este 2024 así como el de Premier Pádel se conocen desde diciembre de 2023. El dirigente español y sus directivos tuvieron margen de un año completo, 52 semanas, 366 días, para encontrarle encaje a las elecciones, habida cuenta de que estas debían celebrarse obligatoriamente en este 2024 por ser año olímpico. Fueron incapaces de hacerlo.
Tampoco emitieron consulta alguna al Consejo Superior de Deportes para advertir, en caso de que las hubiera, de supuestas dificultades de encontrar fechas libres, para la jornada de votaciones. Lo dejaron correr y fijaron la fecha que más les convenía pese a que el circuito profesional de pádel afrontaba su gira de final de año por Oriente Medio.
Ahora, la resolución del TAD obliga a todos los federados a volver a pasar por las urnas por una actuación negligente de quienes debían conocer y respetar la reglamentación vigente.
Lo cierto es que para Morcillo, un desbarre así, no es algo nuevo. En octubre de 2022, el dirigente provocó otro sainete con la imagen de la FEP como víctima al intentar nombrar, de forma apresurada, a un nuevo vicepresidente, Alfonso Mur, un recién llegado a la directiva. El precipitado movimiento del presidente buscaba cerrar la crisis abierta por el rechazo de la Asamblea General a las cuentas de su gestión. Por aquel varapalo sufrido, Morcillo destituyó a su, entonces, vicepresidenta, Bitxori Barcina, máxima representante de la Federación de Pádel de Castilla y León. Otra vez el sacrificio de otros cuando la responsabilidad le señala a él.
Vapuleado por los asambleístas, el atribulado mandatario movió ficha con el propósito de siempre: sobrevivir. Así es que nombró vicepresidente a Mur. Tres meses después, tuvo que dar marcha atrás cuando la propia Barcina le hizo ver que el nombramiento no tenía respaldo legal alguno. De tapadillo, sin publicidad alguna, reculó y cambió la nomenclatura del cargo directivo en la web de la FEP para volver a dejarle como vocal.
Así es que, no es novedad que Morcillo ignore o incumpla normativas, disposiciones o reglamentos en su huida hacia adelante. Aunque, en este caso que ha llevado a la repetición de las votaciones, comparte mérito con sus compañeros de directiva, como su mano derecha, la secretaria general, Concepción Velasco, miembro de la Junta Directiva, que da apoyo al área jurídica y se ocupa del desarrollo de Reglamentos, entre otras cuestiones. Como Concha, tampoco se percataron del incumplimiento los tres rutilantes fichajes anunciados en agosto de 2023, el no-vicepresidente Alfonso Mur, Marian Otamendi y Manuel Monterrubio. Tampoco pareció advertir nada Agustín Atencia, presidente de la Federación de Ceuta, el único dirigente territorial que forma parte de la directiva de la FEP. Ni se percató el director técnico, Javier Casadesús.
Todos ellos dan forma a una Junta Directiva que encabeza el propio presidente y que completan Carmen Ruiz, responsable de una Digitalización sin precisar que nunca llega; Carlos Rodríguez, vocal de Pádel Adaptado; y Vanessa Magro, tesorera de una institución con las cuentas famélicas.
Ninguno de ellos avisó del incumplimiento de la citada Orden que regula los procesos electorales. Todos, al menos los que estuvieron presentes, aprobaron el calendario y todos, por acción u omisión, quedan señalados como responsables directos de este nuevo despropósito en la Federación Española de Pádel.
Para Ramón Morcillo, es una muesca más a la ristra de disparatados hitos que acumula en sus cuatro años al frente de un organismo que es víctima de una gestión deplorable orientada siempre a su propia supervivencia.

El legado del dirigente, que aterrizó en el sillón presidencial en septiembre de 2020, es inigualable y le concede de manera indiscutible la corona del peor presidente que ha tenido la institución.
En este tiempo, acumula hasta tres vicepresidentes en tres años (dos destituidos para salvar su propia cabeza y uno fallido); se cargó a su propia directiva para salvar el cuello al haber sido pillado en un intento de engaño; la asamblea le ha tumbado las cuentas de sus tres primeros años de gestión (el cuarto no se ha votado aún); tiene las arcas federativas tiritando; mintió a la Asamblea al anunciarle entre lágrimas su propia dimisión en diferido que nunca se produjo; le dimitió el Comité Técnico de Árbitros por injerencias en las designaciones; ha devaluado el Campeonato de España absoluto tanto que en dos de sus cuatros años de mandato ni se ha celebrado; hay competiciones que, pese a estar en el calendario, no se llevan a cabo y están a punto de morir (el Campeonato sub-23).
Logros destacados a los que ahora, además, suma la vergüenza de la suspensión del proceso electoral y la repetición de las votaciones.
En realidad, no hay nada en la gestión de Morcillo que pueda explicar su supervivencia al frente de la FEP. Deambuló por la cuerda floja en 2022 tras presentar como auténtico un documento manipulado que ocultaba el acuerdo secreto que había suscrito con el presidente de la Federación Catalana de Pádel. Acorralado, llegó a anunciar su dimisión entre lágrimas en la Asamblea. No cumplió. Ganó tiempo, ofreció la cabeza de quienes no tenían responsabilidad de sus actos, y se entregó a un ejercicio de tacticismo federativo que le ha permitido sostenerse a costa del funcionamiento de la institución.
La continuidad de Morcillo estos dos últimos años es síntoma de lo peor del sistema federativo. El pulso soterrado entre territoriales por el control de la institución ha provocado tal situación de bloqueo que ha servido al actual presidente de salvavidas al modo “lo malo conocido”.
Hoy, en el presumible ocaso de su mandato, todavía vislumbra opciones de continuar. En su versión más victimista (a falta de logros de gestión exhibe lágrimas y pena) el presidente circula por los medios amigos como una víctima de las pugnas federativas, por más que la única víctima sea la propia FEP que padece su gestión. Morcillo asume que nadie la quiere, como afirmó en una entrevista reciente en Una víbora para cenar (el programa de Pádel Televisión que se ve en LaLiga+), y, al mismo tiempo, cruza los dedos para que el aval del presidente de la FIP, Luigi Carraro (le mantiene como directivo y le sitúa al frente de Padel Europe), la ausencia de candidatos de peso, y su disposición a posar para la foto sin rechistar, hagan posible el milagro de asegurarle cuatro años más de nómina, tarjeta federativa y coche oficial.
Y lo peor es que hay quien sería capaz de permitirlo.
