¿Cuánto tiempo más vamos a esperar? Suena como una pregunta al juez-árbitro pero, en verdad, es toda una queja a sí mismo. La reclamación de Fede Quiles desvela su incomodidad y la de su compañero, Franco Stupaczuk, ante el manejo del tiempo que sus rivales realizan en esta primera semifinal del Joma Costa del Sol Challenger 2016.
Acaban de ceder el primer set con mucha claridad y, lo que es peor, en todo momento han estado a merced del dictado de sus contrarios.
Godo Díaz y Lucho Capra, protagonistas de un prodigioso ejercicio de control y manejo del ritmo, apuran cualquier instante, prolongan los momentos, con la pelota en juego y con la bola parada. Pausa, calma, paciencia, engaño… una inquietante parsimonia que hipnotiza a sus oponentes, les desnaturaliza y les expone a cualquier zarpazo.
Por eso, ahora reclama Quiles al juez-árbitro, expresa su lamento a sí mismo, su desesperación; si bien, aún no es consciente de que la receta de sus adversarios le acabará marcando el camino de la victoria.
Hasta ese momento, son Godo y Lucho quienes gobiernan el enfrentamiento. Lo hacen con un fórmula sencilla que les da resultados pronto. El joven zurdo de Siux se muestra especialmente disciplinado en su duelo cruzado con Quiles a quien exige por arriba hasta darle entrada a su compañero. Godo, renovado físicamente, impone su hechizo cuando interviene. El de Steel Custom frena o acelera, esconde o afila, condiciona o decide los intercambios.
Con ese plan, dispuestos a dormir el juego, Godo y Lucho enredan a sus contrincantes que, en el quinto, reciben un duro golpe. Un error de Quiles en un amago de remate, una fallida salida de pared de Stupaczuk y la irrupción de Godo en red para ganar con una volea por el medio amenazan el saque del argentino de Nox. Es el propio Fede, con un fallo en una derecha paralela, quien entrega el servicio (2-3).
Quiles y Stupa, eléctricos, impulsivos, en muchas ocasiones anárquicos en su juego, padecen enfangados en un ritmo lento que le resta filo a su juego. Aún así, a punto están de devolver la rotura de inmediato. Godo se despista con su saque y contempla un inquietante 0-40 en el electrónico. Provindencial Lucho, una tras otra, desbarata las tres ocasiones y contribuye a consolidar la conquista (2-4).
Reencontrado el hilo, Godo y su compañero desequiibran aún más el marcador. Lo hacen tras firmar un nuevo quiebre en el séptimo. Lleva la majestuosa firma del argentino de Steel Custom. Imperial en su juego, con menos lastre en las piernas, Díaz exhibe su talento con más esplendor aún. Tras un prodigioso ejercicio defensivo que abre la oportunidad del break, regala un resto paralelo a bote pronto, un soberbio envío de precisión de cirujano que Quiles reconoce (¡Bien, Godo!) antes incluso de que la bola toque moqueta (2-5).
Pero, de nuevo, como ocurriera con anterioridad, Godo pierde el paso al saque de Lucho y a punto están de pagarlo. Un remate del argentino al cristal y una bandeja a la red, unido a un fabuloso paralelo de Quiles, recuperan un 0-40. En total son cuatro bolas de quiebre. Interviene con brillantez Capra, y Quiles y Stupa no aprovechan ni una. Finalmente, el primer acto echa el cierre (2-6).
La reacción de Quiles y Stupaczuk
Atormentado con las ocasiones desperdiciadas, exasperado con la pachorra de sus rivales que juegan con el tiempo para coger aire y ahondar en su herida psicológica, Quiles estalla. ¿Cuánto tiempo vamos a esperar? La queja bien puede ir dirigida a sí mismo. La solución la tienen delante pero aún no la ven. El juez-árbitro toma nota, no obstante, y tras el primer juego del segundo set, le da un aviso de tiempo a Godo.
El efecto capital, sin embargo, no tiene que ver con el colegiado sino con el juego. La respuesta no es la previsible. Contra lo que podía esperarse, Quiles y Stupaczuk no apuestan por el cuerpo a cuerpo y aceptan la propuesta contraria. Ritmo lento, mucho tajo y millas en cada punto. Conscientes de que las reservas físicas de sus rivales son más limitadas, su plan busca el desgaste y no la fractura, la erosión y no el golpe. Así le regalan palique al juego. Fede apretando a Lucho en su esquina; Stupa conteniendo a Godo en la suya, con mucho trazo alto y más temple.
Aparecen, entonces, los errores. El traspié en el segundo juego es de Capra. Con 40-15 al saque de Godo, Lucho comete cuatro fallos consecutivos que abren la pelea por el servicio. Tras un punto kilométrico, es él mismo quien se desespera y remata directamente al cristal de fondo (2-0). Ese break muestra a Quiles y a Franco la debilidad rival y le da un nuevo aire al partido.
Fede y Stupa se apropian del duelo. Dictan el juego, dominan el tiempo. La consecuencia es un desplome estrepitoso de sus rivales que no encuentran asidero para detener la súbita caída. En el cuarto, un nuevo break confirma el nuevo escenario (4-0). Finalmente, en el sexto, Quiles y Stupa rubrican el rosco y provocan la tercera manga (6-0).
La emboscada diseñada para sus oponentes acaba siendo su propia trampa. Godo y Lucho acusan el desgaste. A semis llegaron tras un exigente duelo de cuartos de final ante Bainad y Benzal que se resolvió en la foto finish (7-6 y 7-6). Ahora afrontan un tercer set con menos piernas y más dudas.
A esas alturas, Quiles ocupa el centro de la escena. Reclama los focos y tira de repertorio. Con la grada, con el público, con los rivales. Su alegría, sin embargo, no le distrae del objetivo ni a su compañero. El joven jugador de Nox, explosivo siempre, es hoy un tornado contenido, ajustado a las necesidades del guión, disciplinado en su tarea, espléndido cuando coge vuelo. El futuro le reclama.
Llegados a este tramo, cada punto añade lastre a Godo y Lucho, incapaces de alterar el rumbo. A veces faltan piernas, otras sobran errores. En el cuarto juego, el saque de Capra salta hecho añicos. El trabajo de Stupa a sus rivales, desplazándoles sobre la moqueta, cambiándoles altura y velocidades, da sus frutos. El globo corto de Godo lo despedaza Quiles con el remate para rubricar así el break (3-1).
Con más corazón, el de Steel Custom y su compañero buscan reaccionar. Pero Fede y Franco, ya sí, tienen muy claro su planteamiento y buscan el pase a la final. Casi lo consiguen al resto en el séptimo. Hasta tres bolas de rotura tienen para cerrar el encuentro. No convierten ninguna. Un cara a cara en la red que acaba con un fallo de Stupa; un magnífico remate por tres metros de Lucho y un paralelo de éste que se envenena al tocar la cinta les permiten salir con vida de la escaramuza (5-3).
Y aunque intentan agarrarse a la pista, acaban cediendo con el saque de Stupaczuk (2-6, 6-0 y 6-3). Esta trabajada victoria abre la puerta de la final a esta pareja ocasional que buscará un título en su excepcional bautismo en el Joma Costa del Sol Challenger 2016.