Surge de la sorprendente ruptura de la mejor pareja femenina de 2019. Presentada como consecuencia de ello pero bien pudo ser la causa. El caso es que, a partir de la inesperada separación de Las Martas, emerge una dupla que aspira a repetir el exitoso trayecto de las M&M.
Se conoce bien ese camino Marta Marrero. Lo ha recorrido dos veces junto a dos madrileñas en los últimos cuatros años (Alejandra Salazar y Marta Ortega) y ahora, para este nuevo asalto, ha reclutado a Paula Josemaría.
La jugadora canaria fue quien puso fin a la alianza que gobernó el circuito el pasado curso para configurar su propio proyecto. Se pone al volante Marrero de una dupla que, sobre el papel, será candidata a todo. A su lado, Paulita buscará dar el paso definitivo en este World Padel Tour 2020.
Claves del éxito de Paula Josemaría y Marta Marrero
Con Marrero al frente del ranking (compartido con Martita Ortega) y Josemaría instalada en la sexta plaza (compartida con Ana Catarina Nogueira), la nueva pareja WPT 2020 parte como cabeza de serie número dos y poco margen para acoplarse.
La exigencia será enorme desde el primer día. Los fabulosos resultados que cosecharon Las Martas en la primera mitad de 2019 (5 títulos de 8 posibles y presencia en todas las finales) obligan a Marrero a defender de inicio una gran colecta de puntos.
La pareja trabaja a contrarreloj para funcionar desde el primer día. Las dos jugadoras van a encontrar más mordiente a su lado y, al mismo tiempo, ambas pierden parte de la consistencia que les garantizaban sus anteriores compañeras.
El proyecto a medida de Marrero
“El único motivo detrás de esta decisión es el querer hacer un equipo en Barcelona, donde resido, y con una jugadora con la que poder entrenar diariamente”. Así explicó Marta Marrero en sus redes sociales la razón de la ruptura con Martita Ortega.
Siete títulos conquistados, 10 finales disputadas y el número uno del ranking no sirvieron para que Las Martas se sostuvieran más allá de la primera temporada.
La jugadora canaria tenía muy claro su propósito: “hacer un equipo en Barcelona”. Y lo ha hecho.
El que ha formado junto a Paula Josemaría es el primer gran proyecto que lidera de manera indiscutible desde su irrupción en el pádel profesional. No había sido así hasta ahora.
La ascensión de Marrero en este deporte ha sido fulgurante. Llegó al pádel profesional con 29 años en 2012 (último curso del circuito PPT) y cuatro años después ya había logrado coronar la clasificación. Sin embargo, en todo ese tiempo la extenista no pudo despojarse de un cierto papel de meritoria. Dos factores acentuaban esa impresión: su llegada tardía procedente de otro deporte y los ilustres nombres del pádel que le acompañaban desde el inicio (Nela Brito, Cata Tenorio, Alejandra Salazar).
Aunque Marrero no ha parado de crecer desde el primer día, sus méritos perdían algo de brillo en la comparativa con sus reputadas compañeras, todas figuras de mayor jerarquía en este deporte.
Hasta que la ruptura con Salazar de cara a 2019 le dio la oportunidad de librarse de todas esas etiquetas de actriz secundaria. Formó con la joven Marta Ortega y cuajó un año apoteósico. Marrero, al fin, se reivindicó como reina del pádel.
A su lado, estuvo Martita que dio el último paso que le faltaba para cumplir los pronósticos que desde sus inicios le venían señalando como número uno.
Forjaron un proyecto sólido pero cada una lo afrontó desde su propia parcela. Una en Barcelona y la otra en Madrid, cada una mantenía su centro de operaciones independiente, con sus respectivos equipos de trabajo encabezados por Juan Alday (entrenador de Marrero) y Carlos Pozzoni (entrenador de Ortega).
No les afectó, en absoluto. Una parte del éxito de Las Martas fue la capacidad que mostraron las dos para manejar cualquier arista a fin de encajar las piezas y evitar posibles fisuras. En este sentido, sus actuaciones sobre la moqueta fueron impecables.
De hecho, todo apuntaba a que la fórmula estaba lista para repetir en 2020 pero no fue así.
La explosión deportiva de Paula Josemaría, su perfil de juego y sus condiciones particulares la convirtieron en una oportunidad irrechazable para Marrero. Ahí tenía, al fin, la oportunidad de formar el proyecto que la jugadora canaria anhelaba.
La capacidad de definición de Paulita, su condición de zurda, su vocación ofensiva, su atrevimiento,… Todo ello encajaba a la perfección con lo que Marrero estaba buscando. Y a todo ello se añadía, además, el perfil bajo de esta joven zurda más allá de las pistas.
Josemaría fue la gran sensación de 2019. Apoyada en el (poco valorado) sostén de La Portu, el despegue de la jugadora la situó sin discusión como uno de los grandes nombres del circuito. Fuera del 20 por 10, sin embargo, nunca se comportó como tal. Su humildad y su discreción más allá de la moqueta contrastan con el descaro y la agresividad que exhibe sobre la alfombra azul.
Por eso, poco antes de terminar el curso pasado, Marrero tomó su decisión. Era la candidata ideal para dar a luz a su primer gran proyecto. Reclutó a Josemaría y anunció la ruptura a Martita.
La zurda de Moraleja no se lo pensó. Aceptó, se trasladó a Barcelona y se integró en el equipo de la número uno, lista para el desafío.
Paulita, ante el último peldaño
A sus 23 años, Paula Josemaría afronta un desafío de altura tras haberse destapado un año antes como jugadora de grandes conquistas.
En 2018, sin embargo, apenas había logrado 4 octavos de final. Por más que su talento le señalara, nada hacía presagiar la explosión del pasado curso. Lo comenzó fuera del Top 8 con la complicada aspiración de poder meterse en esa zona noble. Sus expectativas se quedaron muy cortas.
Acabó como pareja 3 del ranking junto a Ana Catarina Nogueira. Por el camino, ganó un título grande, el Master de Madrid, y disputó tres finales. Ganó a todas las parejas del Top 8 (a excepción de las gemelas Alayeto). Pero lo más llamativo fue el impacto de su juego. Paulita atormentó a todas las grandes con su atrevimiento y su afilada propuesta. Su exhibición en determinados momentos fue de tal calibre que el único antídoto posible fue negarle la pelota.
Su despegue resultó tan contundente que la propia Majo Sánchez Alayeto la llamó para disputar el Campeonato de España Absoluto. Se hicieron con el título.
Ahora, en este 2020, Paula Josemaría se encuentra ante el desafío de dar el último paso de la ascensión. Ya demostró el pasado año estar preparada para pelear por títulos. Ahora, no sólo deberá ratificarlo sino que, además, tendrá que mostrarse capacitada para disputar el número uno del ranking en una temporada de competencia feroz.
Una propuesta con mucha mordiente
Sobre la moqueta, Marrero y Josemaría desplegarán un juego con más mordiente que el que mostraban con sus anteriores compañeras. Es lo que buscaba la jugadora canaria aún a costa de perder la consistencia que le proporcionaba Marta Ortega.
Ambas tienen argumentos ofensivos muy poderosos para dominar a sus rivales. Exhiben un juego firme desde el fondo de la pista, ganan metros con mucha facilidad y en la red son temibles.
Marrero, que tendrá a una jugadora zurda por primera vez a su lado; presumiblemente, volverá a asumir parte del volumen de juego que perdió cuando se unió a Ortega. Entonces, sus rivales descargaban mucho sobre la madrileña a la que buscaban con frecuencia por alto. Ahora encontrarán ahí a Josemaría.
La cacereña, a falta de centímetros, suele retrasar su posición para jugar siempre con la pelota por delante. Su velocidad de piernas es notable y le permite atacar espacios con rapidez. Su aceleración de pelota es temible.
Aunque la canaria de Black Crown se impone en el apartado del remate, su nueva compañera también presenta credenciales más que interesantes en este aspecto.
La faceta ofensiva de esta nueva dupla es intimidante.
Gestión de las desconexiones
Cambia Marta Marrero el orden, la disciplina y el rigor táctico que exhibía Martita Ortega por el trazo más atrevido de Paula Josemaría. La canaria se elevaba sobre el armazón de juego que sostenía su anterior compañera, un valor seguro a la hora de darle palique a la pelota y encauzar los enfrentamientos hacia el lado que más convenía. Ahora, Marrero tendrá que aprender a encontrar su espacio al lado de su nueva pareja, una jugadora que encuentra atajos en cada tiro.
La cacereña, en muchos momentos, resulta impredecible y a ello tendrá que acoplarse una Marrero acostumbrada en el último año a intentar poner la diferencia en despliegues más cartesianos.
Precisamente, la cualidad de desequilibrar que presenta la joven zurda española encierra, al mismo tiempo, una de sus mayores amenazas: a veces resulta indescifrable hasta para ella misma.
Durante la temporada pasada, en ocasiones, la de Moraleja era víctima de su propio vértigo y encadenaba rachas de juego muy errático con demasiados errores. Le costaba salir de ahí, romper ese bucle. Asomaba, entonces, la serena veteranía de La Portu para sostenerla y ayudarle a reencontrarse. Tendrá que ser Marrero quien asuma este rol si se reproduce este pecado de juventud que la experiencia en la competición irá aliviando en Paulita.
La jugadora apenas suma tres finales grandes de World Padel Tour en toda su carrera y, en dos de ellas (Suecia y Mijas) no logró mostrar su mejor versión competitiva. Eso sí, cuando lo hizo (en Madrid), el título cayó de su lado. El liderazgo de Marta, en este sentido, será crucial para que Paula tenga confianza y libere el inmenso talento que atesora.