Ramiro Choya ha dejado de ser entrenador de la todavía pareja 2 del ranking, Paquito Navarro y Juan Lebrón.
La ruptura se presenta como consecuencia directa de la crisis de juego y resultados que padece la pareja andaluza, alejada de las finales desde el pasado mes de junio.
La medida, tomada por los jugadores, persigue reconducir su situación pero ¿es acertada? ¿Les ayudará a reaccionar?
Choya deja de ser entrenador de Paquito y Lebrón
La noticia la desveló el propio entrenador madrileño a través de las redes sociales.
Este mensaje que el coach publicó ayer domingo por la tarde es la única reacción pública que realizaron a la derrota que sufrieron Paquito y Lebrón en los cuartos de final del Open de Menorca el pasado viernes.
Los jugadores, que habitualmente dejan algún mensaje en sus redes tras sus partidos, optaron por un silencio que únicamente rompió el anuncio de Choya.
Hoy, 18 horas después, el propio Paquito Navarro ha confirmado la despedida también con un mensaje de agradecimiento a su ex-entrenador en sus redes.
Paquito y Lebrón han tomado la decisión
Han sido los jugadores quienes han decidido romper con Ramiro Choya. La derrota en el torneo de Menorca parece haber sido el detonante de una medida con la que buscan escapar de un bache que, de momento, no muestra salida.
Crisis de resultados
La irrupción, este año, de la pareja que forman Paquito Navarro y Juan Lebrón ha sido fulgurante. Los dos andaluces unieron sus caminos a principios de temporada y, durante un buen tramo, se han mostrado como la pareja a batir con independencia del ranking.
Ahora mismo acumulan cuatro títulos ganados y han estado a un suspiro de una conquista histórica: el número 1 del ranking profesional.
Aunque, a nivel de resultados, todo parece habérseles torcido en los últimos meses, sus registros no parecen suficientes para explicar del todo esta crisis que atraviesan.
En el torneo de Bästad, en Suecia, Paquito y Lebrón lograron su último título. Fue el 30 de junio cuando ganaron aquella final a Mati y Stupa y, desde entonces, no han logrado asomarse a ninguna otra.
Sin embargo, al repasar los torneos posteriores, no se encuentran grandes descalabros.
Open de Valencia
Paquito Navarro y Juan Lebrón alcanzaron las semifinales. Se toparon en ellas con la pareja 3, Alejandro Galán y Pablo Lima, una dupla recién formada que aspiró a lo máximo desde su origen.
En aquel partido, los andaluces arrollaron de inicio a sus rivales y tuvieron opciones de llevarse el partido. No las aprovecharon y acabaron pagándolo en el tercer set (1-6, 7-5 y 6-1).
Open de Mijas
Los pupilos de Ramiro Choya volvieron a cruzarse en semifinales con Galán y Lima y perdieron en dos sets. Con un 4-0 a favor en el tie break, los andaluces dejaron escapar el primer parcial. Encajaron un 7-0 de sus contrarios. El golpe les desconectó en el segundo set y perdieron sus opciones (7-6 y 6-3).
Master de Madrid
Navarro y Lebrón perdieron en octavos de final. Era la primera vez en su carrera que Paquito tenía a su alcance el número 1 de la clasificación. Ningún jugador nacido en España había alcanzado esta cumbre antes. Tampoco él lo ha logrado todavía.
Se cruzaron en su debut en la competición con Belasteguin y Tapia, a la postre, campeones del torneo. Aunque comenzaron con ventaja, no pudieron gestionarla y cedieron en dos sets (6-4 y 6-4). Era la primera vez en todo el año que Bela les ganaba.
Master de Cascais
Los españoles perdieron en cuartos de final. Paquito y Lebrón volvieron a repetir rivales, Bela y Tapia. Disputaron un trepidante partido en unas condiciones horribles: pista mojada y lluvia intermitente. Fueron ellos quienes más lo acusaron pero supieron rehacerse.
Tras ceder con claridad el primer set, pudieron llevarse la segunda manga antes del parón por la lluvia y, al día siguiente, en el tie break. Hasta cuatro bolas de set desperdiciaron, una de ellas con saque a favor en la muerte súbita. No lo lograron y perdieron (6-2 y 7-6).
Open de Menorca
Juan y Paquito han caído en octavos de final. De las cinco últimas, probablemente, haya sido la derrota más clara. Matías Díaz y Franco Stupaczuk les superaron claramente en todos los aspectos del juego (6-4 y 6-2) y los de Choya no mostraron capacidad de reacción en ningún momento.
En total, Paquito y Lebrón han perdido 9 partidos en toda la temporada. Los cinco últimos se han producido ante dos parejas que han ganado títulos y una tercera que está en el top-5. Si es por resultados, todas parecen derrotas asumibles por lo que la explicación a su bajón, tal vez, tenga otra raíz añadida.
Crisis de juego
Desde su aparición, en el primer torneo de la temporada, la pareja que forman Paquito y Lebrón ha asombrado por su juego. Con el gaditano, indescifrable, partiendo desde la derecha y la endiablada movilidad de ambos, han mostrado un pádel eléctrico, ofensivo siempre, descaradado, fresco.
Sus transiciones vertiginosas entre la defensa y al ataque, la permuta de posiciones, su facilidad para achicar su espacio y ampliar el de los rivales, su creatividad, su remate,… han sido puro espectáculo. Durante la primera mitad de la temporada, no ha habido una pareja que haya jugado mejor.
Su estilo conectó de inmediato con la grada hasta el punto de convertirles en locales en casi todas las plazas que pisaban.
Ambos son jugadores viscerales, con un punto histriónico que han utilizado en beneficio propio en muchos momentos durante los partidos. Desde el principio, ha sido Paquito el soporte emocional de la pareja. Mientras la grada aullaba y aclamaba a El Lobo, era su compañero quien se ocupaba de un trabajo, a veces, oscuro pero efectivo para que Lebrón liberase sus infinitos recursos.
Desde el banco, el maestro Ramiro Choya controlaba la temperatura para evitar que la fórmula se sobrecalentara.
Pero, de pronto, todo eso parece haber dejado de funcionar. La fórmula de Paquito y Lebrón parece haber sido víctima de sí misma. Como si su propia efervescencia hubiera acabado por consumirles.
En los últimos torneos, el sevillano ha dimitido claramente de ese rol de liderazgo y su compañero se ha hundido con estrépito. La comunicación entre ambos sobre la moqueta es muy diferente a la que mantenían en la primera mitad de la temporada. La proximidad y la complicidad que exhibían se han resentido. Las causas no son públicas pero los efectos son evidentes: cualquier contratiempo que les surge en un partido lo afrontan con desánimo.
Lebrón, probablemente el jugador con más talento del circuito, es hoy un espectro de sí mismo. Juega con freno. No se atreve ni la mitad que antes y, cuando lo hace, se tortura ante cada fallo de una manera lapidaria. En una pareja configurada para el riesgo, el paso atrás de Juanito es un lastre. No le ayuda, en absoluto, la ausencia de ese apoyo que le permitía coger impulso.
Hoy, la desconexión entre ambos jugadores sobre la moqueta es notoria. Son dos extraños.
En Mijas, tras perder en semifinales contra Galán y Lima, Juan Lebrón huyó de la pista sin esperar siquiera a su compañero. Al jugador le tocó sesión de diván a solas con su equipo sin la presencia de Paquito.
La escena no es un hecho aislado. Ya habían sufrido algunas desconexiones en determinados momentos pero siempre han estado bajo control o, al menos, han podido reaccionar.
Ahora, no es así. Los intentos de Choya por volver a reconectarles durante los encuentros han sido evidentes. Tanto como la frustración por no conseguirlo ante la actitud de sus pupilos, sometidos a sus propios demonios.
Ahora, con el despido del entrenador español, los dos geniales jugadores buscan, sin escudo, una reacción que no han logrado antes. La medida entraña riesgo. El espejo que tienen es el de Maxi y Sanyo, triunfadores en Menorca después de una sequía terrible.
Los puntanos rompieron con Pratto y con Brea como conjura desesperada para salir de su propia tormenta. Bajo la dirección de Horacio Álvarez Clementi parecen haber encontrado la calma aunque las soluciones que buscaban fuera, al menos algunas de ellas, las tenían en su propio seno interior.
Los números de Paquito y Lebrón con Ramiro Choya
Paquito y Lebrón se despiden de Ramiro Choya en el puesto número dos del ranking a un puñado de puntos de la cima. Es, junto a Maxi y Sanyo, la pareja que más títulos WPT ha logrado este curso (les iguala también Alejandro Galán a título individual).
Los números de esta etapa junto a Choya les sitúan con un porcentaje de victorias del 80 por ciento. Nadie tiene mejor registro que ellos. Han disputado 46 partidos en este 2019 y han ganado 37.
En total, suman 4 títulos en 13 torneos. Han jugado 7 finales y han alcanzado dos veces las semifinales.
Sólo una de las 9 derrotas encajadas se ha producido frente a una pareja que no estaba en el Top-5. Fue en Madrid ante Bela y Tapia, campeones en ese torneo, a los que sólo les han hecho falta dos pruebas más para asomarse a la cuarta plaza.
Quién es el nuevo entrenador de Paquito y Lebrón
Paquito y Lebrón han elegido ya a su nuevo entrenador. Será Marcelo El Negro Fernández, ex jugador profesional, quien lo ha desvelado en sus redes sociales antes de que lo hayan hecho los jugadores.
El coach argentino ya ha entrenado al sevillano en breves tramos de varias temporadas, sobre todo, cuando éste visitaba Almería, lugar de residencia de El Negro. Éste, además, ha dirigido desde el banco el inicio de temporada de Paula Josemaría y Ana Catarina Nogueira.
Por su parte, Ramiro Choya seguirá con sus proyectos profesionales, entre ellos, el entrenamiento de la pareja que forman Alejandro Ruiz y Martín Sánchez Piñeiro, y también de Alba Galán y Victoria Iglesias (que comparte con Javier Peña).
El coach madrileño, que fue número 1 del circuito español, tiene una amplia trayectoria en el mundo del pádel. Gestiona hasta 5 escuelas de pádel en España a través del método de enseñanza Ramiro Choya – Padel Optium.
Además de los citados, ha tenido bajo su dirección a jugadores como Sanyo Gutiérrez, Matías Díaz, Adrián Allemandi o Jordi Muñoz, entre otros.
En su web, recoge una serie de citas propias, entre ellas, una cuya vigencia es hoy incuestionable:
«El éxito y la popularidad son la antesala del olvido y en el segundo lado, se vive más tiempo”.
Ramiro Choya. Entrenador profesional de pádel.