Paquito Navarro y Pablo Lima miran la temporada 2020 de World Padel Tour con enormes expectativas …y desafíos.
La dupla hispano-brasileña se ha formado a partir de su experiencia en dos torneos de 2018 (en los que ganó un título e hizo final en el otro) y ha dejado por el camino dos proyectos ambiciosos que disputaron el número uno hasta el final de año pasado.
Fueron ambos quienes decidieron romper con sus anteriores compañeros para buscarse en este 2020. Ahora tendrán que validar su apuesta.
Claves del éxito de Pablo Lima y Paquito Navarro
La pareja que forman Paquito Navarro y Pablo Lima partirán de inicio como cabezas de serie número 2. Apenas 120 puntos le distancian de los primeros, Ale Galán y Juan Lebrón, precisamente quienes eran sus anteriores compañeros (la diferencia radica en la menor puntuación de Lima respecto de Galán).
Paquito arrancará desde la primera plaza del ranking individual. Su nuevo compañero lo hará desde la sexta plaza. Reunirse en la cima es el objetivo de ambos a final de temporada.
A sus espaldas llevan apenas dos torneos juntos, ambos en 2018: Bilbao y Murcia. Ganaron el título en el primero y perdieron la final en el otro. Pero aquella efímera alianza (Lima volvió con Bela para jugar el Master Final) sembró la semilla de la unión que hoy aspira a gobernar el circuito masculino de pádel profesional.
Tan claro lo tienen ambos que dejaron sus exitosos proyectos del curso anterior para juntarse. Paquito le dijo adiós a Lebrón tras asegurarse la conquista del trono de 2019.
Y Lima despidió a un incrédulo Galán en cuanto recibió la llamada del sevillano.
Es ésta una apuesta fuerte que incluye un cierto riesgo, no por la categoría de ambos sino, más bien, por el salto de un proyecto de éxito ya probado a otro sin validar aún. Así que les toca someter sus argumentos al dictado de la moqueta. ¿Con qué armas cuentan para tener éxito?
La fórmula FEM
Paquito Navarro y Pablo Lima se reencuentran en el mismo lado de la pista conectados por la fórmula FEM: fiabilidad, estabilidad y madurez.
Es justo aquello que ambos buscaban con el cambio que han protagonizado de cara a esta temporada 2020.
Sus anteriores compañeros, Lebrón y Galán, les aportaban un despliegue eléctrico y explosivo, una fogosidad impredecible y una vocación permanente por el cuerpo a cuerpo. Se manejaban como nadie sobre el cinta en mitad de un tiroteo. Todo ello les exigía al sevillano y al brasileño un enorme esfuerzo por darle sostén al planteamiento, en especial, cuando llegaban los momentos complicados.
Con esta unión, Navarro y Lima renuncian, en parte, a esa brutal ofensiva que aportaban los dos jóvenes españoles, y la sustituyen por mayor solidez y aplomo en el juego, más elaboración y, en principio, una mayor fortaleza mental.
Paquito y Lima saben lo que es ganar títulos, pelear por el número uno (los dos lo han sido) y cuentan con muchos recursos para seguir haciéndolo. Pero, sobre todo, son dos jugadores hechos. Han vivido mucho en este deporte, conocen bien los secretos de este juego y tienen arrojo para superar los momentos de adversidad.
Estables en su juego, fiables en los momentos críticos, se reúnen los dos en un momento de plena madurez (31 años el español y 33 el de Porto Alegre) tras haber demostrado una gran capacidad de liderazgo en sus anteriores proyectos.
Liderazgo compartido
Tanto Paquito como Lima se echaron su respectiva pareja a la espalda en muchos de los momentos complicados del pasado ejercicio. Ambos cumplieron con lo que les correspondía por edad y por jerarquía.
El andaluz, de hecho, fue el soporte emocional de la dupla que formó con Juan Lebrón durante un buen tramo de la temporada. Ejerció de termostato y graduó la naturaleza volcánica de su fabulosa alianza con El Lobo. Durante buena parte del año, le cedió gran parte de la escena y le sostuvo con un juego inteligente y una actitud muy madura. Fue cuando el dúo mejor funcionó.
Por su parte, el brasileño hizo lo propio junto a Alejandro Galán. Liberado tras su ruptura con Belasteguin, recuperó su mejor versión. A partir de ahí, de todos los grandes del circuito, fue el único que mostró un rendimiento a la altura de lo que un número uno debe ser. El resto, por diversas circunstancias, no lo consiguió.
Lima fue quien cogió las riendas del proyecto con Galán. No en vano, fue él quien le buscó. En la pista, le dio vuelo cuando el madrileño se mostraba incontenible y supo frenar su ímpetu desbocado cuando el momento lo requería. Basta como ejemplo su actuación en la final del Master Final.
Ahora, las circunstancias serán diferentes para Paquito y Lima. Se repartirán la responsabilidad entre ambos y compartirán el peso del liderazgo en la pareja que forman.
El jugador sevillano, además, recupera al entrenador Ramiro Choya, víctima de la crisis que atravesaron él y Lebrón a mitad de temporada. Con el coach madrileño le une algo más que una relación profesional. Choya, con quien Paquito mantiene una longeva amistad, sabe sacar la mejor versión del andaluz.
Despliegue sólido y elaborado
Sobre la moqueta, la hoja de ruta de Paquito Navarro y Pablo Lima parece clara. Por lo visto en las dos experiencias anteriores, formarán una pareja sólida, con una notable consistencia defensiva y considerables registros en la fase ofensiva.
Los dos jugadores tienen pegada, sin duda. Pero, por encima de un golpe en concreto, la mayor cualidad que les define es la capacidad que tienen para construir el juego. No se apuran desde el fondo; al contrario, se despliegan a la perfección. Presentan un manejo excelente del globo y ofrecen una lectura impecable para decidir el ritmo adecuado del partido.
En la red son intensos y afilados pero no se desesperan cuando toca reiniciar el punto varias veces.
Paquito y Lima, sin duda, son firmes candidatos al número uno a final de temporada.