“El Campeonato de España Absoluto queda pendiente de decidir organizador, sede y fecha, con la esperanza que tras dos años sin disputarse pueda celebrarse de nuevo”.
Tras varios años de incapacidad, en la Federación Española de Pádel han decidido recurrir a la “esperanza” para resucitar la prueba reina del pádel español.
El insólito anhelo entrecomillado figura en la última publicación que aparece en la web de la FEP, la que hace referencia al Calendario Tentativo 2026 con las pruebas del próximo año ya asignadas a organizadores a expensas de ratificación asamblearia.
En efecto, el Campeonato de España Absoluto figura sin fecha y sin sede. Un año más. La novedad es que, en esta ocasión, a escasos días del cambio en el sillón presidencial, el todavía inquilino Ramón Morcillo ha desenterrado el cuerpo del defenestrado torneo y lo ha colocado en mitad del salón a modo de bienvenida para su relevo.
El mensaje quiere desprender cierto aroma a desafío (“ahí tenéis”), aunque la realidad es que se trata de un claro reconocimiento del fracaso propio que sirve de metáfora del estado en el que queda la propia institución tras la deficiente gestión del todavía presidente Morcillo.
Esta ilustre competición lleva dos años consecutivos sin celebrarse. El actual mandatario ha sido incapaz de sacar adelante la prueba más prestigiosa del pádel nacional. No solo eso. En realidad, el campeonato ha ido muriendo víctima de los bandazos en la gestión del todavía presidente. Tal es así que, de las seis ediciones que debían llevarse a cabo bajo el demorado mandato de Morcillo, tres de ellas no se han llevado a cabo, en otra hubo un escándalo internacional por el boicot de las jugadoras y en una quinta demoró tanto el pago a los deportistas participantes que estuvieron a punto de un plante. Es, sin duda, uno de los grandes hitos en su aciaga gestión: la muerte del Campeonato de España Absoluto. La rúbrica en el certificado de defunción es inconfundible: Ramón Morcillo Valle.
La competición, que logró salvar la pandemia, terminó muriendo en manos del todavía mandatario del pádel español, más preocupado siempre de sobrevivir que de gestionar.
En 2022 se dejó de celebrar por primera vez. En 2023, en la presentación del campeonato en Torrent sacó pecho: “lo difícil ya ha pasado que era llegar hasta aquí, hemos visto la luz al final del túnel”. En 2024 y 2025 ni luz ni pecho; no hubo campeonato ni explicaciones.
Ahora, a escasos días de que la Asamblea elija un nuevo presidente, Morcillo tira de sarcasmo, recupera el cadáver de la competición fallida y lo ofrece a modo desafío a quien le sustituya en el cargo: “con la esperanza que tras dos años sin disputarse pueda celebrarse de nuevo”.
Ignora el dirigente que el mensaje, en realidad, desnuda su propia incompetencia para salvar este evento y confirma su incapacidad para defender los intereses de la entidad que ha dirigido durante más de cuatro años.
La del Campeonato de España ha sido una pelota incómoda para el máximo responsable de la FEP que se ha manejado entre silencios y balbuceos de promesas que no se cumplen, como aquella edición de 2022 que se celebraría en enero de 2023 y de la que nunca se supo. Explicaciones, pocas. Si acaso, Morcillo arguye que el campeonato ha perdido el sitio por la creciente oferta de competiciones en suelo español, como si la cosa no fuera con él y el cargo que ocupa. El mandatario desliza que no hay espacio para el Campeonato de España en el territorio con más licencias de pádel, con una de las mayores aficiones, en el que este año se han celebrado seis pruebas del circuito profesional y una veintena de citas del circuito FIP Tour.
Morcillo apunta a la luna con el dedo pero son tres los que le señalan a él. Representante de España en la Asamblea General de la FIP, miembro de su Junta Directiva, presidente de la entidad continental Padel Europe. Nada de eso ha servido para proteger a la prueba más prestigiosa del calendario federativo nacional. Al menos, para intentarlo. Influencia, cero. Máxima transigencia. El mandatario lo ha tenido claro desde el principio: de los caminos posibles, siempre el más beneficioso para sus intereses.
Y en este caso, docilidad y sometimiento a los designios de esta FIP de Luigi Carraro, empeñada en forzar un nuevo orden mundial del pádel más afín a sus intereses.
Silencio cómplice de Morcillo que no ha batallado por el Campeonato de España y lo ha dejado morir; como tampoco ha actuado ante el desorden de competiciones en España que fagocitan la oferta de las territoriales; ni ha elevado la voz ante unos planes de formación de la FIP que amenazan los de la FEP y sus federaciones autonómicas; ni sobre la cuestión del arbitraje; o la nueva competición amateur internacional de la que poco se sabe y para la que se ha reclutado a la seleccionadora española.
No, la estrategia del todavía presidente ha sido la de sobrevivir, como un naúfrago en mitad del océano a merced de las olas. Le ha valido con flotar, incluso a costa del prestigio hundido de la institución.
El próximo jueves 18 de diciembre la Asamblea de la FEP elegirá un nuevo rumbo. A partir de ahí, habrá que ver si la estrategia de vasallaje practicada estos años le proporciona réditos al grumete Morcillo y es rescatado de su deriva o termina de hundirse. En el navío de la FIP poco importa la capacidad o la gestión, se premia la obediencia. Veremos.
